Philologica Canariensia 30 (2024), pp. 377-392
DOI: https://doi.org/10.20420/Phil.Can.2024.682
Recibido: 31 de diciembre de 2023; versión revisada aceptada: 21 de abril de 2024
Publicado: 22 de junio de 2024
Anita Belciugăţeanu y Carpe rosam: su recepción en Francia y España
Anita Belciugăţeanu and Carpe rosam: Its Reception in France and Spain
Anita Belciugăţeanu et Carpe rosam : sa réception en France et en Espagne
Mónica Martínez Sariego
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
ORCID: 0000-0002-7541-3147
Este trabajo aborda un episodio de la biografía intelectual de la italianista y comparatista rumana Anita Belciugăţeanu (1892-1944): la recepción de su monografía Carpe rosam: tema poetică a trandafirului în literatura italiană şi franceză a Renaşterii (1931). Se repasa, en primer lugar, la biobibliografía de Belciugăţeanu, con énfasis en su trayectoria académica y sus principales contribuciones al comparatismo rumano. Posteriormente, sobre la base de investigación bibliográfica de primera mano, se da cuenta de la recepción de su obra en Francia y España. Se publica documentación inédita al respecto: las anotaciones de Paul Van Tieghem sobre su ejemplar de Carpe rosam, que la autora rumana le remitió, y la dedicatoria que Blanca González de Escandón escribió en un ejemplar de su propia obra, dirigida a la propia Belciugăţeanu, que, aparentemente, no llegó nunca a su destinataria.
Palabras clave: Belciugăţeanu, carpe rosam, comparatismo, romanística, recepción
Abstract |
This article delves into an episode of the intellectual biography of the Italianist and Romanian comparatist Anita Belciugăţeanu (1892-1944): the reception of her monograph Carpe rosam: tema poetică a trandafirului în literatura italiană şi franceză a Renaşterii (1931). Firstly, Belciugăţeanu’s biobibliography is reviewed, emphasizing her academic journey and significant contributions to Romanian comparatism. Subsequently, based on firsthand bibliographic research, the reception of her work in France and Spain is explored. Previously unpublished documentation is presented: Paul Van Tieghem's annotations on the copy of Carpe rosam sent to him by the Romanian author and the words that Blanca González de Escandón dedicated to Belciugăţeanu in a copy of her own work, which apparently never reached its intended recipient.
Keywords: Belciugăţeanu, carpe rosam, Comparatism, Romanistics, reception
Résumé |
Ce travail explore un épisode de la biographie intellectuelle de l’italianiste et comparatiste roumaine Anita Belciugăţeanu (1892-1944): la réception de sa monographie Carpe rosam: tema poetică a trandafirului în literatura italiană şi franceză a Renaşterii (1931). Tout d’abord, la biobibliographie de Belciugăţeanu est passée en revue, mettant l’accent sur son parcours académique et ses contributions significatives au comparatisme roumain. Ensuite, basée sur une recherche bibliographique de première main, la réception de son travail en France et en Espagne est explorée. Une documentation précédemment inédite est présentée : les annotations de Paul Van Tieghem sur l’exemplaire de Carpe rosam que l’auteure roumaine lui a envoyé et les mots que Blanca González de Escandón a dédiés à Belciugăţeanu dans un exemplaire de sa propre œuvre, qui n’a apparemment jamais atteint sa destinataire prévue.
Mots-clés : Belciugăţeanu, carpe rosam, comparatisme, romanistique, réception
1. Introducción
Pretendemos en este trabajo ofrecer una breve nota sobre un aspecto concreto de la biografía intelectual de la italianista y comparatista rumana Anita Belciugăţeanu (1892-1944): la recepción de su monografía Carpe rosam: tema poetică a trandafirului în literatura italiană şi franceză a Renaşterii (Belciugăţeanu, 1931), una de sus más destacadas contribuciones, en otros ámbitos de la Romania, singularmente en Francia y en España. Como paso previo al estudio de este episodio de su trayectoria intelectual, repasaremos brevemente su biobibliografía[1] y daremos cuenta de la especificidad de su trabajo comparatista. A diferencia de otros grandes intelectuales rumanos,[2] la obra de la profesora Anita Belciugăţeanu ha recibido hasta el momento una atención muy escasa fuera de su Rumanía natal. De ahí también el interés de esta breve semblanza previa.
2. Biobibliografía de Anita Belciugăţeanu (1892-1944)
Nacida en 1892 en Jorasti, hija de una familia numerosa de etnia hebrea, Anita Lazăr Linden (su nombre de soltera) (Berciu-Draghicescu, 2013, p. 592) manifestó desde muy joven un gran interés por el estudio de las lenguas extranjeras, lo que motivó que, a los diecinueve años, su padre decidiera enviarla a estudiar a Viena con sus dos hermanos mayores. Así, en 1911 se inscribe en los cursos de filología románica de Wilhelm Meyer-Lübke (1861-1936). Transcurrido un año, el padre, cuya situación económica había empeorado, pide a sus hijos que vuelvan a Rumanía, petición a la que acceden su hermano y hermana mayores, pero no Anita, que decide continuar sus estudios en París, aun sin el apoyo económico paterno. Provista, quizá, de una carta de recomendación de Meyer-Lübke, pasó a ser lectora de rumano en la École des langues orientales vivantes de La Sorbona, aunque, para subsistir, debía dar también clases particulares de latín. Interesada especialmente por el provenzal y el italiano, escoge este último como lengua principal de estudio —lo que hoy llamaríamos major— y en esa área realiza su tesis de licenciatura a finales de 1917. Tras un año de estancia de estudios en Florencia, regresa a Bucarest en 1919 (Beiu-Paladi, 1999, p. 33).
Con una licenciatura por La Sorbona, colegas varones, tanto mayores como más jóvenes que ella, habrían podido acceder con facilidad al mundo académico rumano,[3] pero para una mujer no resultaba tan sencillo. En un primer momento Belciugăţeanu enseñó italiano en el liceo Titus Maiorescu y luego en la Escuela Central. Habría permanecido allí, sin posibilidad de continuar con su investigación, de hacer el doctorado y de desarrollar una carrera académica, de no haber sido porque en la comisión formada para el examen de habilitación didáctica estuvo el romanista italiano Ramiro Ortiz, fundador de la cátedra de italiano en la Universidad de Bucarest. Con la recomendación de Ortiz, la joven comenzó a enseñar literatura italiana en el Seminario Pedagógico y, desde 1921, también en la universidad, como ayudante.
A partir de esta fecha comienza a publicar en la revista italiana Roma, fundada en 1921, artículos y estudios de crítica literaria, especialmente sobre Dante, Leopardi y D’Annunzio (Beiu-Paladi, 1999, p. 34). En 1921 contrae matrimonio con el médico Licurg Belciugăţeanu. En 1923 da a la imprenta su Curs de istorie a literaturii italiene,[4] que firma como “de Anita Dr. L. Belciugăţeanu”, porque era costumbre que una mujer firmara con el nombre y la profesión del marido. El manual estaba redactado en rumano porque se destinaba a los estudiantes de italiano del primer año, que muchas veces llegaban a la universidad sin conocimiento preliminar de la lengua. La obra parte de un análisis histórico para llegar a una síntesis estética y es, según Nina Façon, “un trabajo de tipo positivista que ilustra el alto nivel científico de los estudios universitarios rumanos en aquel tiempo” (1969, p. 10).[5] Con dos hijos pequeños a su cargo, Belciugăţeanu redacta en italiano su tesis doctoral La poesia di Giacomo Leopardi, que presenta en 1925, a los 33 años, y cuya versión en rumano, ampliada (Poezia lui Giacomo Leopardi), publica en 1928 (Beiu-Paladi, 1999, pp. 34-37).
Tras la publicación en 1931 de su libro Carpe rosam, trabajo de erudición considerado como su mejor obra, Belciugăţeanu pasó de ser asistente a ser maître de conferences (equivalente a profesora titular en España) en la Facultad de Letras de la Universidad de Bucarest, donde permaneció hasta 1940. En ese año presenta su dimisión, alegando motivos de salud, pero en realidad para intentar sustraerse a la depuración o persecución derivadas de los dos decretos-leyes antisemitas que se promulgaron el 8 de agosto de 1940 en Rumanía, un país alineado con las Potencias del Eje durante la segunda guerra mundial (Anton, 2009, p. 16). Para entonces, su padrino, Ramiro Ortiz, había abandonado esa universidad para ocupar la cátedra de Filología románica en Padua y su plaza la había cubierto Alexandru Marcu, que había continuado con el tipo de estudios comparatistas cultivado por Ortiz, esencialmente centrados en las relaciones de las literaturas italiana y rumana. Los últimos estudios de Belciugăţeanu, en la línea de Carpe rosam, son esencialmente trabajos positivistas de comparatística, que demuestran la asimilación de los métodos de la escuela francesa, con la que la autora mantuvo un fecundo intercambio intelectual (Beiu-Paladi, 1999, p. 38).[6]
Desde 1941, la profesora dirige varias instancias al Ministerio, con la solicitud de ser readmitida como profesora en la universidad. El proceso administrativo se demora y la autora muere prematuramente a los 52 años, en julio de 1944 (Anton, 2009, pp. 17-18; 2011b, pp. 81-82). Esta desgracia nos privó de las que hubieran sido, sin duda, sus más interesantes y maduras aportaciones.
3. El comparatismo rumano: Carpe rosam como monografía representativa
En torno a Ramiro Ortiz se gestó desde muy pronto una escuela de literatura comparada.[7] Buena parte de su actividad, centrada en las relaciones entre la cultura rumana y la italiana, se enmarcó en la metodología de la denominada Quellenforschung o Crítica de Fuentes, que había alcanzado gran desarrollo en la Alemania del siglo XIX, aunque con un carácter excesivamente mecánico (Laguna Mariscal, 1999, pp. 167-168; 2004, p. 410). La Crítica de Fuentes será llevada a su culmen, si bien de manera modulada, por Ernst Robert Curtius (1886-1956) en su célebre Europäische Literatur und lateinisches Mittelalter (1948).[8] Es ilustrativo a este respecto el curso de Ortiz Fortuna labilis: Storia di un motivo medievale,[9] publicado en 1927, donde defiende que los orígenes de la poesía románica han de buscarse en la lírica eclesiástica latina en vez de en la poesía popular medieval. Ortiz ilustra en su estudio la circulación del motivo Fortuna labilis, considerando sus variantes desde Ovidio hasta Leopardi y reseñando numerosos ejemplos en la literatura del Medievo y del Renacimiento. La metodología basada en el rastreo de fuentes será adoptada también por sus alumnos, a quienes Ortiz infunde el espíritu científico y la necesidad de integrar la evolución literaria rumana en el contexto de las literaturas romances.
El alumno más brillante de Ortiz fue, quizá, George Călinescu (1899-1965), pero en su escuela encontramos también a Alexandru Popescu-Telega (1889-1970), Alexandru Marcu y a la misma Anita Belciugăţeanu, como reconoce el propio Ramiro Ortiz: “quale scuola è senza falsa modestia, proprio la mia scuola (Ortiz, Popescu-Telega, Belciugăţeanu, Marcu, Călinescu)” (Ortiz, 1923b, p. 83). Varias décadas más tarde, buena parte de estos investigadores, incluida nuestra autora, serán citados por Dima (1969) como hitos significativos de la corriente del rastreo de motivos en el seno del comparatismo rumano. Aunque también estudiaron otras cuestiones filológicas, la mayoría de ellos se ha abierto un hueco en la historia del comparatismo rumano precisamente por estos trabajos.
Son varias las contribuciones de Belciugăţeanu que podemos inscribir en la línea de la escuela de Ortiz, algo más aperturista que la francesa. Representativo de la dirección impresa por Ortiz a la investigación rumana es, por ejemplo, el trabajo “Reflets d’histoire roumaine dans les livres d’Amades de Gaule”, publicado en el volumen Mélanges d’histoire littéraire et de littérature comparée offerts à Charles Drouhet, de 1940. Pero los hitos más significativos son, a nuestro juicio, la conferencia Actualitatea lui Leopardi (Belciugăţeanu, 1937) y la obra que le valió el acceso a la titularidad, Carpe rosam, de 1931.
En Actualitatea lui Leopardi, Belciugăţeanu, continuando con la línea de investigación que ya había abordado en su curso de italiano de 1921 y en su monografía sobre Leopardi de 1928, establece una serie de paralelismos entre la poesía del italiano y la de otros autores, singularmente la del rumano Mihai Eminescu (1895-1988). La investigadora se refiere a los paralelismos en la visión del mundo de los dos grandes románticos, pero aduciendo semejanzas que se deben, en la mayor parte de las ocasiones, no a una influencia directa, ni siquiera a haber bebido de fuentes comunes, sino a unos mismos intereses filosóficos y estéticos, esto es, a una poligénesis culturalmente determinada. Este trabajo, en que Belciugăţeanu parece considerar más interesante el tertium comparationis que la relación monocausal, trasciende, pues, el comparatismo de corte francés más estricto, que focalizaba su interés en las relaciones factuales y los contactos efectivos.
Sobre el modelo de Ramiro Ortiz en su estudio sobre el motivo de Fortuna labilis y partiendo de un curso impartido por este profesor en la Facultad de Letras de Bucarest durante 1927/1928, Belciugăţeanu desarrolla, en fin, la que muchos consideran su mejor obra: Carpe rosam: tema poetică a trandafirului în literatura italiană şi franceză a Renaşterii. Se trata de un trabajo positivista de historia literaria sobre el tópico del collige, virgo, rosas. Su aportación radica en explorar la continuidad entre las formulaciones del tema poético de la rosa en la Biblia y, sobre todo en la Antigüedad grecolatina —singularmente en el De rosis nascentibus— y las recreaciones de la literatura italiana y francesa del Renacimiento, a cuya cristalización han contribuido —según la tesis de la autora— las aportaciones de la Edad Media latina y románica (e. g. Roman de la Rose). La estructura es lineal. A una introducción (pp. 5-13) le sigue un estudio del motivo en la poesía griega (pp. 14-22), en la poesía romana (pp. 23-45), en la poesía latina medieval (pp. 46-48), en la Edad Media francesa (pp. 49-66), en la Edad Media italiana (pp. 67-87), en el Renacimiento italiano (pp. 88-134) y en el Renacimiento francés (pp. 135-183). Estos dos últimos apartados son los más completos, en tanto que cubren la época de eclosión del tópico. Cierran el volumen unas conclusiones (pp. 184-192) y un índice alfabético (pp. 193-195).
4. La recepción de Carpe rosam en Francia y España
Hay constancia de que Anita Belciugăţeanu se esforzó por dar difusión internacional a su obra. Hizo llegar un ejemplar, por ejemplo, al que entonces era uno de los más ilustres comparatistas a nivel mundial: Paul Van Tieghem (1871-1948). Van Tieghem sucedió en la cátedra a Fernand Baldensperger (1871-1958), quien había sido el primer catedrático de literatura comparada en La Sorbona[10] y el autor más influyente del denominado “comparatismo de las cátedras” (Vega y Carbonell, 1998, p. 44).[11] Si bien Van Tieghem había anticipado parte de sus planteamientos sobre la disciplina desde los años veinte, el manual donde cristaliza definitivamente su visión de la literatura comparada, titulado La littérature comparée, ve la luz en 1931,[12] justo el mismo año que Carpe rosam. Su influencia en generaciones posteriores de comparatistas franceses, pero también españoles y portugueses, fue decisiva.[13]
Van Tieghem recibió un ejemplar de la monografía dedicado por Anita Belciugăţeanu (Fig. 1).[14] La autora escribió, bajo su nombre impreso, “Docentă universitară”, y añadió la siguiente dedicatoria: “À Monsieur Van Tieghem hommage respectueux de l’auteur Anita Belciugăţeanu Janvier 1932 Bulevardul Carol I 23 Bucarest”.
Fig.1. Portada del libro Carpe rosam (Belciugăţeanu, 1931) con dedicatoria de Anita Belciugăţeanu a Van Tieghem
Fig. 2. Página 5 del ejemplar de Belciugăţeanu (1931) con glosas de Van Tieghem
Fig. 3. Página 57 del ejemplar de Belciugăţeanu (1931) con anotación de Van Tieghem
Van Tieghem realizó una lectura del libro con atención e interés, según se desprende de las numerosas anotaciones que escribió al margen. Añade glosas en francés a las palabras y expresiones rumanas (Fig. 2), lo que sugiere que no dominaba el rumano, aunque pudiera tener cierto conocimiento de esta lengua. Corrige abundantes erratas en los textos latinos citados (pp. 2, 20, 22, 24, 29, 31, 33, 35, 36, 41, 42, 93, 96, 98, 99, 101, 102, 179) y en los franceses (pp. 156, 159, 168, 176, 180, 181). También consigna llamadas de atención respecto a cuestiones de fondo, como cuando cuestiona, con signos de admiración e interrogación —y a veces también con anotaciones—, algunas atribuciones (pp. 32, 56) o dataciones (p. 60 y p. 62: “sûrement pas du XIVe!”). En un par de ocasiones Van Tieghem se muestra interesado en las menciones, por parte de Belciugăţeanu, de la rosa, sin que esté implicado el tópico del carpe rosam (pp. 43, 96). En otros momentos, Van Tieghem detecta el tópico negado o invertido: “Idée opposée [au] thème. Noli carpere rosam!” (p. 57; Fig. 3), “autre idée que le carpe rosam” (p. 127), “autre” (p. 175). En algunos casos apunta sugerencias bibliográficas (p. 140).
Van Tieghem no llegó a redactar la reseña del libro, pero sí lo hizo un investigador rumano afincado en París, Basil Munteanu (1897-1978), que fue también profesor de literatura comparada en la Facultad de Letras de Bucarest y, durante varias décadas, secretario editorial de la Revue de Littérature Comparée, fundada en 1921 por Fernand Baldensperger y Paul Hazard (1878-1944) y convertida, desde muy pronto, en el órgano comunicativo por excelencia del comparatismo francés.[15] Munteanu, con espíritu crítico, sostiene que en el libro de Belciugăţeanu, aunque aquí y allá se indique una fuente, se establezca una conexión o se esboce un paralelo, “l’aspect vraiment historique de son sujet demeure dans l’ombre” (1933, p. 135). Considera, por ello, que la aportación más clara de la obra es la de ser “un recueil de textes commentés” (1933, p. 135).
Es probable que Anita Belciugăţeanu también hiciera llegar algún ejemplar de su libro a España[16]. En efecto, Blanca González de Escandón[17] fue la autora de Los temas del carpe diem y la brevedad de la rosa en la poesía española (1938), un libro emblemático sobre este tópico del carpe diem en el ámbito hispánico y que se había inspirado, indudablemente, en el libro Carpe rosam de Belciugăţeanu. González de Escandón cita el libro de Belciugăţeanu en su prólogo (González de Escandón, 1938, p. 6) y menciona igualmente a Belciugăţeanu en el interior del estudio (p. 61), para reprocharle que no cite un soneto de Bernardo de Tasso como fuente inmediata del soneto XXIII de Garcilaso. Si Munteano pudo afirmar que el libro de Belciugăţeanu es una compilación de textos comentados, algo similar podría decirse respecto a la obra de González de Escandón: Los temas del carpe diem constituye una completa antología, precedida por un estudio preliminar de 80 páginas que examina la evolución histórica del tópico.[18]
Como corolario de este trabajo quedaría preguntarnos si Anita Belciugăţeanu llegó a conocer el trabajo de González de Escandón. Aunque Belciugăţeanu no trató en su investigación la literatura española, lo cierto es que el trabajo de Escandón ampliaba y complementaba su monografía, abordando el estudio de los temas del carpe diem y la brevedad de la rosa en otra literatura románica (la española), y citaba su trabajo como referencia y fuente de inspiración (como ya hemos apuntado). Sin embargo, probablemente no llegó a tener noticia de él. Era costumbre entonces, como hoy, enviar ejemplares de los libros publicados a revistas extranjeras, especialmente francesas, para reseña, así como ofrecerlos a modo de obsequio a colegas que trabajaban sobre temas afines.[19] Precisamente, tenemos constancia de que González de Escandón quiso enviarle un ejemplar dedicado de su obra a Anita Belciugăţeanu, con la dedicatoria: “A la Dra. Anita Belciugateanu [sic], en testimonio de admiración sincera. Blanca G. de Escandón” (Fig. 4), pero parece evidente que este ejemplar, que adquirimos en la Llibreria Anticuària Farré de Barcelona y pertenece ahora a nuestra biblioteca personal, no salió nunca de la capital catalana. La obra de Escandón fue publicada en la Universidad de Barcelona en 1938. Pues bien, la tarjeta de acuse de recibo preimpresa permanece en el interior del libro, sin rellenar (Figs. 5 y 6). Y el porqué resulta fácil de deducir, si tenemos en cuenta que el 25 de enero de 1939 entraron las tropas franquistas en Barcelona, produciéndose una ingente desbandada de intelectuales. El libro debió de quedar abandonado en algún despacho o almacén de la Universidad de Barcelona (institución que había sido responsable de la edición), sin que nunca llegara a expedirse. Cuando, años más tarde, se saldaron los libros del servicio de publicaciones de la Universidad de Barcelona a librerías de lance, este volumen vio nuevamente la luz y pudo llegar, desde la librería Farré, a nuestras manos. Los hados no dispusieron que llegara a manos de su destinataria original, que había fallecido en 1944.
Fig. 4. Portada de González de Escandón (1938), con la dedicatoria de la autora a A. Belciugăţeanu
Fig. 5. Anverso de tarjeta de acuse de recibo
Fig. 6. Reverso de tarjeta de acuse de recibo
5. Conclusiones
En este trabajo nos hemos referido a la recepción de la obra Carpe rosam: tema poetică a trandafirului în literatura italiană şi franceză a Renaşterii (1931), de Anita Belciugăţeanu, entre los estudiosos franceses y españoles. Para contextualizar, breve y necesariamente, la figura y obra de la autora rumana, nos hemos basado en las aportaciones de Luminiţa Beiu-Paladi (1999) y de Corina Anton (2009, 2011b). Para referirnos a su recepción en otros ámbitos de la Romania, hemos realizado una investigación bibliográfica. No solo hemos consultado, en efecto, la reseña publicada por Munteano (1933) en la Revue de Littérature Comparée, sino que también hemos examinado personalmente el ejemplar de la obra que la autora dedicara a Van Tieghem, que este anotó y que se conserva en la Biblioteca Malesherbes de La Sorbona, en París. También hemos tenido acceso al ejemplar de Los temas del carpe diem y la brevedad de la rosa en la poesía española que la española Blanca González de Escandón dedicó a la autora rumana, en testimonio de su gratitud por haberle proporcionado información e inspiración relevantes para la elaboración de su propio trabajo. Este ejemplar, sin embargo, nunca llegó a salir de España, probablemente debido a la Guerra Civil en que entonces se hallaba sumido el país.
Los vericuetos de esta historia constituyen un capítulo menor, aunque curioso e interesante, en la historia de la romanística europea, y se revelan como sintomáticos de algunos rasgos de los estudios literarios de la Europa de la primera mitad del siglo XX: la centralidad de Francia en los estudios comparatísticos; el florecimiento de una escuela de romanística comparada en la universidad rumana, por impulso y bajo el liderazgo del romanista italiano Ramiro Ortiz, con especial interés en la comparación entre las literaturas italiana y rumana; el establecimiento de fluidas relaciones académicas y científicas, en el campo de la romanística, entre la Europa occidental (Francia, España) y la oriental (Rumanía), con la intermediación de Italia; y, por último, la tendencia de los estudios románicos a adoptar una metodología ecléctica, entre la filología, la crítica de fuentes, la topicología y la literatura comparada.
[1] Trazar la biobibliografía de Anita Belciugăţeanu es complicado, pues apenas contamos con los trabajos de Beiu-Paladi (1999), nieta de la autora, y de Anton (2009, 2011b). A estas dos investigadoras, con quienes hemos intercambiado información en comunicación personal per litteras, debemos la mayor parte de los datos sobre la trayectoria personal de nuestra comparatista, cuya singladura académica es también difícil de trazar. Sus libros pueden encontrarse en algunas bibliotecas francesas e italianas, pero no en España. Incluso en Bucarest, donde, dada su condición de docente universitaria, era previsible un mayor conocimiento de su figura, sus obras estuvieron durante mucho tiempo en el llamado “fondo especial”, al que fueron relegadas por haber sido publicadas en el período de entreguerras (y ser consideradas, por tanto, por el régimen comunista de Rumanía como susceptibles de transmitir a los jóvenes universitarios una cultura “ideológicamente peligrosa”) (Beiu-Paladi, 1999, p. 32).
[2] La primera mitad del siglo XX, y especialmente el período de entreguerras, suele considerarse la “edad de oro” de la cultura rumana. La academia rumana, que mantuvo una potente conexión con las principales tendencias culturales europeas, realizó relevantes aportaciones propias, tanto a nivel artístico como científico. En el ámbito de las Humanidades contamos con figuras de la talla, por ejemplo, de Nicolae Iorga (1871-1940), Ramiro Ortiz (1879-1947) o Alexandru Marcu (1894-1955), cuyas biografías y obras han sido convenientemente rescatadas y estudiadas (Turcuş, 1999; Burcea, 2002; Săndulescu, 2003).
[3] Es el caso de Charles Drouhet (1879-1940) y de Nicolae Serban, que, tras su estancia en París, ocuparían la cátedra de francés en Bucarest y en Iaşi respectivamente; el de Alexandru Marcu (1894-1955), que, a su regreso de Florencia, se convertiría en profesor asociado de italiano; o el de Dragoş Protopopescu (1892-1948), que sería profesor de inglés en Cernăuţi y luego en Bucarest.
[4] Volumen que se publicó en Bucarest en la Tipografia “Jockey Club”, Ion C. Văcărescu.
[5] Façon (1969, p. 10), como se cita en Beiu-Paladi (1999, p. 35). La traducción al español es nuestra.
[6] Beiu-Paladi no especifica cuáles son esos trabajos.
[7] Su carrera académica la desarrolló entre Rumanía, donde comenzó a enseñar Filología Italiana en 1909, e Italia, ya que, italiano de nacimiento, Ortiz se trasladó a la Universidad de Padua a enseñar Filología Románica desde 1933 hasta el año de su muerte. Aunque no ocupó una cátedra de literatura comparada, sus estudios eran de carácter comparatista. Cf. Renzi (2009).
[8] Curtius, en su monumental obra, postulaba la continuidad de la cultura clásica, transmitida en latín en forma de tópicos literarios durante la Edad Media, en la literatura europea moderna. Sobre la significación de Curtius y su síntesis de aportaciones metodológicas y críticas previas y diversas, cf. Rubio Tovar (1997; 1999, p. 319): “No se refiere en exclusiva a la historia, ni a la filología, ni a la filosofía, ni a la crítica, sino que incumbe a todas ellas”.
[9] El tópico Fortuna labilis se refiere al carácter incierto y mudable de la fortuna.
[10] En 1910 fue invitado por Ferdinand Brunot (1860-1938) a París, donde fue, sucesivamente, encargado de un curso en literatura comparada (1910-1919) y de otro en letras modernas (1923-1925) y finalmente catedrático de literatura comparada de 1925 a 1935, tras un período como catedrático de la misma materia en la Universidad de Estrasburgo (1919-1923).
[11] El denominado “comparatismo de las cátedras francesas” suele identificarse con la escuela positivista francesa. En él incluye Remak a Van Tieghem, Marius-François Guyard (1921-2011) o René Étiemble (1909-2002) (Remak, 1998, p. 91), aunque de forma un tanto imprecisa, porque el trabajo de Étiemble no puede encuadrarse en el positivismo francés, tal y como Remak lo define.
[12] Una semblanza de Van Tieghem como “comparatiste en bon Européen” puede verse en Dethurens (2000). Consúltese también la necrológica redactada por Baldensperger (1949).
[13] La herencia de Paul Van Tieghem se manifiesta en Carré (1951, 1952), Pichois y Rousseau (1967), Jeune (1968) e incluso en la actualización de Pichois y Rousseau por Brunel (Brunel, Pichois y Rousseau, 1983). Fuera de Francia su sombra se proyecta en España y Portugal. Cf. Pageaux y Machado (1981, 1988), Guillén (1985) y Pageaux (1994). Desde relativamente pronto se plantearon al modelo positivista de Van Tieghem numerosas objeciones, especialmente desde Estados Unidos. Cf. Wellek y Warren (1948, pp. 38-45) y Wellek (1953, 1959, 1968). Frente a los enfoques francés y norteamericano, Maestro (2017, pp. 1053-1243; 2017-2022: III, 8) propone una visión hispánica del comparatismo.
[14] Este ejemplar, que consultamos personalmente con ocasión de una estancia llevada a cabo en Université Paris IV-Paris Sorbonne durante el curso 2005/2006, se halla en la Bibliothèque Malesherbes (Sorbonne-Paris IV). Signatura: HL 312. Lleva el sello del “Institut d’Études Roumaines” (Faculté des Lettres de Paris).
[15] Era un autor bilingüe: escribía con idéntica soltura en rumano y francés. A partir de cierto momento empezó a firmar como Munteano, en vez de Munteanu. Así lo hizo ya en la reseña a Belciugăţeanu (Munteano, 1933).
[16] No hemos podido localizar la presencia de ningún ejemplar del libro de Belciugăţeanu en el catálogo de la Biblioteca Nacional de España (http://catalogo.bne.es/uhtbin/webcat), ni en el catálogo colectivo de bibliotecas públicas de Cataluña (https://atena.biblioteques.cat/), ni en REBIUN, catálogo colectivo de las bibliotecas universitarias de España (https://www.rebiun.org/).
[17] Blanca González de Escandón Ruiz de Angulo (1914-ca. 2005) nació en Barcelona. Cursó la licenciatura de Filosofía y Letras (Sección Semíticas) en la Facultad de Filosofía y Letras y Pedagogía de la Universidad de Barcelona (1930-1935). El libro Los temas del carpe diem, que estaba acabado para 1937 y fue publicado en 1938, no fue resultado de su tesis doctoral, como a veces se afirma, sino un trabajo de clase o quizá una tesina. Fue catedrática de Lengua y Literatura Española de Enseñanza Media, con destino en institutos de Huesca y de Manresa, hasta que en 1949 solicitó la excedencia voluntaria para casarse con el romanista francés, de origen sefardí, Maurice Molho (1922-1995) (Monge Casao, 2003). El matrimonio vivió desde 1955 en Francia (en París y Burdeos), donde Molho ejerció como profesor de universidad (Cuenca, 1993). En coautoría con Maurice Molho publicó varios libros antológicos con un carácter divulgativo (González Escandón y Molho, 1947 y 1948).
[18] Comentarios más amplios de poemas sobre el carpe diem y la brevedad de la rosa en la literatura hispánica pueden verse en Martínez Sariego (2007, 2008).
[19] Así lo demuestra el hecho de que la editorial de la Universidad de Barcelona dispusiera de tarjetas postales preimpresas, con la función de acuse de recibo. Es significativo que estas tarjetas estaban escritas en francés, que se consideraba en la época la lengua internacional de comunicación y cultura (como el inglés hoy), mientras que el nombre de la Facultad estaba escrito en catalán (“Facultat de Filosofia i Lletres i Pedagogia”), de acuerdo con la tendencia nacionalista que primaba en Cataluña durante la Segunda República Española (1931-1939).
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Agradecimientos
Queremos dejar constancia de nuestro sincero agradecimiento al profesor Gabriel Laguna Mariscal, por su colaboración en la investigación conducente a la elaboración del presente trabajo; a las profesoras Luminiţa Beiu-Paladi (nieta de Anita Belciugăţeanu) y Corina Anton, por habernos proporcionado información difícil de localizar; al profesor Luis Alberto de Cuenca (pariente lejano de Blanca González de Escandón), por haber intercambiado datos e impresiones sobre Maurice Molho y sobre González de Escandón (véase Cuenca, 1993, p. 62); al profesor José Ismael Gutiérrez, director de la revista Philologica Canariensia, por su concienzuda labor de edición y corrección del trabajo; y a los revisores anónimos del artículo, por sus pertinentes sugerencias críticas. Los errores u omisiones que persisten son responsabilidad exclusiva de la autora.
Nota sobre la autora
Mónica María Martínez Sariego es Profesora Titular de Literatura Española en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Es Licenciada en Filología Hispánica (ULPGC), Filología Inglesa (UCO) y Teoría de la Literatura y Literatura Comparada (UGR). Ha trabajado como profesora en la UCO y en la ULPGC. Ha completado estancias de investigación prolongadas, tanto en el extranjero (Université París IV-Sorbonne, Université París III-Sorbonne Nouvelle, Universität zu Köln, University of California, Université de Genève y Sapienza-Università di Roma) como en España (CSIC, Universitat Pompeu Fabra y Universitat de Barcelona). Ha escrito más de cien publicaciones especializadas sobre Literatura Española y Comparada, Recepción Clásica, Tematología y Estudios de Género.
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