Philologica Canariensia 29 (2023), pp. 213-235
DOI: https://doi.org/10.20420/Phil.Can.2023.597
Recibido: 15 de diciembre de 2022; versión revisada aceptada: 26 de enero de 2023
Publicado: 31 de mayo de 2023
El coloquialismo marrón y las estructuras verbo + marrón: análisis semántico-pragmático y aplicación al aula de ELE
The Colloquial Expression marrón and the Structures Verb + marrón: Semantic-Pragmatic Analysis and Application to the SFL Classroom
L’expression familière marrón et des structures verbe + marrón : analyse sémantique-pragmatique et application à la classe ELE
Lucía Luque Nadal
Universidad de Málaga
ORCID: 0000-0001-8736-7945
Debido al hecho de que la enseñanza de coloquialismos se configura como una necesidad real en el aula de ELE, en este trabajo realizamos un análisis semántico y pragmático del coloquialismo marrón basándonos en las coapariciones que dicho coloquialismo tiene en el CORPES XXI. Hemos seleccionado dicho corpus dado que nuestro objetivo es analizar ejemplos reales y actuales de coloquialismos en español peninsular. Para realizar nuestro estudio seguiremos, en primer lugar, una metodología cuantitativa utilizando un corpus de 155 coapariciones del término marrón utilizado como coloquialismo y sus expresiones derivadas que presentan la estructura verbo + marrón con el fin de identificar sus coapariciones más frecuentes de manera que puedan ser enseñadas en el aula de ELE. A partir del estudio cuantitativo se realiza el análisis semántico y pragmático del coloquialismo marrón.
Palabras clave: coloquialismos, lingüística de corpus, CORPES XXI, ELE, colocaciones
Abstract |
Due to the fact that teaching colloquial expressions has become a real need in SFL classrooms, in this paper a semantic and pragmatic analysis is carried out about the colloquial expression marrón based in its coappearances in the corpus CORPES XXI. This corpus has been chosen since the aim is to study real and present-day examples of that colloquial expression in Mainland Spain. To that end, a quantitative methodology is used by means of a corpus of 155 co-appearances of the Spanish term marrón used as a colloquial expression and its derived expressions that present the structure (verb + marrón) in order to know the most frequent co-appearances of such word so that these examples can be taught in the SFL classroom. Once the quantitative study has been established, the semantic and pragmatic analysis are carried out of the colloquial expression marrón.
Keywords: colloquial expressions, Corpus Linguistics, CORPES XXI, SFL, collocations
Résumé |
Dû au fait que l’enseignement des expressions familières est un besoin réel dans les cours ELE, dans ce travail, nous proposons un analyse sémantique et pragmatique de l’expression familière marrón basé sur les co-apparitions de cette expression dans le CORPES XXI. Nous avons sélectionné ce corpus pour analyser des exemples réels et actuels d’expressions familières en espagnol péninsulaire. Pour mener à bien notre étude, nous suivrons une méthodologie quantitative utilisant un corpus de 155 co-apparitions du terme marrón utilisé comme expression familière et ses expressions dérivées qui présentent la structure verbe + marrón pour identifier ses co-apparitions les plus fréquentes afin que ils peuvent être enseignés dans les cours ELE. Une fois l’étude qualitative a été établie, nous procédons à l’analyse sémantique et pragmatique de l’expression familière marrón.
Mots-clés : expressions familières, linguistique de corpus, CORPES XXI, ELE, collocations
1. Introducción
La enseñanza del lenguaje coloquial es uno de los mayores retos a los que se enfrenta la enseñanza de español como lengua extranjera en la actualidad. En todas las lenguas existen elementos lingüísticos pertenecientes al registro culto cuya correspondencia en otros idiomas es fácil de establecer. El repertorio de elementos coloquiales de cada lengua, sin embargo, es mucho más difícil de delimitar, y, por tanto, de transmitir, de forma que el estudiante extranjero adquiera un conocimiento adecuado del mismo (es decir, que entienda las distintas apariciones de un determinado coloquialismo, e, incluso, sea capaz de emplearlo por sí mismo de manera satisfactoria). Con el objetivo de ejemplificar esta situación hemos elegido el término coloquial marrón. Para su estudio, hemos procedido siguiendo las fases que tradicionalmente se aplican en la investigación lingüística. En primer lugar, hemos descrito el elemento estudiado apoyándonos, en este caso, en los recursos que nos proporciona la Lingüística de Corpus. Esta nos permite comprobar la distribución del coloquialismo marrón, especialmente en lo que respecta a las colocaciones verbales.[1] A continuación, se ha realizado un análisis del término marrón desde el punto de vista semántico y pragmático. Finalmente, en un tercer apartado, se han esbozado algunas instrucciones de empleo de dicho coloquialismo que puedan facilitar la tarea del estudiante de ELE, igual en su comprensión que en sus aplicaciones.
Tanto en la selección del término estudiado (marrón) como en la metodología aplicada a su estudio nos ha guiado la necesidad de inclusión del componente sociocultural en los programas de español como lengua extranjera, tal y como indica el Marco Común Europeo de Referencia para las lenguas (MCERL). El objetivo final de dicha inclusión es dotar al estudiante de español como lengua extranjera de los mecanismos lingüísticos necesarios para poder interactuar, de manera adecuada, en cualquier conversación cotidiana. Santos Gargallo (1993, p. 440) enuncia dicho objetivo de la siguiente manera: “El objetivo prioritario del aprendizaje de una segunda lengua o lengua extranjera es conseguir la aceptación del nuevo usuario en dicha comunidad cultural. Este será aceptado si y solo si posee el bagaje lingüístico necesario para contribuir a la comunicación con intervenciones apropiadas al contexto y a la situación comunicativa concreta en la que está participando”.
Asimismo, la enseñanza de coloquialismos en el aula de ELE ha sido ampliamente desarrollada en trabajos como los de Porroche Ballesteros (1988), Santos Gargallo (1993), Briz Gómez (2002), Albelda Marco y Fernández Colomer (2006), Al-Momami (2013) o García Rodríguez (2015). Otros autores como Ibáñez Quintana (2006), Chenoll Mora (2007) o Albesa Pedrola (2021) han desarrollado aplicaciones didácticas concretas de enseñanza de coloquialismos en el aula de ELE.
2. Estado de la cuestión. Los coloquialismos en español. Características y usos
Desde un punto de vista terminológico, no existe actualmente en la literatura una clara definición y delimitación de los diferentes registros de la lengua. Así, por ejemplo, encontramos diversos términos tales como coloquial, popular, familiar, informal o vulgar, los cuales, a priori, parecen ser sinónimos o cuasisinónimos. Lipka (1992, p. 64) se expresa en esta línea cuando indica que “there are no clear-cut boundaries between the labels colloquial, casual, and slang”. Esta indeterminación terminológica puede deberse o puede fundamentarse en una fehaciente indeterminación del reconocimiento del objeto de estudio (Briz Gómez, 1996, p. 25).
No obstante, en líneas generales, se puede trazar una determinante línea divisoria entre lo coloquial, popular, familiar e informal, por una parte, puesto que todos ellos son variedades diafásicas o registros de la lengua, y lo vulgar, por otra parte, siendo esta una variedad diastrática opuesta al nivel culto, aunque son posibles otras clasificaciones. Así, Hansen et al. (1985) agrupan los términos coloquial y vulgar dentro de las variedades estilísticas que ellos denominan gesenkte Konnotationen (connotaciones bajas), en clara oposición con las gehobene Konnotationen (connotaciones altas), en donde tienen cabida los niveles de lengua formales, literarios, arcaicos, etc. Estas connotaciones se alternan con los términos neutros, es decir, con los lexemas que componen el nivel estándar de la lengua (términos que mostrarían una connotación 0). Esta clasificación propuesta por Hansen et al. (1985), que reúne lo coloquial y lo vulgar en un mismo grupo, se ve representada en el hecho de que incluso, hoy en día, en muchos diccionarios de uso del español, se llegan a confundir las marcas lexicográficas de vulgar y coloquial (Cundín Santos, 2002).
Sin embargo, lo que parece quedar patente y es, además, aceptado por la mayoría de los investigadores en el campo del léxico coloquial, es que los coloquialismos son expresiones del día a día que se utilizan en conversaciones informales en un entorno familiar, en clara oposición con registros más formales y en alternancia con la lengua estándar. En esta línea, indica Lassaleta (1974, p. 16) que “Las causas que empujan al hablante hacia el uso, coloquial de su lengua materna son reducibles a dos, una de carácter lingüístico: la rapidez en entenderse, y otra de naturaleza afectiva: conseguir un tono de intimidad y confianza que es imposible encontrar en el uso oficial de la lengua”.
Más aún, la lengua coloquial se configura como una variante oral de la lengua, por lo que rasgos como la imprecisión, la no finalización de enunciados y la elipsis, junto a las repeticiones, las abreviaciones y las vacilaciones, son constantes en su caracterización. Otros rasgos que la definen son los siguientes:
Por otra parte, el uso de coloquialismos en el aula de ELE es un tema peliagudo al que todo profesor debe enfrentarse más tarde o más temprano. La mayoría de los profesores de ELE prefieren limitarse a enseñar el nivel estándar de la lengua obviando intencionadamente el nivel coloquial. Tal y como indica Chenoll Mora (2007), los coloquialismos, haciendo especial hincapié en los insultos, son una parte muy atractiva de la lengua. Por esta razón, conviene incluir en el aula algunas orientaciones de uso para no abandonar al alumno a su suerte y que las aprenda sin ninguna clave pragmática de uso, hecho que redundaría negativamente en su aprendizaje.
Con todo, un estudiante extranjero difícilmente podrá dominar el uso de un término coloquial porque no ha sido expuesto con la misma intensidad que un nativo a todos sus distintos usos y aplicaciones en diferentes contextos lingüísticos y pragmáticos. Por esta razón, aquello a lo que el docente debe de aspirar es a que el estudiante de ELE consiga una representación de los valores del signo y de las aplicaciones más importantes y frecuentes del mismo. Además de esto, debe de ofrecérsele una “lógica” del término que incluya información relativa a cuándo, por qué y en qué combinaciones suele ocurrir con mayor frecuencia. Por consiguiente, los objetivos perseguidos en este trabajo son, en primer lugar, indicar la importancia que tiene en español peninsular actual el término coloquial marrón y sugerir a los profesores de ELE algunas ideas que puedan serles de utilidad para el tratamiento de los coloquialismos en el aula. Para ello, y, en segundo lugar, realizaremos un estudio cuantitativo de las coapariciones del término marrón utilizado como coloquialismo y sus expresiones derivadas que presentan la estructura verbo + marrón vertidas por el CORPES XXI, de manera que identifiquemos las coapariciones más frecuentes y puedan ser enseñadas en el aula de ELE. A partir de dicho análisis cuantitativo se realizará el análisis semántico y pragmático del coloquialismo marrón.
3. Los corpus como herramientas de enseñanza de coloquialismos en el aula de ELE
Gracias a la Lingüística de Corpus, y, a partir de vastas colecciones de ejemplos de lenguaje natural, tanto oral como escrito, se pueden llevar a cabo análisis empíricos de la lengua, tanto cuantitativos como cualitativos. Así, para el caso del español, además del CORPES XXI, se cuenta con colecciones generales tales como el Corpus del Español Actual (CEA) (Subirats y Ortega, 2012), compuesto por más de 540 millones de palabras, o el Corpus del Español (Davies, 2001) con 100 millones de palabras. En el caso del inglés, cabe destacar el Corpus of Contemporary American English (COCA) (Davies, 2008), con más de mil millones de palabras, y el British National Corpus (BCN) (Davies, 2004), con 100 millones de palabras.
Si bien los usos de los corpus lingüísticos son muy amplios, en concreto, y tal y como indican Torruella y Llisterri (1999, p. 49), “los corpus también pueden proporcionar elementos muy útiles en el campo de la enseñanza de lenguas, sobre todo a la hora de preparar materiales o ejercicios de trabajo en clase basados en un uso real de la lengua”. Diversos autores han indagado en la utilidad que pueden llegar a tener los diferentes corpus del español para la enseñanza del español como lengua extranjera. Entre ellos, destacamos los trabajos de Córdoba Rodríguez (2001), San Mateo (2003), Pitkowski y Vásquez Gamarra (2009), Buyse (2011), Cruz Piñol (2012, 2015), Martos Eliche y Contreras Izquierdo (2018), etc.
Autores como Pitkowski y Vásquez Gamarra (2009, p. 35) señalan una serie de ventajas que presentan los corpus como herramientas pedagógicas en el aula de ELE. De todas ellas, citamos aquellas que redundan positivamente en el presente estudio de los coloquialismos en español:
Desde un punto de vista semántico, la Lingüística de Corpus ayuda sobremanera a completar el mapa semántico de cualquier signo lingüístico de la lengua, dado que el significado de un signo no está en absoluto delimitado por completo en los diccionarios de uso, sino que es la suma de los usos que hacen los hablantes de dichos términos. Es por ello que la Lingüística de Corpus nos aporta dos valiosísimas fuentes de información desde un punto de vista semántico:
a) El espectro semántico de cualquier signo lingüístico de la lengua.
b) La forma en que dicho espectro semántico se pone en relación con los verbos con los que coloca en la lengua.
La suma de ambas informaciones semánticas configura, en última instancia, una suerte de doble radiografía. Por una parte, del significado real que tienen los diferentes términos de las lenguas y, de otra, de las colocaciones más usuales de dicho término. En suma, la posesión de dicha información por parte del profesor de ELE se configura como una gran ventaja para poner sobre la mesa los verdaderos usos de diferentes términos coloquiales del español.
En el caso concreto de nuestro estudio del coloquialismo marrón, nuestro primer objetivo es realizar un estudio cuantitativo de las colocaciones verbales más usuales con dicho coloquialismo en español peninsular. Dicho análisis colocacional se resumiría, de manera lacónica, aunque totalmente válida, en la conocida frase de Firth (1957, p. 179) “you shall know a word by the company it keeps”. No en vano, el análisis colocacional que identifica las coocurrencias de diferentes formas lingüísticas en un determinado ejemplo de lenguaje natural es uno de los mecanismos más usuales a la hora de trabajar la semántica dentro de las investigaciones con corpus lingüísticos, donde se prima la observación de patrones formales en la lengua. Gracias al análisis cuantitativo de dichos patrones, se pretende establecer, en la medida de lo posible, una detallada descripción de los usos más frecuentes del coloquialismo marrón en español actual, así como establecer un mapa de situaciones pragmáticas prototípicas en las que se utiliza dicho coloquialismo.
4. Corpus y metodología para el estudio del coloquialismo marrón
4.1. El coloquialismo marrón: origen
Se ha seleccionado el coloquialismo marrón para realizar nuestro estudio por considerarlo un coloquialismo muy usual en español actual que ha trascendido desde un origen marginal a todos los demás niveles de lengua. En el Diccionario de argot español y lenguaje popular de Victor León (1980, p. 114) se define “el marrón”, dentro del argot marginal, como “producto de un robo, o cualquier cosa que compromete”, aunque también puede hacer referencia a “la causa criminal, el sumario y la condena”. En esta definición se incluyen las colocaciones verbales comerse un marrón que se define como “reconocerse autor de un delito, implicarse en un sumario”; ir de marrón que se define como “encontrarse en una situación ilegal o llevar algo que compromete” y pillar de marrón que es “sorprender in fraganti, con las manos en la masa”. Aclara el autor que todos los anteriores son valores marginales.[2]
De igual forma, se anota dicho origen marginal (jergal) en el Diccionario del español actual de Seco, Andrés y Ramos (1999, pp. 2978-2979) para las definiciones de marrón como “[Heroína] de color oscuro, turca o paquistaní”; “Causa criminal”; “Condena”; “Año de cárcel”; “Algo ilegal”. Añaden estos autores otras definiciones del término dentro del lenguaje juvenil tales como “Cosa o situación molesta o no deseable”, y, con valor coloquial, “Que alude a los excrementos o suciedades fisiológicas”. Se incluyen las locuciones adverbiales comerse/tragarse un marrón con marca de lenguaje jergal/juvenil y con el significado de “Cargar con las culpas”, y, con marca de lenguaje juvenil, con el significado de “Pasar por una situación molesta o no deseable”. Finalmente, se incluye la locución verbal con valor jergal ir de marrón con el significado de “En situación ilegal o comprometida”.
En Sanmartín Sáez (1998) encontramos la descripción semántica más completa del coloquialismo marrón. Para la autora, la significación de marrón como “asunto negativo, problema” deriva del significado de marrón como “prisión, año de condena”. Indica Sanmartín que “al utilizar este término en otros contextos, se mantiene el elemento negativo, pero se aplica a cualquier asunto considerado como tal” (1998, p. 547).
Por su parte, según indican Cianca Aguilar y Gavilanes Franco (2018, p. 149), si bien el coloquialismo marrón pertenece al argot de generaciones anteriores, sigue muy vivo en el español actual. Por ello, no es difícil encontrar ejemplos de dicho coloquialismo en titulares y noticias de prensa, así como en artículos de opinión. De igual forma, dicho coloquialismo aparece también en multitud de textos narrativos, tal y como se puede comprobar si se consulta el origen del soporte de las coocurrencias del coloquialismo marrón en el CORPES XXI.[3] Por último, en diferentes propuestas didácticas sobre coloquialismos en el aula de ELE aparece el coloquialismo marrón como unidad a trabajar (Ibáñez Quintana, 2006; Soriano Fernández, 2012).
En cuanto a su origen, el coloquialismo marrón emana del argot de la delincuencia, pero se instaura sin problema en el ámbito de la jerga militar. Así, según Gómez Capuz y Rodríguez González (2002, p. 279), “[a] partir del conocido término delincuencial marrón hemos registrado comerse el marrón y pillar de marrón, para la idea de ‘cometer una acción ilegal, merecedora de arresto’, e ir de marrón y buscarse marrones, para ‘el hecho de presentar una actitud desafiante y cometer faltas con frecuencia’”.
Por su parte, Buitrago (2007) aporta dos orígenes del coloquialismo marrón. El primero de ellos, basándose en las características inherentes del propio color, y, el segundo, referido a un hecho histórico que data de la etapa de la dictadura franquista. En palabras de Buitrago (2007, p.116), “[c]on respecto al origen de estos dichos, podemos dar dos explicaciones. En primer lugar, marrón —la alusión al color es más que evidente— significaría algo así como ‘mierda’. La segunda explicación nos lleva a los primeros años de la época franquista, en los que era habitual que en la tristemente famosa DGS, la Dirección General de Seguridad de la Puerta del Sol, los detenidos al amparo de la ley de vagos y maleantes (indigentes, prostitutas, pedigüeños...) fueran fichados y pasaran directamente a los calabozos. Con posterioridad, se les entregaban unas tarjetas identificativas: a los que se decidía poner en libertad se les entregaba una blanca; los que quedaban detenidos, la recibían de color marrón. Al parecer, también eran de este color las papeletas que les entregaban al ingresar en la cárcel de Carabanchel, donde acababan muchos de ellos”.
Lo que queda patente es que el color marrón tiende a presentar un sentido peyorativo en español, bien por su relación metonímica con los excrementos o la suciedad, bien por relacionarse con el color del papel en el que recibían los presos sus sentencias o “por el color del primer traje penitenciario de los condenados a prisión” (Sanmartín Sáez, 1998, p. 547). En el caso de la locución pillar con el marrón, el origen se situaría, bien en el color del papel de estraza que los contrabandistas utilizaban para envolver ciertas drogas, o bien en el propio color del hachís, al que, no en vano, se le conoce también como chocolate.
4.2. Metodología de la investigación realizada
Para cumplir el primer objetivo de este trabajo, es decir, llevar a cabo un análisis cuantitativo de las coocurrencias más usuales del coloquialismo marrón, hemos seleccionado el corpus lingüístico denominado CORPES XXI. Dicho corpus, creado por la Real Academia Española (RAE), cuenta en su versión actual (la 0.94), publicada en el mes de julio de 2021, con más de 327.000 documentos que suman alrededor de 350 millones de formas ortográficas. Hemos seleccionado el CORPES XXI para fundamentar nuestro análisis por una doble razón. En primer lugar, por tratarse de un corpus actual ya que contiene ejemplos datados desde el año 2001 hasta el año 2021. En segundo lugar, por tratarse de un corpus de referencia configurado para sacar el máximo rendimiento en tanto que “la recuperación selectiva de la información” (Rojo, 2016, p. 204) y, para el caso que nos ocupa, “la organización jerarquizada que muestra la aplicación de consulta del CORPES permite mayor detalle en la recuperación de información sobre la distribución de las categorías y subcategorías gramaticales” (Rojo, 2021, p. 16).
Para la consecución de dicho objetivo, hemos analizado todas las entradas del término marrón con sus correspondientes coapariciones. Para ello, hemos creado, en primer lugar, un subcorpus ad hoc en donde hemos limitado los resultados a ejemplos tomados de textos de español peninsular y restringiendo la función sintáctica de marrón a sustantivo. Posteriormente, se ha analizado cada ejemplo del término marrón para delimitar manualmente solamente aquellos en los que aparezca usado como coloquialismo con el significado indicado por el DLE (2014, versión electrónica 23.5). A saber, “situación u obligación molesta, desagradable o embarazosa” y, también, con los significados propuestos por el DLE para las locuciones comerse alguien el/un marrón y tragarse alguien el/un marrón: “cargar con una culpa”, “hacer frente a una situación difícil o embarazosa”.
Así, a partir del subcorpus creado ad hoc del término marrón como sustantivo, en textos de español peninsular, sin realizar distinción alguna entre medio (escrito/oral), bloque (ficción/no ficción), soporte (libro/miscélanea/prensa/web), tema ni tipología, se han obtenido un total de 541 casos en 353 documentos. No hemos querido sesgar el corpus limitando la aparición del término marrón en diferentes textos de ficción/no ficción, ni tampoco hacer distinción entre el soporte, tema o tipología, dado que nuestra intención es comprobar y medir el uso real de dicho término usado como coloquialismo en cualquier texto de español peninsular.
4.3. Análisis de resultados
A partir del subcorpus anteriormente delimitado, y, una vez analizado cada ejemplo de manera individual, se han hallado 155 casos en los que el término marrón funciona como coloquialismo. Dichos casos son utilizados en un total de 64 verbos[4] con una estructura encabezada por un verbo que muestra la estructura [verbo + (det/prep) + marrón] con los siguientes números de coaparaciones:
Nº de verbos |
Verbo |
Número de coaparaciones |
% global |
1 |
afrontar |
2 |
1,29 |
2 |
ahorrarse |
2 |
1,29 |
3 |
analizar |
1 |
0,64 |
4 |
arreglar |
1 |
0,64 |
5 |
asumir |
1 |
0,64 |
6 |
buscarse |
1 |
0,64 |
7 |
caerse |
3 |
1,93 |
8 |
cargar |
1 |
1,93 |
|
cargar con |
1 |
|
|
cargarse con |
1 |
|
9 |
colgarse |
1 |
0,64 |
10 |
colocarse |
1 |
0,64 |
11 |
comentarse |
1 |
1,29 |
|
comentarse del |
1 |
|
12 |
comerse |
32 |
20,64 |
13 |
comunicar |
1 |
0,64 |
14 |
considerar |
1 |
0,64 |
15 |
contar |
1 |
0,64 |
16 |
darse cuenta de |
1 |
0,64 |
17 |
dejar |
2 |
5,16 |
|
dejarse un |
4 |
|
|
dejarse con |
2 |
|
18 |
descubrir |
1 |
0,64 |
19 |
desembarazarse de |
1 |
0,64 |
20 |
deshacerse de |
1 |
0,64 |
21 |
detectar |
1 |
0,64 |
22 |
distribuirse |
1 |
0,64 |
23 |
encargarse de |
1 |
0,64 |
24 |
enchironar con |
1 |
0,64 |
25 |
encolomar |
1 |
0,64 |
26 |
encontrarse con |
2 |
1,29 |
27 |
enfrentar |
1 |
0,64 |
28 |
estar con |
1 |
0,64 |
29 |
haber |
1 |
0,64 |
30 |
hacer |
1 |
0,64 |
31 |
hartarse de |
1 |
0,64 |
32 |
heredar |
1 |
0,64 |
33 |
levantar |
1 |
0,64 |
34 |
librarse de |
1 |
0,64 |
35 |
lidiar con |
1 |
0,64 |
36 |
limpiar |
1 |
0,64 |
37 |
llegar como |
1 |
0,64 |
38 |
llevarse |
1 |
0,64 |
39 |
mandar |
1 |
0,64 |
40 |
meter |
1 |
3,8 |
|
meter en |
2 |
|
|
meterse en |
3 |
|
41 |
olerse |
2 |
1,93 |
|
oler a |
1 |
|
42 |
parecer |
1 |
0,64 |
43 |
pasar |
5 |
3,22 |
|
pasar de |
1 |
0,64 |
44 |
perdonar |
1 |
0,64 |
45 |
pensar en |
2 |
1,29 |
46 |
(no) querer |
1 |
0,64 |
47 |
quitarse |
1 |
3,22 |
|
quitarse el marrón de encima |
4 |
|
48 |
repartir |
1 |
0,64 |
49 |
representar |
1 |
0,64 |
50 |
resolver |
1 |
0,64 |
51 |
sacarse de |
1 |
0,64 |
52 |
sacudirse de encima |
1 |
0,64 |
53 |
salir aliviado del |
1 |
0,64 |
54 |
ser |
17 |
10,96 |
55 |
solucionar |
1 |
1,29 |
|
solucionarse |
1 |
|
56 |
tapar |
1 |
0,64 |
57 |
temerse |
1 |
0,64 |
58 |
tener |
7 |
5,16 |
|
tener experiencia en |
1 |
|
59 |
tocar |
3 |
1,93 |
60 |
tragarse |
2 |
1,93 |
|
tragar con |
1 |
|
61 |
trasladar |
1 |
0,64 |
62 |
venir encima |
1 |
0,64 |
63 |
verse |
1 |
0,64 |
64 |
zamparse |
1 |
0,64 |
|
TOTAL |
155 coapariciones |
100% |
Tabla 1. Número de verbos analizados y número de coapariciones en el CORPES XXI
Tal y como se desprende de la tabla 1, solamente encontramos un verbo de alta incidencia (comer) que acapara el 21% de las coapariciones. Para una media/baja incidencia (3-10%) encontramos, ordenados de mayor a menor número de coapariciones, los verbos ser (11%), dejar (5,16%), tener (5,16%), meter (3,9%), pasar (3,9%) y quitarse (3,2%). Cabe indicar también que la suma de los verbos de alta y media/baja incidencia supone un 53,32% del total de las coapariciones. Los verbos con una incidencia mayor al 3% (suma de alta y media/baja incidencia) son los mostrados en la tabla 2:
Nº de verbos |
Verbo |
Número de coaparaciones |
% global |
1 |
comer |
32 |
21 |
2 |
ser |
17 |
11 |
3 |
dejar |
8 |
5,16 |
4 |
tener |
8 |
5,16 |
5 |
meter |
6 |
3,9 |
6 |
pasar |
6 |
3,9 |
7 |
quitarse |
5 |
3,2 |
|
TOTAL |
82 coapariciones |
53,32% |
Tabla 2. Verbos con incidencia mayor a un 3%
Por su parte, los verbos de ultrabaja incidencia (0-3%) suponen un 46,68% del total de las coapariciones. Este grupo está compuesto por un total de 54 verbos sobre un total de 64 y muestran entre 3 y 1 coaparición.[5] Dichos verbos son:
De igual modo, y, con el objetivo de poner de relieve los usos más actuales del coloquialismo marrón en español, con la intención de poder mostrar en el aula de ELE una lista de estructuras lo más actualizada posible, hemos querido acotar temporalmente la muestra de coapariciones a los últimos 5 años, es decir a aquellos usos del coloquialismo datados entre los años 2016 y 2021:
Año |
Verbo |
Número de coaparaciones |
2021 |
zamparse el marrón |
1 |
2020 |
comerse un marrón |
1 |
2019 |
tener un marrón |
1 |
2019 |
comerse un marrón |
4 |
2019 |
analizar el marrón |
1 |
2019 |
meter el marrón de… |
1 |
2019 |
meterse el marrón |
1 |
2019 |
caer un marrón |
2 |
2019 |
cargarle el marrón |
1 |
2019 |
encontrarse con el marrón |
1 |
2019 |
ser un marrón |
2 |
2019 |
deshacerse del marrón |
1 |
2019 |
solucionarse el marrón |
1 |
2018 |
quitarse el marrón de encima |
1 |
2018 |
dejar un marrón |
1 |
2018 |
arreglar el marrón |
1 |
2018 |
verse el marrón |
1 |
2017 |
pasar el marrón |
2 |
2017 |
distribuirse el marrón |
1 |
2017 |
mandar un marrón |
1 |
2017 |
encargarse de un marrón |
1 |
2017 |
pasar un buen marrón |
1 |
2016 |
olerse los marrones |
1 |
2016 |
detectar marrones |
1 |
2016 |
tener un marrón |
2 |
2016 |
ser un marrón |
1 |
2016 |
limpiar un marrón |
1 |
2016 |
comerse un marrón |
2 |
2016 |
colgar un marrón |
1 |
|
TOTAL |
36 |
Tabla 3. Coapariciones del coloquialismo marrón en documentos de los años 2016-2021
De la tabla número 3 se desprende que las 36 coapariciones del coloquialismo marrón en documentos de los años 2016-2021 suponen un 28,3% de las coapariciones. De ellas, el verbo más usado es el verbo comer con 7 coapariciones, seguido de pasar, ser y tener con 3 coapariciones cada uno. No obstante, de los años 2020 y 2021 solamente encontramos 1 coaparición del coloquialismo, por lo que no podría considerarse como ejemplo representativo dado su escaso número de coapariciones.
Finalmente, desde un punto de vista colocacional, y, una vez analizado el subcorpus, se desprende que las colocaciones más usuales del coloquialismo marrón son las siguientes:
Año(s) |
Ejemplo |
N° de coapariciones |
2008, 2010, 2014, 2015, 2018 |
quitarse el marrón de encima |
5 |
2002, 2014, 2019 |
cargarse con un marrón |
3 |
2005, 2006 |
dejar con un marrón |
2 |
2012, 2019 |
encontrarse con un marrón |
2 |
2002, 2009 |
meter en un marrón |
2 |
2001, 2010,2012 |
meterse en un marrón |
2 |
2008, 2010 |
pensar en el marrón |
2 |
2011 |
cargar con un marrón |
1 |
2015 |
darse cuenta del marrón |
1 |
2008 |
desembarazarse del marrón |
1 |
2017 |
encargarse del marrón |
1 |
2014 |
enchironar con un marrón |
1 |
2010 |
hartarse del marrón |
1 |
2001 |
librarse del marrón |
1 |
2011 |
lidiar con un marrón |
1 |
2006 |
llegar como marrón |
1 |
2011 |
oler a marrón |
1 |
2003 |
pasar de marrones |
1 |
2008 |
sacar de un marrón |
1 |
2009 |
salir aliviado del marrón |
1 |
2010 |
temerse con un marrón |
1 |
2009 |
tener experiencia en marrones |
1 |
2001 |
tragar con un marrón |
1 |
Tabla 4. Colocaciones más usuales de marrón como coloquialismo ordenadas de mayor a menor frecuencia
Si comparamos los verbos preposicionales con sus correspondientes sin preposición, queda patente que, en algunos casos, es la forma preposicional la que presenta una mayor frecuencia, p. ej., en el caso de cargar un marrón (1 coaparición) frente a cargarse con un marrón (3 coapariciones), o en el caso de meterse el marrón (1 coaparición) frente a meterse en un marrón (2 coapariciones). En otros casos, es la forma sin preposición la que predomina en el corpus como en tragarse un marrón (2 coapariciones), olerse un marrón (2 coapariciones) y pasarse un marrón (5 coapariciones).
Una vez analizados los datos desde un punto de vista estadístico, queda evidenciado que el verbo más usado junto al coloquialismo marrón es comer. Este resultado era esperable, hasta cierto punto, dado que el Diccionario de la Lengua Española (DLE) define, en su versión electrónica 23.5. (2021), dentro de la entrada del término marrón, la locución verbal coloquial comerse/tragarse el marrón. No obstante, se ha de que señalar que la expresión tragarse el marrón, a pesar de aparecer definida en el DLE, presenta una aparición marginal con un 1,29% de las coapariciones, lo que supone solamente dos ejemplos de uso.
5. Una hipótesis de trabajo sobre la semántica y la pragmática del coloquialismo marrón
Siguiendo a Firth (1957), la distribución de un signo respecto a otros signos (las denominadas ‘coapariciones’) es determinante para conocer en profundidad las características sintácticas, semánticas (y, posteriormente, pragmáticas) del signo. En consecuencia, las colocaciones verbales vertidas por el CORPES XXI corresponden a una lógica profunda de la semántica del coloquialismo marrón. A partir del análisis de dichas colocaciones verbales aprehendemos una serie de características semánticas adicionales que completan el espectro semántico del término marrón usado como coloquialismo y que nos acerca a su compleja naturaleza lingüística. Partimos de la idea de que las diferentes colocaciones verbales del término marrón dibujan una suerte de mapa global que representa los diversos valores y situaciones con que usamos este término. La complejidad del término marrón se basa, en primer lugar, en que constituye un tipo de palabra que se conoce como sustantivo pronominal (otros ejemplos de este tipo de sustantivos son problema, asunto, tema, etc.). En segundo lugar, se ha de tener en cuenta que, aunque gramaticalmente marrón sea un sustantivo, su semántica interna es verbal, es decir, está relacionado con situaciones eventos que tienen la misma complejidad argumental que verbos como vender, comprar, pagar, etc. Por tanto, al emplear el término marrón vemos que existe un script[7] en el que pueden coexistir diferentes elementos y personas implicadas. La consecuencia de lo anterior es que marrón retoma su “personalidad verbal” mediante la coaparición con una serie de verbos que funcionan como operadores, es decir, que determinan la existencia, el comienzo, la transmisión, la finalización, etc., del proceso. Finalmente, otro elemento añadido a la complejidad del término marrón es que se trata de un término coloquial o argótico. Por tanto, corresponde a un registro de uso especial de la lengua y ello, pragmáticamente, hace que tenga afinidad o sintonía con verbos que pertenecen al mismo registro (p. ej., comerse, tragarse, zamparse, etc.), a la par que existen situaciones de la vida cotidiana en las que no se utilizaría dicho término (p. ej., para referirnos a una enfermedad propia o de un miembro de la familia).
Un primer análisis de las coocurrencias del término marrón nos desvela la siguiente estructura semántica:
b1) En primer lugar, puede desarrollar actitudes sosegadas e intelectuales como afrontar, analizar, arreglar, asumir, cargar con, encargarse de, enfrentar, levantar, lidiar con, limpiar, llevarse, pensar en, perdonar, resolver, tener[8] y solucionar[9] un marrón.
b2) Otra opción es aquella en la que el sujeto, impotente, acepta el marrón, y se ve reflejada en colocaciones tales como comerse, estar con, hartarse de, no querer, tragarse, tocar, tragar con, zamparse un marrón. Aunque no sea lo más habitual, el sujeto puede implicarse voluntariamente en un marrón (buscarse).
De todas las anteriores colocaciones emana la idea, desde el punto de vista cognitivo, de que, en las interacciones sociales colectivas, existen problemas, y, existen, también, los hábitos sociales de evitar dichos problemas intentando que sea otra persona la que asuma la responsabilidad o su solución. La proliferación y mayor frecuencia de estos verbos, frente a aquellos verbos que indican una responsabilidad para con el marrón, indica que este es un tipo de problema del cual uno desea librarse lo antes posible, sin importar los medios para lograrlo, ni tampoco la carencia de ética con la que se trata de implicar a terceros. Adicionalmente, se puede hacer una lectura en clave cultural de este hecho gramatical basada en la idea de que el hábito social de ‘trasvasar’ un problema a un inocente o cabeza de turco parece estar bastante instaurado en la cultura española. No en vano, de los 64 verbos que acompañan al lexema marrón, 23 de ellos hacen referencia al hecho de desentenderse del mismo y endosarlo a otra persona.
La idea general que se desprende de las distintas colocaciones es que un marrón entra dentro de la categoría de “problema”, y, como ya se ha indicado, se trata de un sustantivo pronominal que se utiliza para denominar una serie de situaciones, eventos, realidades o conflictos complejos que se dan en el mundo. Semánticamente, por su parte, el marrón es un tipo de problema particular que muestra las connotaciones de ‘desagradable’, ‘ingrato’, ‘inmerecido’, ‘inesperado’ y ‘sobrevenido’.
En resumen, y, a partir del análisis lingüístico de sus coocurrencias, se podría afirmar que el coloquialismo marrón equivaldría a “un evento, acción o realidad desagradables, inesperados e injustos, a veces parcialmente ligados a acciones delictivas, en donde existen dos actantes principales: aquel que comete la acción delictiva o causa el problema y delega, en un inocente, quien, voluntaria o involuntariamente, recibe o acepta la culpa, condena o problema derivados de la acción, evento o realidad original”.
Por otra parte, tanto el lingüista como el profesor de lenguas extranjeras necesitan comprender y explicar la capacidad que poseen los hablantes de una lengua de combinar unos signos con otros permitiendo unas combinaciones y desterrando otras. Partimos de la hipótesis de que los signos no existen aislados en la lengua, sino que se ven afectados y modificados por la combinatoria de otros signos afines, es decir, el signo marrón se ve afectado y modificado por otros signos similares de los que “copia” parte de sus posibles combinaciones. En español existe el término problema que conceptualiza situaciones o asuntos desagradables, siendo marrón un término parecido a problema.[11] Si consultamos el Diccionario combinatorio del español contemporáneo (REDES) advertimos que el término problema puede ir acompañado en español de un total de 172 verbos. Si comparamos los verbos que se construyen junto al término problema con los 64 verbos que se combinan con el término marrón, según el CORPES XXI, se comprueba que existen múltiples coincidencias en los verbos afrontar, asumir, desembarazarse de, detectar, enfrentarse a, librar(se) (de), lidiar, meter(se) (en), representar, resolver, salir, solucionar, tener y venir. Lógica y cuantitativamente, el lexema problema es mucho más amplio que marrón, pero este último presenta una serie de peculiaridades semánticas negativas que, a priori, no posee problema (+inesperado, +injusto, +inmerecido), por lo que su diseño es solo parcialmente coincidente. Por consiguiente, el lexema marrón incrementa su presencia dentro de la lengua hasta ocupar un espacio propio en el que desarrolla una combinatoria particular. Aunque dicha combinatoria está marcada por la variedad de verbos colocadores, bajo esta variedad subyace la reiteración de unos patrones colocacionales que, a efectos didácticos, se podrían concretar, de manera simplificada, en los siguientes grupos:
1. Existencia: estar con, haber, oler a, parecer, ser, verse un marrón.
2. Creación: buscarse, hacer, llegar como un marrón.
3. Afectación/Responsabilización: afrontar, asumir, cargar(se) con, encargarse de, enchironar con, encontrarse con, enfrentar, hartarse de, perdonar, no querer, tener, tener experiencia en, tocar, tragar con un marrón.
4. Evitación: ahorrarse, desembarazarse de, deshacerse de, librarse de, pasar de, quitarse de encima, sacarse de, salir aliviado de un marrón.
5. Transferencia: colgarse, colocarse, dejar(se) con, distribuirse, encolomar, heredar, llevarse, mandar, meter(se) en, pasar, repartir, trasladar un marrón.
6. Evaluación: analizar, considerar, pensar en un marrón.
7. Verbalización/Transmisión de información: comentarse (del), comunicar, contar un marrón.
8. Conocimiento: darse cuenta de, descubrir, detectar, olerse, representar, temerse un marrón.
9. Resolución: arreglar, levantar, limpiar, resolver, solucionar(se) un marrón.
10. Ocultación: tapar un marrón.
Como es obvio, los verbos no son absolutamente uniformes, sino que expresan matices. Así, por ejemplo, las colocaciones verbales venir encima, tocar o caer un marrón, visualizan una situación o desgracia indeseada que afecta inesperadamente al sujeto. Mención especial merecen también los diferentes grados de fuerza expresiva e intensificadora que muestran los colocadores. Así, junto a verbos neutros como (haber, tener o ser un marrón) coexisten verbos sinónimos que muestran una mayor intensidad expresiva como caer, comerse, lidiar con, olerse, sacudirse de encima, tragarse, venir encima, zamparse un marrón. El mayor o menor grado de intensidad expresiva se manifiesta claramente en la aceptación de un marrón. Con un grado neutro, tendríamos colocaciones verbales como afrontar, asumir, etc., mientras que colocaciones como comerse, tragarse, zamparse, muestran un grado de intensidad expresiva muy alto. Cabe señalar que muchos de estos verbos son verbos frasales. Alguno de ellos, como venir encima, refuerza la idea de que algo procedente de fuera, quizá de arriba, cae sobre nosotros y nos aplasta.
Naturalmente, somos conscientes de que una descripción lingüística medianamente adecuada de este signo exigiría un estudio mucho más profundo y extenso que contara con bases de datos y corpus mucho más detallados, pero esta sería la labor de los lingüistas-lexicógrafos. Al estudiante de ELE, en principio, le basta con una somera introducción al empleo del término marrón, combinada con una explicación que le ayude a entender la forma en la que la distribución de un signo, es decir, sus coaparaciones, está ligada directamente con el valor semántico y sintáctico del signo.
6. Conclusiones
Se puede concluir afirmando que el uso generalizado de corpus textuales se dibuja como una herramienta muy útil para establecer los usos colocacionales más generales y extendidos de cualquier coloquialismo del español. Asimismo, gracias al uso de la Lingüística de Corpus podemos aislar aquellas colocaciones más prototípicas (i. e. las coocurrencias de alta y media/baja incidencia) frente a aquellas más marginales (i. e. las coocurrencias de ultrabaja incidencia). De esta forma, podremos llevar al aula de ELE solamente aquellas colocaciones más usuales para que el alumno se familiarice con ellas. Se ha tratado, en suma, de partir de un estudio cuantitativo de la distribución del lexema marrón usado como coloquialismo, para llegar a una aplicación didáctica que pueda ser implementada en el aula de ELE.
Igualmente, tras el análisis detallado de las diferentes colocaciones del término marrón, se han relacionado las colocaciones verbales más usuales del lexema marrón usado como coloquialismo con la semántica de dicho signo. Adicionalmente, se ha establecido un mapa global ontológico del término marrón usado como coloquialismo que puede ser ofrecido a los estudiantes de ELE para que comprendan mejor el uso y el significado de dicho coloquialismo. Hemos seleccionado el coloquialismo marrón por ser un signo coloquial muy frecuente y probablemente elusivo para el estudiante de ELE, especialmente en lo que concierne al hecho de conocer las ocasiones comunicativas en la que puede o no ser usado. Aunque gramaticalmente marrón sea un sustantivo, su semántica es más verbal que nominal. Dicho funcionamiento verbal se materializa mediante la coaparición de marrón junto a verbos de apoyo o que cumplen esta función. Además, como se ha comprobado, no en todos los contextos marrón es intercambiable por problema, dado que marrón se configura semántica y cognitivamente como una realidad mucho más específica.
Complementariamente, el mapa ontológico establecido aporta también conocimientos culturales muy válidos y necesarios para cualquier estudiante de ELE. De hecho, el marrón puede llegar a considerarse como una palabra cultural cuya existencia se justifica por una praxis lingüístico-cultural muy abundante, tal y como se ha podido comprobar en este trabajo.
Con todo, el profesor de ELE deberá de explicar, en los términos más simples posibles, la naturaleza semántica del coloquialismo marrón y su combinatoria más frecuente haciendo especial hincapié en el hecho de que entre los verbos colocadores y el colocado (marrón) debe existir una sintonía de registro, es decir, pragmáticamente no sería correcto utilizar junto a dicho coloquialismo verbos colocadores de un registro culto (p. ej., cometer, perpetrar, incurrir, transmitir, ejecutar, consumar, efectuar, participar, etc.).
Finalmente, y, para valorar específicamente la utilidad que el CORPES XXI tiene como herramienta para localizar las estructuras verbales más frecuentes que acompañan al coloquialismo marrón, se ha de indicar que para el periodo 2001-2014, dicho corpus muestra un total de 119 coapariciones mientras que para el periodo 2015-2021, presenta un total de 36 (apareciendo los años 2020 y 2021 con tan solo 1 coaparición por año). Con estos datos en mente, no parece, a priori, que el CORPES XXI pueda ser considerado la única fuente para comprobar los usos más actuales del coloquialismo marrón, al menos hasta que el corpus se vaya nutriendo de más ejemplos en años venideros. No obstante, para completar el análisis de los usos más actuales del coloquialismo marrón, el profesor de ELE habrá de dirigirse a otros corpus complementarios, si bien estas nuevas consultas exceden con mucho los límites del presente trabajo. Sin embargo, no dudamos de la utilidad que el CORPES XXI presenta en cuanto a su carácter normativo.
[1] En este trabajo hemos obviado intencionadamente otro tipo de colocaciones como las de adjetivo, adverbio, etc., que, si bien son relevantes, quedan fuera del alcance del presente estudio.
[2] Muchas expresiones con el término marrón son usadas únicamente dentro del lenguaje marginal, por lo que dichos valores específicos no son tan conocidos, mucho menos utilizados, en el nivel de lengua estándar.
[3] De los 541 casos de marrón como sustantivo, 188 de ellos aparecen en textos narrativos.
[4] Los verbos preposicionales se han subsumido dentro del verbo del que derivan.
[5] Cada coaparición supone un 0,64% sobre el total.
[6] El verbo encolomar no existe en español. El caso del ejemplo estudiado podría tratarse de un error de interferencia con el término catalán homónimo que significa ‘endosar’. No obstante, si bien el DLE no lo define, en el Diccionario del español total (Diccet) se define la traducción del verbo en español como encalomar de la siguiente forma: “1. v. tr. Endosar, darle a la fuerza algo a alguien que no lo quería o no lo necesitaba; No sabían dónde meterlo y nos han encalomado el sofá” (https://diccet.com/2020/10/16/encalomar/) (Consultado el 23/08/2022).
[7] Entendiendo por script un conocimiento previo en el que se incluye una serie de eventos, actantes y circunstancias que se asocian con el empleo del término marrón en un contexto coloquial determinado. Asimismo, la mayor parte de la información que compone el script de marrón es compartida por los hablantes nativos de una lengua, por lo que, pragmáticamente, cualquier explicación o mención adicional se convierte en redundante e innecesaria.
[8] Cuando la acción de tener un marrón se reitera en el tiempo surge la expresión “tener experiencia en marrones”.
[9] A veces, el marrón puede solucionarse espontáneamente.
[10] El verbo caer suele estar relacionado con hechos negativos (p. ej. me ha caído una maldición encima). Dado que un marrón es algo sorpresivo, injusto, que cae del cielo, etc., fundamenta con creces la utilización del verbo caer.
[11] Relacionados con ambos existen también otros términos parecidos como embrollo, embolado, enredo, dificultad, lío, etc.
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Nota sobre la autora
Lucía Luque Nadal es Profesora Titular de Universidad del Departamento de Filología Griega, Estudios Árabes, Lingüística General, Documentación y Filología Latina de la Universidad de Málaga. Licenciada en Filología Inglesa por la Universidad de Granada (2006), obtuvo el Primer Premio Nacional de Licenciatura (curso 2005/2006). Es doctora por la Universidad de Málaga con Mención Europea (2009). Es autora de varias obras sobre fraseología y cultura: Fundamentos teóricos de los diccionarios lingüístico-culturales (2010) y Principios de Culturología y Fraseología Españolas (Peter Lang, 2012) y sobre historiografía lingüística, así como de cuarenta artículos y capítulos de libro. Sus líneas de investigación son: fraseología, culturología, lexicografía y ELE.
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