Philologica Canariensia 29 (2023), pp. 23-37
DOI: https://doi.org/10.20420/Phil.Can.2023.587
Recibido: 1 de febrero de 2023; versión revisada aceptada: 21 de marzo de 2023
Publicado: 31 de mayo de 2023
Indigenisms in Ludovico Bertonio’s Vocabulario de la lengva aymara (Juli, 1616): A First Approach
Indigénismes dans le Vocabulario de la lengva aymara de Ludovico Bertonio) : une première approximation
Esther Hernández
Instituto de Lengua, Literatura y Antropología,
Consejo Superior de Investigaciones Científicas
ORCID: 0000-0002-6269-1666
Este trabajo trata de demostrar el valor léxico que tiene el Vocabulario aymara compuesto por Ludovico Bertonio (1616) para la lexicografía hispánica. Se trata de una aproximación al estudio de los préstamos andinos presentes en el diccionario. Por ello, da cuenta de los neologismos hallados, organizados por campos léxicos y, de manera específica, analiza el léxico de la alimentación. Ofrece una selección de los contextos en que aparecen indigenismos frecuentes, como chuño, papa y quinoa, pero también da citas de los menos habituales, como achacana, sancayo o tunta, entre otros. Se presentan, pues, registros tempranos fiables de los andinismos, así como pruebas etimológicas relevantes. Con todo, se hacen algunas consideraciones sobre la vigencia y la representación de este léxico indígena en los diccionarios de referencia del DLE y el DAM.
Palabras clave: lexicología, lexicografía, español de América, indigenismos, Ludovico Bertonio
Abstract |
This paper attempts to demonstrate the lexical value of the Vocabulario aymara composed by Ludovico Bertonio in 1616 for Hispanic lexicography. It is an approach to the study of the Andean borrowings present in the dictionary. To this goal, it gives an account of the neologisms found, organised by lexical fields, specifically analyzing the lexicon of food. It offers a selection of contexts in which frequent indigenous terms appear, such as chuño, papa and quinoa, but also cites other less common ones, such as achacana, sancayo or tunta. Thus, reliable early records of Andeanisms are presented, as well as relevant etymological evidence. Nevertheless, some considerations are made about the validity and representation of this indigenous lexicon in the reference dictionaries of the DLE and the DAM.
Keywords: lexicology, lexicography, American Spanish, indigenisms, Ludovico Bertonio
Résumé |
Cet article tente de démontrer la valeur lexicale du Vocabulario aymara composé par Ludovico Bertonio (1616) pour la lexicographie hispanique. Il s’agit d’une approche de l’étude des emprunts andins présents dans le dictionnaire. Il rend donc compte des néologismes trouvés, organisés par champs lexicaux, et analyse spécifiquement le lexique de l’alimentation. Il propose une sélection des contextes dans lesquels apparaissent des indigénismes fréquents, tels que chuño, papa et quinoa, mais en cite également de moins fréquents, tels que achacana, sancayo ou tunta, entre autres. Ainsi, les premiers enregistrements fiables des andinismes sont présentés, ainsi que des preuves étymologiques pertinentes. Néanmoins, certaines considérations sont faites sur la validité et la représentation de ce lexique indigène dans les dictionnaires de référence du DLE et du DAM.
Mots-clés : lexicologie, lexicographie, espagnol d’Amérique latine, indigénismes, Ludovico Bertonio
1. Introducción
Los vocabularios bilingües del español con las lenguas indígenas de América que los misioneros elaboraron durante la etapa colonial proporcionan evidencias documentales de las palabras que el español toma prestadas de las lenguas originarias de América (Hernández, 2018b). La presente investigación se centra en el análisis de los indigenismos léxicos de procedencia andina que se hallan en el Vocabulario de la lengva aymara de Ludovico Bertonio, publicado en Juli, provincia de Chucuito (Puno), por el impresor Francisco del Canto, en 1616 (vid. Martínez Céspedes, 2018).
Bertonio empleó 39 préstamos indígenas de las lenguas aborígenes del área andina que estaban ya integrados en el español de la época. Pertenecen a los campos léxicos de la alimentación (12 palabras), los animales (8), los árboles o las plantas (7), los conceptos geográficos o de organización social (5) y los utensilios o la indumentaria del mundo indígena (7). Se añade a estos nombres un adjetivo de origen quechua (chúcaro < quechua chucru ‘duro’) que está distribuido por casi todas las áreas dialectales americanas del español (según CDH y DAM).
Este trabajo es, por tanto, una contribución a la historia de la lengua española en el área andina a principios del siglo XVII. Lo que trata de mostrar es por qué una obra lexicográfica como la de Ludovico Bertonio —a la que la lexicografía hispánica ha dedicado nula atención, a pesar de tener las entradas en español— no ha perdido su vigencia y, sobre todo, su relevancia como diccionario hispánico, motivos por los cuales lo hacen aprovechable para mejorar los contenidos de los tesoros lexicográficos del español. Se trata, en efecto, de una fuente textual que resulta útil para esclarecer la etimología y conocer la historia de un número considerable de los indigenismos andinos que el español adoptó de manera temprana. Constituye, pues, una fuente de interés para el estudio de la historia del léxico histórico del español americano, ya que el análisis histórico-lingüístico de este diccionario bilingüe con la lengua aimara puede aportar nuevos datos, entre otras cosas, para mejorar los contenidos de las obras lexicográficas de referencia del español como el DLE o el DAM, según mostrarán algunas consideraciones que más adelante se exponen. En esta primera aproximación se aborda el campo léxico de la alimentación.
2. El vocabulario de Bertonio
Ludovico Bertonio (Arcevia, 1557-Lima, 1625) fue un jesuita italiano pionero de los estudios sobre el aimara y estuvo en contacto con distintas variedades de esta lengua (Albó y Layo, 1984). Como es sabido, en el siglo XVII la expansión de la lengua aimara era mayor que en la actualidad; hoy día es lengua oficial en Perú y Bolivia y es hablada por alrededor de dos millones de personas.
Las relaciones interlingüísticas de las lenguas andinas anteriores al contacto con el castellano fueron complejas y tuvieron lugar en diversas direcciones. Se trata de un campo de investigación de gran interés para la lingüística y la filología andina (vid. Adelaar, 1987). En lo que respecta al interés lexicográfico que este trabajo persigue, hay que señalar que está demostrado que el conocimiento previo del contexto histórico de tales situaciones de contacto, que conllevaron el trasvase histórico de préstamos léxicos entre las lenguas andinas, es imprescindible a la hora de determinar la etimología de los préstamos que después el español tomó de las lenguas aborígenes. Así lo ha expresado Cerrón-Palomino (2021, p. 253):
[R]esulta claro cómo el vocabulario del aimara sureño contiene un notable ingrediente puquina, pero también cómo el quechua le debe al aimara y al puquina un caudal léxico no menos importante. En el mismo terreno léxico, al quechua le debe también, a su turno, y desde épocas más recientes, el aimara sureño; de manera semejante, le son deudores las lenguas menores, como el mochica, pero también los idiomas selváticos con los cuales entró en contacto. Tal es la fisonomía léxica de las lenguas andinas, con préstamos mutuos que se entrecruzan previa aclimatación idiomática, y que los estudios de onomástica andina buscan etimologizar, descubriendo la direccionalidad de los procesos de asimilación involucrados. Son, finalmente, estas lenguas las fuentes de los indigenismos del castellano, para cuya recta identificación se requiere, sobra decirlo, la información lingüística respectiva.
Las dos partes del diccionario, español-aimara y aimara-español, del vocabulario bilingüe de Bertonio reúnen alrededor de 10 000 entradas (cfr. Hernández, 2018a, pp. 131-133). Desde el punto de vista del caudal léxico que atesora, su obra lexicográfica ha sido objeto de diversos estudios con propósito léxico o semántico. Así, Torero (1999, pp. 130-131) hizo una lista de todos los préstamos —incluyendo los tainismos— que están registrados como entrada en la sección castellana. Claros Arispe (2012), por su parte, se enfocó en el léxico de la flora y la fauna para las dos lenguas, el castellano y el aimara; Arnold, Aguilar y Yapita (2012) han analizado el campo semántico de los textiles. Lo que aquí se ofrece es una aproximación al estudio de los préstamos andinos contenidos tanto en las entradas de la parte español–aimara como los que aparecen en las definiciones de la parte aimara–español, con atención especial al léxico de la alimentación.
En primer término, conviene tener en cuenta el propósito comunicativo del diccionario para valorar el léxico que contiene. Bertonio expresó que dirigía su obra lexicográfica “[a] los sacerdotes, y curas de la nacion aymara [...] Anotaciones para saberse aprovechar deste vocabulario, y hablar con mas propriedad esta lengua aymara” [en las páginas preliminares al Vocabulario]. En este sentido no nos debe extrañar que gran parte del léxico tomado de las lenguas aborígenes corresponda a campos léxicos que impliquen conceptos y cosas de utilidad para el hombre y que, además, muchos de ellos estén relacionados con el mundo natural o con las costumbres indígenas, pues el propósito último de los misioneros en general, y de Bertonio en particular, fue crear una herramienta práctica para facilitar la comunicación entre los religiosos y los nativos con las miras puestas en sus intereses evangelizadores, fundamentalmente.
3. Los préstamos andinos en el diccionario
El procedimiento de análisis empleado ha consistido en la identificación de los préstamos y en el estudio detallado de su funcionamiento en el texto castellano del diccionario.[1] A expensas de que en un estudio posterior abordemos en profundidad el análisis histórico individualizado de cada uno de estos vocablos, esta primera aproximación tiene como objetivo prioritario plantear una reflexión sobre los asuntos de índole general que se detectan al estudiar la historia y trayectoria de este tipo de neologismos de origen andino.
Dejando por ahora de lado el interesante aporte neológico de otros indigenismos de distinta procedencia (batata, maíz) o de los americanismos semánticos (bolsilla ‘chuspa’, escudillita ‘chamelico’, granadilla [Passiflora ligularis]), la tabla siguiente contiene los andinismos léxicos que aparecen en el texto castellano de las dos partes del vocabulario de Bertonio, distribuidos por campos léxicos.
Alimentos |
Plantas y árboles |
Animales y aves |
Utensilios e indumentaria |
Geografía y sociedad |
achacana achupalla apilla cañahua caui chuño locro oca papa quinoa sancayo tunta |
coca colli hicho hiski layo liui totora |
alpaca caque chinchilla cuy paco tagua vicuña vizcacha |
chamelico chuspa collancha guaca mate quero uncuña |
chácara mitayo pampa puna tambo |
Tabla 1. Andinismos léxicos en el Vocabulario de la lengva aymara de Ludovico Bertonio
Como se puede apreciar en la tabla, un porcentaje elevado de los préstamos tiene origen quechua; pero, incluso, los quechuismos se hallan como entradas de la lengua aimara en el vocabulario de Bertonio. En este sentido, Cerrón-Palomino (2021, p. 247) ha señalado que, en efecto, la lengua aimara “asimiló un caudal nada desdeñable de términos propios de la lengua a la que desplazó, tal como se desprende de la obra monumental bertoniana, examinada con rigurosos criterios etimológicos”. Obvio es que hay palabras que suscitan cuestiones etimológicas controvertidas (véase § 5), que lamentablemente no podemos resolver aquí por no estar esclarecido o bien diferenciado su origen por parte de los lingüistas que a las lenguas andinas se dedican.[2]
4. Alimentos: frutos, raíces tuberosas y comidas indígenas en sus contextos
En este apartado reproducimos una selección de contextos del vocabulario de Bertonio en la que los préstamos aparecen como voces usuales en el castellano. Hay que advertir que la selección de citas se ha aplicado solo a las palabras más frecuentes, como chuño, papa o quinua, mientras que otras palabras que lo son menos, como achacana, sancayo o tunta, presentan la integridad de los contextos en los que aparecen. Al margen de la cuestión cuantitativa que ahora aquí no interesa, las citas siguientes muestran que Bertonio se sirve de un rico vocabulario de la alimentación del mundo indígena y consideramos que tenerlas reunidas en buena parte acaso pueda ser de utilidad para la filología andina. Veremos a continuación que el jesuita da cuenta de manera precisa de los alimentos andinos, su modo de preparación, así como detalles de la vida diaria asociados a la actividad alimentaria.[3]
achacana (Neowerdermannia vorwerkii)
“Hachacana, una mata espinosa y redonda como erizo, cuya fruta, que es agria, se llama Sankayo.”, p. 106; “Puscalla. La fruta amarilla del cardo que llaman Achacana.”, p. 278; “Sancayo: La frutilla del Hachacana, que es vna mata espinosa, es agria y buena de comer.”, p. 308.
achupalla (Ananas comosus; Fascicularia bicolor, Guzmania candelabrum)
“Chulu; Piña de comer, que nace enlos Yungas, fruto dela que llaman achupalla.”, p. 91; “Achupalla: Cardo blanco, y tambien el marco de pesar con balanças, o romana.”, p. 7.
apilla (Oxalis tuberosa)
“Chullco; Mata del apilla.”, p. 92; “Isaña: Oca o apilla, que de suyo amarga si la comen cruda.” p. 181; “Ppñu cchuño: Chuño de apillas.”, p. 26.
“Apillas amargas: Isaña.”, “Apillas secas: Kisa, Caui.”, p. 59; “Caui, Apillas pasadas al sol. Caui Kisa.”, p. 122; “Oca; Apilla: † Su mata; Qhuea.”, p. 336; “Papa como Batata, de que hacen caui: Apilla.”, p. 345.
cañahua (Chenopodium pallidicaule)
“Cañahua. Quinua cenicienta”, p. 36; “Isualla hupa: Quinua siluestre de la que llaman cañahua” p. 183; “Soke: Vna bara o percha con que sacuden la quinua que llaman Cañahua.”, p. 322; “Vekhutha, Canatha, Pitutha: Hazer maçamorra con agua fria, y harina de quinua, o cañagua, y comerla.”, p. 383. [Nótese que cañahua no está registrada como entrada castellana].
cavi (Oxalis tuberosa)
“Apilla: Papas como Batatas de que hazen el Caui.”, p. 24; “Caa. Caui, o Chuño de ocas.”, p. 32.
“Apillas secas: Kifa, Caui.”, p. 59; “Caui, Apillas passadas al sol. Caui kifa.”, p. 122; “Papa como Batata, de que hacen caui: Apilla.”, p. 345.
chuño ‘papa deshidratada’
“Allitha; Menear cosas menudas como Trigo, Arena, Chuño, y su ropa amontonada, como amontonada, como allanando, o reboliuendo el monton destas cosas”, p. 10; “Allaafitha; Hazer que otro le rebuelua algo, permitir, o dexar. Vca haquena cchuñuma allaafi Ma; Dexa, o haz que aquel indio menee, o tienda vn poco tu chuño.”, p. 10; “Caa. Caui, o Chuño de ocas.”, p. 32; “Cacha cchuñu. Chuño rezien hecho, aun no bien seco.”, p. 32; “Colo cchuñu, vel Cchuñu colo: Vna sola papa hecha chuño, como si dixeramos vn grano de chuño.”, p. 50; “Collca, Piura: Troz, Almazen para chuño, quinua, mayz, &c.”, p. 50; “Ccoruchasitha; Curar las papas al hielo para hazer chuño.”, p. 55; “Chamcatha, Cchakhetha. Quebrantar el chuño para cozerle.”, “Chamca: Chuño cozido después de quebrantado.”; “Chamcachasitha: Cozer el chuño para comer.”, p. 69; “Chanichatha, Chanichasitha: Poner precio. Pusi sara cchuñuro chanichatana: Pongamos precio de quatro pesos al chuño.”, p. 70; “Chapuquipatha. Echar axi enel plato de chuño para comer, o enla olla que han de comer.”, p. 71; “Chausutha: Sacar algo de baxo del agua, como pescado, barro, &c. y aun sopas dela escudilla como haze quien come con toda la mano maçamorras, y chuño.”, p. 71; “Chulluatha. Poner al sol las papas para que salga el humor quando las curan para chuño.”, p. 92; “Cchusuatha: Sacar el dicho humor, o aguaça delas papas, y es acción del sol: Lupi cchuñu cchu suy. El sol saca, o atrae, el humor del chuño, o papas eladas.”, p. 98.
“Chuño: Cchuñu.”, “Chuño de Ocas: Caá.”, “Chuño machucado: Chakhe.”, “Chuño, macamorra del: Chamca”, “Chuño fresco de vn dia o dos: Ca cha, vel Cachu cchuñu.”, p. 162.
locro ‘guisado’
“Chamillcu. Olla de guisar locro.”, p. 70; “Lako: Ouas dela Laguna, o yerua verde como estopa, o lana, ysuelen comerla en locros.”, “Lako lokhrofitha: Guisar locro desta yerua.”, p. 187; “Phuku; vna escudillita en que comen locros, o algun regalo semejante. Hilli phuku, vel Chua.”, p. 279; “Ppusca chamillko: Ollita para locro.”, p. 283.
“Escudillita para comer locros, y regalitos: Phukhru cchua.”, p. 224.
oca (Oxalis tuberosa)
“Caa. Caui, o Chuño de ocas.”, p. 32; “Isaña; Oca o apilla, que de suyo amarga si la comen cruda.”, p. 181.
“Oca; Apilla: Su mata; Qhuea.”, p. 336.
papa (Solanum tuberosum)
“Amca vel choque. Papa, comida ordinaria destos indios.”, “Amcachatha: Coger vn surco, o dos de papas delas primeriças.”, “Amcachasitha: Estar en cierne las papas.”, p. 15; “Anacachu. Papas que degeneraron de su bondad, ni son de comer.”, p. 19; “Apharu, Papas siluestres amargas.”, p. 23; “Apilla: Papas como Batatas deque hazen el caui.”, p. 24; “Ayruntatha: Plantar, o sembrar papas Vsase enlos Yungas mas que enlos Lupacas.”, p. 29; “Caana. Con algo differente pronunciacion. Monton de papas, o de piedras.”, “Cahuatha. Allegar la tierra a las matas de las papas, paraque crezcan.”, p. 32, “Callmu, vel CCaullu; Papas a medio assar, o cozer.”, p. 34; “Ccati: Papas cozidas.”, p. 43; “Colo cchuñu, vel Cchuñu colo: vna sola papa hecha chuño, como si dixeramos vn grano de chuño.”, p. 50; “Ccochi amca; Papas tempranas.”, p. 54; “Ccoruchasitha; Curar las papas al hielo para hazer chuño.”, p. 55; “Kotutha: Kotuthapitha : Andar al rebusco delas papas, o dela quinua &c.”, p. 58; “Ceumu; vna carga de algo. Amca maaccumu,vel Maa ccumuamca; vna carga de papas.”, p. 62; “Cchapina: Papa morada por de dentro.”, p. 77.
“Papa, comida ordinaria delos indios: Amcca, l.Cchoq: algunas especies dellas iremos poniendo.”, “Papas las mas conocidas y buenas en esta tierra son, Puma coyllu, Amajaa, Ahuachucha, Ppatticalla, Nayrappoco, vlla talla Allca hamacorani; Allca phiñu; Kusku, Vila kapi, Huatoca, Apichu, Ccullukauna.”, “Papas malas de su genero: Pacokhahua, Iurama, Choquhinchu, Choque phitu, Luki, Cchaara.”, “Papas escogidas entre las buenas de qualquiera especie: Chiquilla, vel Qhueni, Ttumiri.”, “Papas blancas y larguillas: Surimana.”, “Papas aguanosas: Cchiqui.”, “Papa siluestre: Apharu.”, “Papa que degenerò de su bondad: Hanka amcca.”, “Papa como Batata, de que hazen caui: Apilla.”, “Papas tempranas. Ccochi.”, “Papas sarnosas; Choco choco, l. Hanka, y assi se llama el sarampion.”, “Papas moradas por de dentro, y suelen hazer tinta dellas; Cchapina.”, “Papas siluestres muy pequeñas: Ipiamca Y porque nacen en grandenumero Ipina ipipa, sinifica mucho en numero, o muchissimo.”, “Papas quenacen quando las otras se siembran, por auerse quedadodebaxo dela tierra; Kea.”, “Papas que quedaron muy pequeñas por causa del yelo: Llullu,vel Phiki.”, “Papas que resisten mucho al yelo, Luki, Hakhayari.”, “Papas mescladas de diuersas especies y colores: Cchalu, Cchakhru.”, “Papas curadas en el agua: Tunta, de que hazen macamorra, o las cuezen como chuño enteras.”, “Papas curadas al sol y al yelo; Cchuño, que es la comida ordinaria destos indios.”, “Papas cozidas: Ccati. “Papas assadas al rescoldo: Sirque.”, “Papas assadas en hornillos con terrones que abrasan: Huakha. Si es al coger. Hapu, al tiempo de sembrar.”, “Papa assada y arrugada: Sonco huakha.”, “Papas prolongadillas: Sucuya luki. í Sembrarlas, Deseruarlas, Cogerlas a la cosecha, Cozerlas, &c. Busquese en sus lugares, y aqui solamente diremos lo que particularmente conuiene a ellas. Sacarlas despues de sembradas hurtandolas, o por otras causas y pleytos: Lantatha. Sacarlas sin arrancar la mata, Iñacatha.”, pp. 345-346.
quinua (Chenopodium quinoa)
“Accallpu: Harina de quinua por tostar.”, p. 5; “Acu thaa: Tortilla de quinua tostada al hielo.”, p. 7; “Ahano: La espiga dela quinua. Cogerle, o quebrarle. Kichicatha.”, p. 7; “Callpa, ccanuna: Chacara donde acaban de coger las papas, en que suelen sembrar quinua.”, p. 34; “Cami hupa; Quinua entre colorada y negra.”, p. 35; “Hañira: Era para pisar quinua.”, p. 119; “Hupa hiura; Quinua. o Mijo.”, p. 165; “Llukhta; Ceniza que hazen dela caña dela quinua. y amasando la despues la comen con coca.”, p. 207; “Mutu: Buñuelos, o tortillas de quinua a semejança de vn bonete de clerigo.”, p. 225; “Sanco: Maçamorra muy espesa de harina de quinua.”, p. 308; “Thaa: Torta que hazen de papas cozidas, o quinua molida, poniendola a resfriar y endurecer en lugar ayroso.”, p. 342.
“Aguacero por agosto, el primero que llega para sembrar la quinua. Phathi.”, p. 28; “Echar agua enla quinua, trigo &c para apartar las granças […].”, p. 199; “Quinua, semilla de esta tierra: Hupa.”, “Quinua siluestre: Aara, Isualla, Caá llappi.”, “Quinua mala de pidar: Kollmo. s. La muy colorada o morada […]”, p. 396.
sancayo (Corryocactus brevistylus)
“Añapancu. La flor del Sancayo.”, p. 21.
“Sancayo: La frutilla del Hachacana, que es vna mata espinosa, es agria y buena de comer.”, p. 308.
tunta ‘papa lavada y deshidratada’
“Papas curadas en el agua: Tunta, de que hazen maçamorra, o las cuezen como chuño enteras”, p. 346.
Esta breve muestra de los contextos en los que aparecen los andinismos en el diccionario de Bertonio permite conocer en buena medida cómo era la alimentación de los pueblos nativos y cómo obtenían sus productos. Algunos de ellos, como la papa —y hoy día en parte también la quinua—, se han difundido de manera global, mientras que otros son productos propios de la cultura andina, como chuño, locro y oca. Se trata de neologismos que estaban prácticamente integrados en el habla de la época, a juzgar por la profusión de ocasiones en que la mayoría aparece representada en el diccionario. De particular interés resulta el caso de la achupalla, que los españoles denominaron piña, como claramente nos hace ver Bertonio, y que hoy es más conocida mundialmente con la voz ananás en otras lenguas. Por último, cabe destacar que la distribución actual de algunas palabras, como es el caso de apilla en Chile, da una idea de la extensión geográfica de la influencia de las lenguas andinas en la época.
5. Algunas consideraciones sobre la utilidad del vocabulario de Bertonio
En primer lugar, el vocabulario de Bertonio presenta el interés de adelantar la fecha de documentación de algunas palabras de procedencia indígena, frente a la que podemos hallar en los corpus, diccionarios y estudios habituales sobre americanismos (CDH, CORDE, CORDIAM, Friederici, LHA, entre otros). De manera específica, alrededor de la mitad de los indigenismos andinos de este campo léxico tiene la primera atestiguación en el vocabulario de Bertonio, esto es: achacana (Bertonio, Vocabulario aimara, 1616), achupalla (Jerónimo de Vivar, Crónica y relación copiosa y verdadera de los reinos de Chile, 1558 [en Sánchez, 2020, p. 357]), apilla (Bertonio, Vocabulario aimara, 1616), cañahua (Bertonio, Vocabulario aimara, 1616), cavi (José de Acosta, Historia natural y moral de las Indias, 1590 [en CORDE]), chuño (Francisco Pizarro, Instrucción impartida por Francisco Pizarro y fray Vicente de Valverde a Diego Verdejo para regirse, 1540 [en CORDE]), locro (Bertonio, Vocabulario aimara, 1616), quinua (Juan de Betanzos, Suma y narración de los incas, 1551 [en CDH]), oca (Cieza de León, Crónica del Perú, c. 1550 [Friederici]), papa (Fernández de Oviedo, Historia general y natural de las Indias, islas y tierra firme del mar océano, c. 1546 [LHA]), sancayo (Bertonio, Vocabulario aimara, 1616) y tunta (Bertonio, Vocabulario aimara, 1616).
En segundo lugar, tales documentaciones son útiles para desvelar o confirmar etimologías. De esta manera, pese a que la procedencia aimara no esté confirmada por los especialistas en las voces achacana, sancayo y tunta, el análisis del tratamiento de la voz achacana por parte de Bertonio desvela un hipotético origen aimara, al estar registrada esta forma en la parte aimara-castellana del vocabulario (cfr. “Hachacana, una mata espinosa y redonda como erizo, cuya fruta, que es agria, se llama Sankayo”, p. 106). En cambio, esta su palabra sinónima, sancayo, solo aparece como préstamo y no como vocablo aimara, y lo mismo sucede en el caso de tunta. Estos tres vocablos parecen tener uso hoy en Bolivia (vid. Ramos Ramos, 2021), si bien el DLE no las recoge. El DAM las registra como voces peruanas y solo tunta la sitúa también como difundida en Bolivia; el lema achacana remite a la variante acacana; como se puede observar a continuación, ninguna de las tres presenta etimología:
acacana.
I.1.f. Pe. Planta de hasta 15 cm de altura, de tallo globoso con costillas pronunciadas, flores en forma de copa y fruto de color rojo o amarillo con semillas negras; su fruto es muy apreciado en la cocina y como remedio medicinal. (Cactaceae; Cereus peruvianus). (achacana). ◆ gigantón.
sancayo.
I.1.m. Pe. Planta de hasta 5 m de altura, de tallo carnoso con espinas, ramificado libremente desde la base, de color verde oscuro, y flores amarillas y fragantes. (Cactaceae; Corryocactus brevistylus).
2.Pe. Fruto del sancayo en forma de baya verde-amarillenta, redonda y jugosa, de 12 cm de diámetro, con abundantes espinas, de sabor ácido y agradable; muy utilizado en jugos y bebidas calientes.
tunta.
I.1. f. Pe, Bo. chuño, fécula de la papa. rur.
Por otro lado, todo indica que hay acuerdo en el origen quechua o aimara de las palabras achupalla, apilla, cañahua, cavi, oca, papa y quinoa. Estas palabras están perfectamente integradas en el texto español del diccionario; muchas de ellas lo hacen con el apoyo de la secuencia “que llaman” o mediante definiciones sinonímicas (achupalla = “piña de comer”); y todas, salvo cañahua, tienen incluso entradas en la parte castellano-aimara, lo que legitima su uso en el habla de la época. La procedencia de locro, sin embargo, puede ser controvertida a juzgar por su funcionamiento en el texto, pues este nombre no aparece aislado en el diccionario, sino que forma parte de una secuencia en el texto aimara; se trataría, por tanto, de un quechuismo integrado en el aimara (< quechua ruqru; cfr. “Lako lokhrofitha: Guisar locro desta yerua.”, p. 187). En cambio, el tratamiento del préstamo chuño resulta claro en el vocabulario por lo que respecta a un hipotético origen aimara (cfr. “Chuño: Cchuñu.”, p. 162); en el DLE aparece la etimología siguiente: “Del quechua ch'uñu ‘papa helada y secada al sol’”.
En tercer lugar, la temprana documentación de una palabra en el vocabulario de Bertonio ayuda a conocer la estructura de la palabra, más concretamente a saber cómo tuvo lugar la adaptación del neologismo en el español. Por ejemplo, Bertonio escribió cañahua y los datos de frecuencia y de distribución geográfica en las distintas fuentes históricas y actuales del español apuntan a una mayor vigencia de esta variante cañahua. Así, en el Fichero general hay 26 cédulas, s. v. cañahua, frente a 3 cédulas s. v. cañihua; en el DH aparecía la variante cañahua (v. TDHLE); y, actualmente, se documentan las formas cañagua (3, Bol.), cañahua (5, Bol. Per. Col) y cañihua (6, Per. Bol. Esp. RDom) en CORPES XXI. La inestabilidad en la forma fonético-gráfica de esta palabra nos plantea, por consiguiente, la reflexión lexicográfica de qué variante conviene lematizar y definir preferentemente en los diccionarios, es decir, si se debe seguir un criterio de difusión o vigencia, o un criterio etimológico, interesante asunto que, con carácter más general, desarrollaremos en futuras investigaciones. El DLE en su edición actual recoge la variante cañigua, forma cercana a la etimología que propone, que es la variante actual mayoritariamente documentada en Perú según CORPES XXI.
DLE, s. v. cañihua
Del aim. qañiwa.
f. Perú. Especie de mijo que sirve de alimento a los indios y con el cual, fermentado, se hace chicha.
Resulta evidente, de todos modos, que el DLE debería incluir también en su distribución geográfica a Bolivia, así lo señalaba ya Baldoceda Espinosa (1999, p. 133): “falta consignar Bolivia”. Por su parte, el DAM recoge cañahua, pero remite a cañihua, y es la variante que define.
DAM, s. v. cañahua.
I.1. Bo. Cañihua
s. v. cañihua. (Del aim. qañiwa)
I. 1. f. Pe. Bo. Planta anual hermafrodita similar al mijo, de hasta 60 cm de altura, de tallo erguido con manchas de color rojo y amarillo igual que las hojas, y flores pequeñas. (Poaceae; Chenoposium spp.) (cañahua).
2. Fruto en forma de grano de la cañihua, de 1mm de diámetro y cubierta rugosa de color oscuro; sirve para hacer chicha cuando fermenta. (cañahua).
Un problema similar plantea el indigenismo cavi o caví, pues suscita dudas su pronunciación llana o aguda, pero también su vigencia. Fuentes modernas transcriben cavi, ya sea aimara o quechua, y todo parece indicar que el étimo es kawi; en Quilis (1998, p. 83) leemos: “cavi (qch). caví es el tubérculo oca, secado al sol”. Es este un indigenismo histórico que debió ser usual en el habla andina del siglo XVII a juzgar por la documentación que hallamos en los corpus (LHA, CORDE), pero debió perder vitalidad seguramente en favor de la otra palabra indígena equivalente: oca. En la edición de la crónica de Juan de Acosta que reproduce el CORDE, aparece cavi en el texto de la forma siguiente:
pero en raíces y comidas debajo de tierra paréceme que es mayor la abundancia de allá, porque en este género acá hay rábanos, y nabos y zanahorias, y chicorias y cebollas, y ajos, y algunas otras raíces de provecho; allá hay tantas que no sabré contarlas. Las que ahora me ocurren, ultra de las papas que son lo principal, son ocas y yanaocas, y camotes y batatas, y jícamas y yuca, y cochuchu y cavi, y tótora y maní, y otros cien géneros que no me acuerdo. Algunos de estos se han traído a Europa (J. de Acosta, Historia natural y moral de las Indias, 1590, en CORDE).
La tradición lexicográfica de la lengua española ha continuado introduciendo esta palabra seguramente a partir del testimonio de esta crónica. Como voz aguda, caví, la introdujo primero John Stevens en su diccionario español-inglés de 1706, quien aludía precisamente a Acosta, y después le siguió el Suplemento de la Academia de 1803 (“caví. La raíz del Perú llamada oca, quando está seca y guisada”), según el NTLLE. De ahí en adelante por tradición, la Academia ha mantenido esta variante acríticamente en las sucesivas ediciones del diccionario. Sin embargo, la palabra no aparece en el DAM y, según Baldoceda Espinosa (1999, p. 135): “es […] Vocablo desusado en Perú”.
En cuarto lugar, el estudio contrastivo de la competencia entre las palabras que designan los tubérculos andinos, apilla, cavi y oca, revela cómo era la estructura onomasiológica en la que conviven tales préstamos indígenas en el español andino a comienzos del siglo XVII. Además, tal información se puede a la vez combinar con hechos de historia cultural. En este sentido, no cabe duda de que el vocabulario de Bertonio merece la atención no solo de los lingüistas, sino también de los antropólogos o los historiadores. Tiene indiscutible interés etnográfico el contexto en que aparecen palabras que hoy resultan ampliamente extendidas no solo en el español actual, sino también en otras lenguas, como la quinua (Frago Gracia, 2014) o la papa o patata. Pues bien, estas palabras que aparecen en el vocabulario de Bertonio con presencia abrumadora están asociadas a determinadas costumbres propias de las mujeres (cfr. “Quicutha. Es tambien cantar las mugeres, quando todas juntas muelen la quinua, o quando bueluen muchas dela chacara que han sembrado, o cogido.”, p. 276); o con actividades mágico-religiosas (cfr. “[…] Amccachatha, Amccachasitha. Contar vna almoçada dellas [papas] para saber si sera el año bueno ó malo: Piu irutatha, es gran supersticion.”, “Papas mostruosas que nacen como vna mano, o balaustradas, o como vna cabeça, &c. Llalla hua, y hazen supersticiones cón ellas.”, pp. 345-346).
6. Conclusiones
Este trabajo ha tratado de demostrar el valor léxico y lexicográfico del Vocabulario aimara compuesto por Ludovico Bertonio en 1616. Sucede que, frente a otros géneros textuales, los vocabularios bilingües del español con las lenguas originarias americanas presentan pruebas etimológicas relevantes y registros tempranos fiables de los préstamos que el español tomó de estas lenguas indígenas, una información novedosa que puede ser aprovechada por la lexicografía hispánica.
Se ha podido observar que proporciona muestras palpables de la historia compartida entre el español y las lenguas andinas. Específicamente, el análisis de los indigenismos andinos del campo léxico de la alimentación en su contexto dentro del diccionario ha suministrado datos lingüísticos e interlingüísticos adicionales acerca de las nuevas palabras, tanto si están en las entradas como en las definiciones del vocabulario bilingüe de Bertonio. Sin duda, estos datos pueden ayudar a contribuir al avance del conocimiento de la historia de la “riqueza lingüística” americana (Corbella, 2021, p. 315).
Con todo, esta primera aproximación al rico y original vocabulario neológico empleado por el jesuita Bertonio en su Vocabulario aymara ha planteado, además, algunos de los problemas que suscita el tratamiento de los americanismos en los grandes repertorios de referencia del español, el DLE y el DAM, como pueden ser la conveniencia de seguir criterios histórico-etimológicos o de tener en cuenta el uso o la vigencia de las palabras propias de América a la hora de decidir su representación en estos diccionarios.
[1] Como en otros trabajos dedicados a los americanismos léxicos (p. ej.: Hernández, 2018b), seguimos la concepción del neologismo de García Yebra (1985). Para una visión y bibliografía actualizada de dicho concepto, vid. Clavería Nadal (2016, pp. 13-34).
[2] Actualmente, para los estudios etimológicos, se plantea la necesidad de una mayor sistematización de los análisis que tengan en cuenta, por ejemplo, las marcas morfológicas propias de cada lengua (vid. Eloranta, 2019).
[3] En primer lugar, aparecen las citas de la parte aimara-español del Vocabulario por haber mayor abundancia de neologismos en las definiciones, y, después, en párrafo aparte, aparecen las citas textuales de la parte español-aimara. Se marcan en negrita los préstamos que están integrados en el texto castellano, mientras que la cursiva se emplea para reproducir el texto aimara y la redonda para el texto castellano. Para la fácil comprensión del significado del indigenismo, se proporciona el nombre científico, si es un concepto del mundo natural (pese a que, en ocasiones, no podamos despejar todas las dudas de si Bertonio se refería realmente a la especie en cuestión); y, si no es este el caso, se da una definición muy general de la palabra, para facilitar su rápida y cómoda identificación. Como es natural, se respeta la ortografía y la puntuación original del ejemplar del vocabulario impreso en 1616.
8. Referencias bibliográficas
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Nota sobre la autora
Esther Hernández es investigadora científica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, especialista en dialectología y español de América. Ha publicado numerosos artículos en revistas internacionales y nacionales sobre estas materias. Autora de varios libros, como Lexicografía hispanoamerindia (1550-1800), publicado en 2018, ha dirigido varios proyectos de investigación, el último ha sido el “Tesoro léxico de americanismos”. Actualmente participa en el proyecto “La filología en la Edad de Plata. Los materiales inéditos del Centro de Estudios Históricos” y ha editado el archivo digital del Glosario medieval del CSIC. Coordina con Pedro Martín Butragueño el Seminario permanente de Variación y diversidad lingüística (El Colegio de México/CSIC).
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