Philologica Canariensia 31 (2025), pp. 325-344
DOI: https://doi.org/10.20420/Phil.Can.2025.772
Recibido: 22 de junio de 2024; versión revisada aceptada: 13 de septiembre de 2024
Publicado: 30 de mayo de 2025
Linguistic Characterization of the Verbal Locutions in the Light of the Literary Work of don Íñigo López de Mendoza (Marquis of Santillana)
Caractérisation linguistique de la classe locutionnaire verbale en relation á l’œuvre littéraire de don Íñigo López de Mendoza (Marquis de Santillana)
Santiago Vicente Llavata
Universitat de València
ORCID: 0000-0001-8846-2434
Este trabajo pretende avanzar en el conocimiento de la fraseología histórica española. Su objetivo fundamental es el de ofrecer una caracterización lingüística de la clase locucional verbal a la luz de la obra literaria de don Íñigo López de Mendoza. La metodología empleada se articulará en torno a un estudio descriptivo sobre el estatuto de la clase locucional verbal en la teoría fraseológica del español, así como sobre la configuración gramatical y el desarrollo diacrónico de las locuciones verbales registradas en la obra de Santillana. Los resultados indican que el segmento temporal del siglo XV resultó de gran trascendencia en la generación de locuciones verbales, y certifican la consolidación de los paradigmas gramaticales descritos en su proceso de fraseologización.
Palabras clave: lingüística histórica, fraseología histórica, teoría fraseológica, locución verbal, Íñigo López de Mendoza (marqués de Santillana)
Abstract |
This paper aims to advance in the knowledge of Spanish historical phraseology. Its main objective is to offer a linguistic characterization of the verbal locutionary class in the light of the literary work of don Íñigo López de Mendoza. The methodology employed will be articulated around a descriptive study on the status of the verbal locutionary class in the phraseological theory of Spanish, as well as on the grammatical configuration and the diachronic development of the verbal locutions recorded in Santillana’s work. The results indicate that the temporal segment of the 15th century was of great importance in the generation of verbal locutions, and certify the consolidation of the grammatical paradigms described in the process of phraseologization.
Keywords: historical linguistics, historical phraseology, phraseological theory, verbal locution, Íñigo López de Mendoza (Marquis of Santillana)
Résumé |
Ce travail vise à faire progresser la connaissance de la phraséologie historique espagnole. Son objectif principal est de proposer une caractérisation linguistique de la classe locutionnaire verbale à la lumière de l’œuvre littéraire de don Íñigo López de Mendoza. La méthodologie employée sera basée sur une étude descriptive du statut de la classe locutionnaire verbale dans la théorie phraséologique de l’espagnol, ainsi que sur la configuration grammaticale et le développement diachronique des locutions verbales enregistrées dans l’œuvre de Santillana. Les résultats indiquent que le segment temporel du XVe siècle a été d’une grande importance dans la génération de locutions verbales et certifient la consolidation des paradigmes grammaticaux décrits dans le processus de phraséologisation.
Mots-clés : linguistique historique, phraséologie historique, théorie phraséologique, locution verbale, Ínigo López de Mendoza (Marquis de Santillana)
1. Contextualización científica y propósito de la investigación
La fraseología española aplicada ofrece en la actualidad una diversidad amplia de enfoques en el marco de la investigación lingüística.[1] La atención a este componente ha adquirido, pues, una presencia significativa en el conjunto de los estudios lingüísticos, lo que ha permitido consolidar una teoría fraseológica del español, con una visión ajustada de la fraseología en su conjunto. A pesar de que el debate científico en torno al estatuto disciplinar de la fraseología presenta vigencia, se ha avanzado en forma considerable en el conocimiento de las unidades fraseológicas del español, hasta el punto de que constituye un ámbito de estudio cohesionado en su relación con otras disciplinas lingüísticas ya clásicas. Así, se hace necesario destacar el avance tanto en la delimitación de las propiedades definitorias de estas unidades como en sus intentos de clasificación, sin olvidar la propia reflexión teórica a la hora de describir su dimensión estructural, funcional, estilística y semántico-pragmática. A ello habría que añadir el desarrollo de paradigmas teóricos como la lingüística cognitiva o la pragmática, que han influido de manera decisiva en su consolidación dentro de las tendencias recientes de la lingüística moderna.
Con todo, a pesar de este avance indiscutible en la tarea por describir de manera exhaustiva cada una de las dimensiones mencionadas que intervienen en el funcionamiento de las unidades fraseológicas, todavía se está lejos de ofrecer un conocimiento actualizado y completo sobre la configuración gramatical de cada una de las clases locucionales del español actual, así como de sus tipos estructurales, pues para ello se requiere de un conocimiento amplio sobre los procesos históricos de formación y de evolución de la fraseología en su conjunto. Se parte, pues, de una evidencia: el acervo fraseológico de una lengua es el resultado de un dilatado proceso histórico de institucionalización (Echenique Elizondo, 2003 y 2021). En este sentido, la fraseología histórica, entendida como un ámbito de estudio de carácter interdisciplinar, pretende dar respuesta a estos interrogantes que —todavía hoy— quedan pendientes. El estudio histórico de ese proceso de institucionalización que desemboca en el acervo fraseológico del español actual puede coadyuvar, por tanto, en la caracterización lingüística de la fraseología española actual en su vertiente teórica y descriptiva.
Partiendo de las consideraciones formuladas, este trabajo pretende ofrecer una caracterización lingüística de la clase locucional verbal a la luz de la obra literaria de don Íñigo López de Mendoza (marqués de Santillana),[2] con el fin de que los datos recogidos se pongan al servicio de la teoría fraseológica del español en la tarea por describir en toda su complejidad y variedad este componente de la gramática española. Para ello, y de forma previa a la descripción histórica anunciada, se ofrecerá un estudio descriptivo en torno al estatuto de la clase locucional verbal en la teoría fraseológica del español,[3] para abordar a continuación el análisis global de la configuración gramatical y el desarrollo diacrónico de las locuciones verbales registradas en la obra de Santillana.[4] En un epígrafe final se recogerán los resultados más relevantes de este estudio.
2. Caracterización lingüística en torno a la clase locucional verbal desde la teoría fraseológica del español actual
Antes de abordar el estudio pormenorizado de las locuciones verbales en la obra literaria de don Íñigo López de Mendoza, se ofrecerá un estudio descriptivo de las diferentes aportaciones de la teoría fraseológica actual en torno a esta clase locucional,[5] con el fin de que funcione como elemento de contextualización del análisis histórico proyectado, al tiempo que se pueda emplear dicha información como herramienta de contraste en relación con la configuración gramatical de las locuciones verbales examinadas en la obra de Santillana, todo lo cual ofrecerá un marco avanzado de conocimiento en torno al estatuto fraseológico de la clase locucional verbal en español actual.[6] Tal como se conoce sobradamente, Casares (1992) clasificó el paradigma locucional en dos dimensiones: las locuciones significantes y las locuciones conexivas. El primer grupo comprendía las locuciones nominales, las cuales, a su vez, presentaban diferentes subtipos: denominativas (subdivididas en geminadas y complejas en razón de su expansión sintáctica), singulares e infinitivas; adjetivales, verbales, participiales, adverbiales, pronominales y exclamativas. En el caso del segundo grupo, las locuciones conexivas, estas se subdividían en locuciones prepositivas y conjuntivas.
Centrándonos en la clase locucional que interesa en este trabajo, esto es, las locuciones verbales, Casares (1992, p. 177) afirma que estas unidades “ofrecen el aspecto de una oración, que puede ser transitiva, intransitiva o predicativa” y aduce algunos ejemplos de cada relación sintáctica apuntada, respectivamente: beber los vientos (por una cosa), ir a gusto en el machito y ser harina de otro costal. Con relación a la función sintáctica de cada una de las locuciones verbales en el marco oracional, advierte Casares de que “sus funciones sintácticas no siempre coinciden con las del verbo contenido en la locución”, de modo que la cadena sintagmática original no se traduce desde un punto de vista sintáctico-semántico en una misma lectura sintáctica (1992, p. 178). Así, hacer aguas, con estructura verbal transitiva, equivale en su transposición sintáctico-semántica a ‘orinar’. Asimismo, Casares demuestra con claridad la función verbal que vehiculan estas estructuras fraseológicas en el marco oracional en enunciados como “la señora puso de vuelta y media a la criada” o “no hay lector que se eche al coleto ese prólogo”. Finalmente, ofrece una nota de gran interés con relación al grado de cohesión gramatical de los componentes de las locuciones verbales, con la afirmación de que se dan grados variables de fijación teniendo en cuenta el vector de “la interpolación de elementos ajenos” (Casares, 1992, p. 178).[7]
Zuluaga (1980, pp. 145-146), inspirándose en la propuesta teórica de Casares, establece también una primera división entre locuciones equivalentes a unidades gramaticales y locuciones equivalentes a unidades léxicas, y en este último grupo, además de las locuciones nominales, adnominales y adverbiales, se incluyen las locuciones verbales. Ofrece la definición siguiente de esta agrupación de locuciones:
Las consideramos en clases separadas de acuerdo con el significado categorial que presenten. Son locuciones que funcionan en oposición a un lexema o un categorema; salvo un grupo especial de locuciones verbales del que hablaremos más adelante, todas pueden ser consideradas como equivalentes a unidades léxicas simples, independientemente del hecho de que puedan ser ‘parafraseadas’ satisfactoriamente mediante un lexema simple; el criterio que nos interesa es el de que cumplen funciones que también pueden cumplir lexemas simples.
En su descripción teórica, afirma que dichas estructuras expresan el significado categorial de los verbos, es decir, “el significar procesos o estados pensados en relación con sustantivos” (Zuluaga, 1980, p. 160), y que este, al igual que en el caso de los enunciados, donde en ambos casos funciona como núcleo, supone el nodo a partir del cual se articula el resto de componentes de un proceso predicativo dado, además de ser el elemento que codifica la información relativa a las propiedades verbales (persona gramatical, tiempo, número, etc.).
En su argumentación destaca la diferencia existente entre las locuciones verbales y las perífrasis verbales, teniendo presente que estas últimas “no se consideran fijas, en el sentido fraseológico, ni idiomáticas” (Zuluaga, 1980, p. 163). En esta línea de delimitación entre diferentes tipos estructurales, se detiene también en diferenciar con claridad entre las locuciones verbales y lo que hoy denominaríamos como “construcciones de verbo-soporte” o “construcciones verbonominales” del tipo tomar parte, tomar asiento, tomar nota; poner atención, poner interés, poner remedio, poner en claro, poner por escrito, etc. Para Zuluaga, estas construcciones “no son unidades fraseológicas, no son locuciones […] las consideramos como productos de un procedimiento sistemático de composición” (1980, p. 164).[8]
Una vez delimitada con propiedad la clase locucional verbal, Zuluaga (1980, p. 164) propone una subdivisión en dos subgrupos: las locuciones que equivalen a un solo lexema, como es el caso de dar de bruces (‘caer’), y las locuciones equivalentes a un sintagma, del tipo pagar los platos rotos (‘sufrir las consecuencias’). Las locuciones del primer grupo presentan como característica el hecho de constituirse como núcleo del predicado verbal y su contenido puede ser expresado mediante una unidad léxica simple. Dentro de este subgrupo, las locuciones pueden clasificarse en transitivas (dar calabazas [a alguien]) e intransitivas (pasar a mejor vida), en función de si necesitan un complemento argumental para conformar el predicado verbal. En cambio, las locuciones del segundo grupo equivalen a un sintagma verbal en sí mismo y este puede funcionar como predicado verbal (pagar los platos rotos, cuyo equivalente es ‘sufrir las consecuencias’), o como predicado nominal (no tener un pelo de tonto, con equivalente ‘ser muy listo’). Esta primera clasificación se combina con otra de orden estrictamente sintáctico-semántico, en la que cataloga las locuciones verbales según su significado global idiomático, y no en razón de su forma literal.[9] Clasifica de este modo las locuciones verbales: locuciones con complemento directo obligatorio (tener voluntad ‘querer’, tomar el pelo ‘burlarse de’); con complemento directo facultativo (echar pestes ‘maldecir’);[10] con complemento directo elidido (dorar la píldora ‘disimular’, volver a las andadas ‘reincidir’);[11] con una oración como complemento directo (no caber duda ‘no hay duda’); con complemento indirecto obligatorio (echar una mano [a alguien]); intransitivas (salirse de madre ‘desbordarse’, dar en el blanco ‘acertar’); intransitivas con complemento circunstancial obligatorio (dar de bruces ‘caer, chocar’); con un adjetivo como predicado (dárselas de ‘presumir ser’); con dos valencias gramaticales diferentes (escurrir el bulto).[12] Tal como se puede constatar en la propuesta teórica de Zuluaga, es necesario combinar el criterio de equivalencia léxica con el criterio funcional.
Dentro de la propuesta ya clásica de Corpas Pastor (1996) de articular el componente fraseológico en tres esferas (colocaciones, locuciones y enunciados fraseológicos), esta autora se ocupa del ámbito de las locuciones con una taxonomía —si bien continuadora de la senda marcada por Casares— parcialmente renovada con la adición de una clase nueva (locución clausal) y la eliminación de otras tres (locución participial, pronominal y exclamativa).
En cuanto al estudio descriptivo sobre las locuciones verbales, Corpas Pastor (1996, pp. 102-105) hace referencia a la capacidad sintagmática de esta clase locucional de formar por sí mismas predicados “con o sin complementos”, y para el interés que nos ocupa aquí, destaca la “gran diversidad morfosintáctica” que presentan. A este respecto, señala algunos tipos estructurales como nadar y guardar la ropa, llevar y traer; el esquema sintáctico de verbo y pronombre, como cargársela o diñarla, así como su derivación de verbo, pronombre y partícula (tomarla con [alguien/algo]), o el esquema verbo y partícula (dar de sí). A estos añade otros esquemas sintácticos de mayor complejidad, como verbo copulativo + atributo (ser la monda); verbo + complemento circunstancial (dormir como un tronco); verbo + suplemento (oler a cuerno quemado) o verbo + objeto directo con complementación opcional (costar un ojo de la cara, chuparse el dedo, poner [a alguien] como chupa de dómine o mover cielo y tierra). Tal como hace notar esta autora, algunas pueden constituirse como predicados verbales en sí mismos, mientras que otras necesitan incorporar a un actante para completar dicho proceso. Finalmente, dentro de esta caracterización global, Corpas Pastor pone el acento acertadamente en la profusión de locuciones verbales configuradas mediante el adverbio negativo no, como no tener vuelta de hoja, no tener un pelo de tonto, no saber de la misa la media, etc.
En el marco de un modelo de clasificación del componente fraseológico basado en un carácter no discreto, Ruiz Gurillo (1997, pp. 110-114) alude a los conceptos de centro y periferia para establecer grados de prototipicidad en el seno de este subcomponente fraseológico. A este respecto, alude a que estas estructuras verbales “representan UFS de distinta complejidad que se sitúan en diversos lugares de la escala fraseológica que va del centro a la periferia”. En este sentido, ofrece una caracterización difusa, gradual, en función del grado de consolidación de las propiedades de la fijación y la idiomaticidad.
Así, dentro de lo que la autora denomina la periferia en la categoría de “sintagmas verbales fraseológicos”, aborda las colocaciones verbales del tipo estallar una guerra o zanjar una polémica, en las que se destaca la coaparición conjunta de sus componentes, motivada semánticamente en ocasiones por solidaridad léxica. Otro tipo estructural que se sitúa en un espacio periférico es el de las “unidades sintagmáticas verbales”, que responden, en términos generales, a dos esquemas sintácticos principales: V+SN o V+Sprep, y ofrece ejemplos como hacer uso, tomar un baño o ponerse en tratamiento.[13] Tal como afirma esta autora, se trata de “conglomerados donde el componente verbal ha perdido sus valores léxicos y soporta los morfológicos del conjunto”, además de ser conmutable por una unidad léxica simple, por lo que “el componente verbal constituye un verbo soporte” (1997, p. 111). Otros rasgos relevantes son que, de un lado, no presentan idiomaticidad y, de otro, responden a diversos grados de fijación, con restricciones como la separación de sus componentes. En un espacio de transición entre la periferia y el centro de las locuciones verbales se sitúan las locuciones con variantes del tipo no importar un bledo/un pimiento/un rábano, etc.
Dentro ya del núcleo o centro fraseológico se sitúan las locuciones verbales “meramente fijas” del tipo hacerse el loco o correr mundo. A este primer subgrupo le siguen otras unidades fraseológicas que “contienen una parte fija y otra idiomática”, como vivir del aire, vivir del cuento o vivir como un rey, las cuales, pese a no presentar idiomaticidad total, alcanzan un grado alto de fijeza. Se incluyen en este subgrupo las locuciones formadas con el verbo ser, como ser un lince, ser un tigre, etc. Las denominadas “locuciones verbales semiidiomáticas” constituyen un subgrupo más cercano al núcleo fraseológico mencionado, si bien, a pesar de que presentan un grado elevado de fijación, cuentan con “grados altos de motivación que evidencian su escasa idiomaticidad” (Ruiz Gurillo, 1997, p. 113). Unidades como cortar el bacalao, soltar la mosca, echar raíces o ver las estrellas pertenecerían a este subgrupo. En un nivel superior a este, muy próximas al prototipo de locución verbal, se sitúan las locuciones con un alto grado de idiomaticidad y, por tanto, con reducido nivel de motivación, como en los casos de dorar la píldora o hacerse el sueco. Finalmente, el nivel máximo de prototipicidad en la concepción de una locución verbal se concreta en “aquellos sintagmas verbales fraseológicos que presentan fijación e idiomaticidad total y contienen alguna palabra diacrítica y/o anomalía estructural” (Ruiz Gurillo, 1997, p. 114), como en el caso de tomar las de Villadiego o salir de naja.
En Ruiz Gurillo (1998 y 2001) se describe con mayor profundidad y alcance el comportamiento sintáctico de las locuciones verbales en el marco oracional. Se hace referencia a la estructura básica sintagmática en que se articula, basada en un núcleo verbal acompañado de un número variable de complementos. Como orientación a la hora de delimitar las locuciones verbales en el discurso, se afirma que “la estructura actancial de dicho núcleo coincide con la que tiene ese verbo cuando actúa de modo independiente” (Ruiz Gurillo, 2001, pp. 48-50), de modo que, si el verbo es transitivo, habrá fijado un complemento directo o un suplemento, y a continuación aduce numerosos ejemplos en los que se puede apreciar la fijación de algunos de los complementos argumentales.
García-Page (2008, p. 134) destaca como rasgos definitorios de las locuciones verbales el hecho de que constituya la clase más numerosa y la más heterogénea desde el punto de vista estructural. Incide también en la dificultad de categorizar estas unidades y las contradicciones que afloran entre los estudiosos en su formalización sintáctica. Con el fin de ordenar la clase locucional verbal y delimitarla en forma coherente, aborda el problema de límites entre las locuciones verbales y las perífrasis verbales, entre las locuciones verbales y los predicados complejos y, finalmente, entre las locuciones verbales y las colocaciones.
En su estudio descriptivo de las estructuras básicas, destaca como patrón sintáctico matriz el formado por un verbo y un complemento, de modo que la estructura binaria presenta una incidencia considerable en la representatividad de esta clase locucional (meter la pata, pagar los platos rotos, estirar la pata, etc.), si bien las “locuciones complejas o de complementación múltiple”, con esquema sintáctico recurrente V+CD+CC (echar pelillos a la mar, empezar la casa por el tejado, echar las campanas al vuelo, etc.) y, con menor incidencia, el esquema V+CC+CC (ir a gusto en el machito, irse con la música a otra parte, dar con el culo en las goteras, etc.), resultan también representativas en el conjunto. Otros esquemas sintácticos que describe son: V+CD+CI (pedir peras al olmo, echar leña al fuego), V+CD+CP (haber gato encerrado, hacer oídos sordos), V+CD+Crég. (hacer de su capa un sayo, hacer una montaña de un grano de arena) y V+CRég.+CC (hablar de la soga en casa del ahorcado, creer en Dios a machamartillo). A esta primera clasificación añade otro subconjunto de locuciones “de estructura compleja”, conformadas por tres complementos fijos, como las que se configuran con la partícula negativa no (no dejar títere con cabeza, no dar el brazo a torcer), por un lado, y las construidas con el pronombre se reflexivo o recíproco (tirarse los trastos a la cabeza, liarse la manta a la cabeza).
Dentro de la definición de los subtipos de locuciones verbales, García-Page (2008, p. 145) destaca dos: por un lado, el esquema sintáctico V+compl.(+compl.), y por otro, el esquema basado en un binomio coordinativo, conformado por dos núcleos verbales: ir y venir, dar y tomar, o por dos sintagmas verbales: llegar y besar el santo, nadar y guardar la ropa. En su apartado final, García-Page (2008, pp. 146-152) se centra en describir algunas estructuras singulares dentro de esta clase locucional, como son las locuciones de polaridad negativa (no ser santo de su devoción), las locuciones verbales con clítico de objeto directo (diñarla, liarla), las locuciones con verbo pronominal (sabérselas todas, olerse la tostada) y las configuradas con un se diacrítico del tipo hacer el tonto/hacerse el tonto.
Penadés Martínez (2012) parte de una concepción visiblemente diferente con relación al resto de aportaciones que se han descrito hasta ahora. Para empezar, establece una correspondencia directa entre la categoría del verbo y la de locución verbal, y ello se manifiesta en que ambos componentes comparten unos rasgos comunes de tipo morfológico, sintáctico y semántico. Así, al igual que el verbo, las locuciones presentan capacidad flexiva, por lo que pueden distinguirse en ellas formas personales y no personales. Desde el punto de vista sintáctico, se conforman como “grupos verbales” con sus correspondientes complementos. Finalmente, desde el punto de vista semántico, también de modo idéntico a los verbos, vehiculan estados, acciones, procesos o propiedades con la intervención de uno o varios actantes.
La idea clave que subyace en la teorización que presenta Penadés Martínez es la de concebir la locución verbal como un todo indivisible, en la que no cabe reproducir el análisis sintáctico que se realiza en el ámbito de la oración. En todo caso, “[t]odo lo más cabría determinar las estructuras a partir de las clases de elementos que constituyen estas unidades fraseológicas (N, Adj., V, etc.)” (Penadés Martínez, 2012, p. 129). Con ello se pone en entredicho las propuestas de análisis y de clasificación de estas unidades basándose en un criterio funcional dentro de la propia estructura de la locución como si se tratara de un enunciado gramatical libre:
La cuestión tiene una difícil respuesta, lo que puede ser indicio de la no conveniencia de establecer complementos fijos o actantes internos y de la pertinencia de considerar una locución verbal como un todo indisoluble en el que no cabe hablar de verbo más actantes o complementos que carecen de función y cuyo significado léxico puede tener muy poco que ver con el de la locución verbal por su carácter no composicional. (Penadés Martínez, 2012, p. 137)
Como propuesta alternativa a este análisis, esta autora se centra en el concepto de valencia verbal, según el cual “los verbos tienen la capacidad de combinarse con otros elementos” (Penadés Martínez, 2012, p. 130); concepto desarrollado fundamentalmente en la Escuela de Leipzig, y cuya aplicación resulta rentable y coherente con la propia naturaleza fija de las locuciones verbales. Parte, para ello, de la consideración de que la propiedad de la valencia resulta un rasgo común en diferentes componentes de la gramática y, para el caso que nos interesa, en la categoría del verbo y en la de las locuciones verbales. En dicha transposición de la valencia del verbo originario a la locución pueden darse modificaciones con la pérdida de alguna valencia. Todo ello permite afirmar a Penadés Martínez (2012, p. 144) que “las locuciones no son unidades lingüísticas tan anómalas como se apuntó en los primeros acercamientos teóricos a su estudio y análisis; tampoco son periféricas entre los sintagmas libres y las unidades léxicas simples (Mendívil Giró 1990) ni están fuera del núcleo de la gramática (Espinal 2004: 15)”. Partiendo, pues, de esta concepción integrada, su clasificación gira en torno “al comportamiento valencial de las propias locuciones, es decir, según el número y la naturaleza sintáctico-semántica de los elementos con los que se combinan” (Penadés Martínez, 2012, p. 148). A este respecto, su clasificación responde a las clases siguientes de locuciones verbales: transitivas, intransitivas, impersonales y pronominales.
caracterización lingüística de la clase locucional verbal [teoría fraseológica] |
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selección de unidades |
esquemas sintácticos |
función |
J. Casares (1992) |
beber los vientos, ir a gusto en el machito, ser harina de otro costal, estar de monos, hacer aguas, tomar el cielo con las manos, dar al traste con una cosa, andar a palo limpio, poner de vuelta y media, echarse al coleto, tener la sartén por el mango, etc. |
No explicita diferentes esquemas sintácticos, si bien, tal como se ha descrito, hace referencia tanto a la varia estructura argumental de las locuciones verbales como a la posibilidad de recibir complementaciones. |
Verbal: transitiva, intransitiva, recíproca, etc.). |
A. Zuluaga (1980) |
—Locuciones del grupo A): dar de bruces, dar calabazas, pasar a mejor vida, estirar la pata. —Locuciones del grupo B): no tener un pelo de tonto, pagar los platos rotos, peinar canas, quedarse para vestir santos, etc. —Clasificación desde el significado global idiomático: tener voluntad, tomar el pelo; echar pestes; dorar la píldora, volver a las andadas; correr la voz, no caber duda; echar una mano; salirse de madre, dar en el blanco; dar de bruces; dárselas de; escurrir el bulto. |
No se explicitan esquemas sintácticos, si bien se ofrecen de forma indirecta esquemas prototípicos como [FV[N+SN]] o [FV[N+SP]], susceptibles de complejidad creciente. |
Verbal, entendiendo el verbo como el elemento nuclear del proceso predicativo, en la línea de Benveniste y Tesnière. |
G. Corpas Pastor (1996) |
nadar y guardar la ropa, llevar y traer; cargársela, diñarla; tomarla con [alguien/algo]); dar de sí; ser la monda; dormir como un tronco; oler a cuerno quemado; costar un ojo de la cara, chuparse el dedo, poner [a alguien] como chupa de dómine o mover cielo y tierra; no tener vuelta de hoja, no tener un pelo de tonto, no saber de la misa la media, etc. |
—Verbo y pronombre; —Verbo, pronombre y partícula; —Verbo y partícula; —Verbo copul. + atributo; —Verbo + circunstancial; —Verbo + suplemento; —Verbo + objeto directo (con complementación opcional). |
Verbal: “formando los predicados, con o sin complementos”. |
L. Ruiz Gurillo (1997) |
—Colocaciones verbales del tipo estallar una guerra o zanjar una polémica; —Unidades sintagmáticas verbales: hacer uso, tomar un baño o ponerse en tratamiento. —Locuciones con variantes: no importar un bledo/un pimiento/un rábano, etc. —Locuciones verbales “meramente fijas”: hacerse el loco o correr mundo. —Locuciones con una parte fija y otra idiomática: vivir del aire, vivir del cuento o vivir como un rey, ser un lince, ser un tigre, etc. —Locuciones verbales semiidiomáticas: cortar el bacalao, soltar la mosca, echar raíces o ver las estrellas. —Locuciones con un alto grado de idiomaticidad: dorar la píldora o hacerse el sueco. —Locuciones con fijación e idiomaticidad y con alguna palabra diacrítica o alguna anomalía estructural: tomar las de Villadiego o salir de naja. |
—V+SN —V+Sprep |
No se menciona de forma explícita, salvo en el caso de las unidades sintagmáticas verbales, donde se dice que “el componente verbal constituye un verbo soporte”. |
L. Ruiz Gurillo (1998 y 2001) |
tomar las de Villadiego, cortar el bacalao, llevar los pantalones, meter baza, traer cola, hacer oídos sordos, echar chispas; sacar de quicio, dejar de lado, apuntarse a un bombardeo; echar leña al fuego; ser la repanocha, ser un lince, ser de la acera de enfrente; tener [algo] en la punta de la lengua; comerse [a alguien] a besos, poner [algo] sobre la mesa; dársela con queso, poner los puntos sobre las íes, poner [a alguien] las peras a cuarto, no dar su brazo a torcer; tomarla, cagarla, diñarla, cargársela; tomar el pelo, poner toda la carne en el asador. |
—V+SN —V+Sprep |
Núcleo de un predicado. |
M. García-Page (2008) |
meter la pata, pagar los platos rotos, estirar la pata, echar pelillos a la mar, empezar la casa por el tejado, echar las campanas al vuelo, ir a gusto en el machito, irse con la música a otra parte, dar con el culo en las goteras, pedir peras al olmo, echar leña al fuego, haber gato encerrado, hacer oídos sordos, hacer de su capa un sayo, hacer una montaña de un grano de arena, hablar de la soga en casa del ahorcado, creer en Dios a machamartillo, no dejar títere con cabeza, no dar el brazo a torcer, tirarse los trastos a la cabeza, liarse la manta a la cabeza, ir y venir, dar y tomar; llegar y besar el santo, nadar y guardar la ropa, no ser santo de su devoción; diñarla, liarla; sabérselas todas, olerse la tostada, hacer el tonto/hacerse el tonto. |
—Verbo+compl.(+compl.): V+CD+CC V+CC+CC V+CD+CI V+CD+CP V+CD+Crég V+CRég.+CC
—Binomios coordinativos: V+V SV+SV
—Estructuras singulares: Locuciones de polaridad negativa. Locuciones verbales con clítico de objeto directo Locuciones con verbo pronominal. Locuciones con un se diacrítico. |
Verbal. |
I. Penadés Martínez (2012) |
cazar al vuelo, dejar con la palabra en la boca, enviar a freír monas, abandonar el barco, bailar el agua, formar rancho aparte, caer chuzos de punta, haber de todo como en botica, bastar y sobrar, faltar un tornillo, revolverse las tripas, haber que echar de comer aparte, darse a los demonios, echarse atrás, cargársela, caerse la baba, caerse de espalda, estar montado en el dólar, ser un palo. |
Se toma la locución en bloque, por lo que no se practican subdivisiones en el interior de la estructura. Se trabaja con el concepto de valencia en un nivel oracional. |
Verbal, núcleo de predicado. |
Tabla 1. Caracterización lingüística de la clase locucional verbal
3. Descripción global de las locuciones verbales en la obra literaria de don Íñigo López de Mendoza (marqués de Santillana)
Tal como se destacó (Vicente Llavata, 2011), la clase locucional verbal, con 48 unidades, constituye un tipo gramatical con representación destacada en la obra literaria de don Íñigo López de Mendoza,[14] sin bien por detrás de las locuciones adverbiales, con 167 unidades, y de las locuciones prepositivas, con 61. Las unidades fraseológicas que conforman la clase locucional verbal en la obra literaria de don Íñigo López de Mendoza son las siguientes:[15] arder de amor, dar el ánima, meterse deyuso el arena, paresçer averiguado, poner la boca en el suelo, bolver la cara, ser en cargo, fazer al caso, venir al caso, dar coçes a las espuelas, darse a conosçer, tener por contento, perder cuidado, ir detrás, dar a entender, poner a espada, dar expediente, dar (plenaria) fe, morir a fierro, venir en grado, aver por inposible, lavar la lana, no dar logar, entrar por la manga y salir por el cabezón, armar manganilla, aver a manos, dexar de manos, passar por las manos [de alguien], venir a las manos, venir en manos, venir en las manos, dexar memoria de sí, parar mientes, parar miente, darse a la muerte, mirar a nobleza, ser de notar, aver notiçia, tener poca parte, padesçer pena, caer de pies, prestar poco, venir en popa, non saber de sí, meter a sacomano, non ser señor de [alguna cosa], cortar la tela y fablar verdadero.
3.1. Paradigmas gramaticales documentados y procesos de fijación fraseológica
En el examen de los esquemas sintácticos en que se configuran las locuciones verbales, un primer rasgo se basa en la diversidad de los moldes sintácticos con que se conforman estas unidades. Se dan hasta nueve moldes sintácticos diferentes en el conjunto de la clase locucional verbal, compuesta por 48 unidades, tal como se ha descrito. De manera proporcional, hay que dejar constancia de la existencia de un esquema sintáctico en el que tan solo se registra una única unidad, lo que indica una asimetría en la distribución de unidades. Con todo, analizada la relación proporcional entre el número de locuciones registradas y el de esquemas sintácticos, el grado de diversidad no resulta tan significativo como en el caso de otras clases locucionales, como la adverbial y la conjuntiva.[16]
Como paso previo a la descripción gramatical detallada de cada uno de los esquemas sintácticos mencionados, se hace necesario presentar una gran subdivisión en el conjunto de esta clase locucional. Uno de los criterios sintácticos más representativos en la delimitación de la clase locucional verbal se fundamenta en la estructura argumental del esquema sintáctico de una unidad fraseológica dada. De acuerdo con García-Page (2008, pp. 135-140), la locución verbal se integra, por regla general, en un paradigma gramatical con una estructura sintáctica ternaria y múltiple, frente al paradigma con estructura sintáctica binaria, que se corresponde, en líneas generales, con las denominadas construcciones de verbo soporte. En este sentido, se ha de afirmar que, de un total de 48 unidades fraseológicas de valor verbal, 29 unidades se configuran formalmente a partir de una estructura ternaria o múltiple; de manera correlativa, 19 se configuran a partir de una estructura sintáctica binaria. Como consecuencia natural de esa distribución asimétrica, se ha de apuntar que en las 29 unidades fraseológicas con estructura ternaria o múltiple se concentran hasta 8 esquemas sintácticos diferentes. Por su parte, la estructura sintáctica binaria, compuesta por 19 locuciones verbales, parece ofrecer una mayor homogeneidad estructural, con tan solo 4 esquemas sintácticos.
3.1.1. Paradigma gramatical de estructura ternaria y múltiple con núcleo frase verbal (FV)
En el marco de este primer paradigma gramatical, configurado mediante una estructura sintáctica ternaria o múltiple, el esquema sintáctico más productivo responde al molde estructural [FV[N+P+[FN(N)]]], compuesto por 12 locuciones: arder de amor, caer de pies, auer a manos, dexar de manos, meter a sacomano, morir a fierro, poner a espada, ser en cargo, venir en grado, venir en manos, mirar a nobleza, venir en popa. Como derivación sintáctica del tipo estructural anterior, se registra el molde estructural siguiente, con esquema sintáctico ternario [FV[N+P+[FN(Det.+N)]]], y formado por 6 unidades: fazer al caso, passar por las manos, venir a las manos, darse a la muerte, venir al caso, venir en las manos. En relación con lo anterior, otros moldes estructurales vinculados presentan también representatividad en el conjunto. Estos últimos responden a los esquemas sintácticos [FV[N+[FN(N+SP(P+N))]]]: dexar memoria de sí, non saber de sí y [FV[N+[FN(N+SP(P+Det.+N))]]]: dar coçes a las espuelas, poner la boca en el suelo, en cuyo esquema el artículo aparece fijado al sustantivo, también como determinación. Un esquema particularmente interesante por su configuración coordinada [FV[N+P+[FN(Det.+N)]]] [Enl.] [FV[N+P+[FN(Det.+N)]]] es el representado por la unidad entrar por la manga y salir por el cabezón, que reduplica un esquema sintáctico idéntico.
Finalmente, como últimos moldes estructurales del paradigma gramatical con estructura sintáctica de tipo ternaria, se registran tres moldes similares en su configuración gramatical, que responden a los esquemas sintácticos [FV[N+P+[FN(Nadj.)]]]: auer por inposible, tener por contento; [FV[N+P+[FV(N)]]]: dar a entender, darse a conosçer, ser de notar; y [FV[N+P+[FN(det.+N)]]]: meterse deyuso el arena.
I. Paradigma gramatical de estructura ternaria y múltiple con núcleo frase verbal (FV) |
|
Esquemas sintácticos |
unidades |
[FV[N+P+[FN(N)]]] |
arder de amor, caer de pies, auer a manos, dexar de manos, meter a sacomano, morir a fierro, poner a espada, ser en cargo, venir en grado, venir en manos, mirar a nobleza, venir en popa, non saber de sí. |
[FV[N+P+[FN(Det.+N)]]] |
fazer al caso, passar por las manos, venir a las manos, darse a la muerte, venir al caso, venir en las manos. |
[FV[N+[FN(N+SP(P+N))]]] |
dexar memoria de sí. |
[FV[N+[FN(N+SP(P+Det.+N))]]] |
dar coçes a las espuelas, poner la boca en el suelo. |
[FV[N+P+[FN(Det.+N)]]] [Enlace] [FV[N+P+[FN(Det.+N)]]] |
entrar por la manga y salir por el cabezón. |
[FV[N+P+[FN(Nadj.)]]] |
auer por inposible, tener por contento. |
[FV[N+P+[FV(N)]]] |
dar a entender, darse a conosçer, ser de notar. |
[FV[N+P+[FN(det.+N)]]] |
meterse deyuso el arena. |
Tabla 2. Paradigma gramatical de estructura ternaria y múltiple con núcleo frase verbal (FV
3.1.2. Paradigma gramatical de estructura binaria con núcleo frase verbal (FV)
Por otra parte, en el marco del segundo subgrupo estructural, caracterizado por haberse fijado mediante una estructura sintáctica de tipo binario, se registran 4 tipos estructurales parcialmente emparentados. El primer tipo estructural responde al esquema sintáctico [FV[N+[FN(N)]]], formado por 10 unidades: armar manganilla, dar expediente, dar (plenaria) fe, (no) dar logar, auer notiçia, padesçer pena, parar miente, parar mientes, perder cuidado, non ser señor [de alguna cosa]. Tal como puede verse, en algunas de las locuciones se manifiestan elementos gramaticales, en función intensificadora, que actualizan la locución en cuestión en un contexto gramatical determinado; tal es el caso de dar (plenaria) fe. Otro molde estructural recurrente resulta el esquema sintáctico [FV[N+[FN(Det.+N)]]], formado por 5 unidades: boluer la cara, cortar la tela, dar el ánima, lavar la lana y tener poca parte. Como se puede observar, en la totalidad de las unidades documentadas, la naturaleza semántica del artículo responde a la propiedad [+determinado]. Asimismo, aunque en menor grado en el caso de las locuciones boluer la cara y dar el ánima, en las que se trasluce su motivación, en las dos restantes el grado de idiomaticidad es ciertamente alto, pues se ha perdido el significado literal a partir del cual se ha fijado el significado idiomático. Finalmente, los dos restantes tipos estructurales responden a los esquemas sintácticos [FV[N+[FN(Nadj.)]]]: fablar verdadero, paresçer averiguado y [FV[N+[FN(Nadv.)]]]: ir detrás, prestar poco.
II. Paradigma gramatical de estructura binaria con núcleo frase verbal (FV) |
|
Esquemas sintácticos |
unidades |
[FV[N+[FN(N)]]] |
armar manganilla, dar expediente, dar (plenaria) fe, (no) dar logar, aver notiçia, padesçer pena, parar miente, parar mientes, perder cuidado, non ser señor [de alguna cosa]. |
[FV[N+[FN(Det.+N)]]] |
boluer la cara, cortar la tela, dar el ánima, lavar la lana, tener poca parte. |
[FV[N+[FN(Nadj.)]]] |
fablar verdadero, paresçer averiguado. |
[FV[N+[FN(Nadv.)]]] |
ir detrás, prestar poco. |
Tabla 3. Paradigma gramatical de estructura binaria con núcleo frase verbal (FV)
3.2. Cronología de las locuciones verbales documentadas
En el examen de la información ofrecida por el CORDE, la tendencia más destacable se corresponde con una distribución cronológica uniforme. De un total de 48 unidades fraseológicas documentadas como locuciones verbales, 40 de ellas se documentan en el tramo temporal previo y posterior a la obra literaria de Santillana, lo que resulta una dinámica singular con relación a otros tipos locucionales documentados en esta misma producción literaria.[17] Se ha de destacar, pues, el número significativo de locuciones registradas que remite de manera directa al fondo de la tradición poética castellana, inmediatamente previa y coetánea a la obra literaria de don Íñigo López de Mendoza.
A este respecto, las locuciones documentadas en el último cuarto del siglo XIV y a lo largo del siglo XV son las siguientes: arder de amor, dar el ánima, meterse deyuso el arena, paresçer averiguado, poner la boca en el suelo, bolver la cara, ser en cargo, fazer al caso, venir al caso, dar coçes a las espuelas, darse a conosçer, tener por contento, perder cuidado, ir detrás, poner a espada, dar expediente, morir a fierro, venir en grado, aver por inposible, lavar la lana, entrar por la manga y salir por el cabezón, armar manganilla, aver a manos, dexar de manos, passar por las manos [de alguien], venir a las manos, venir en manos, venir en las manos, dexar memoria de sí, darse a la muerte, mirar a nobleza, aver notiçia, tener poca parte, caer de pies, prestar poco, venir en popa, meter a sacomano, cortar la tela y fablar verdadero. Se registra otro subgrupo mucho menos numeroso, situado en el segmento temporal del siglo XIII, e incluye las locuciones siguientes: dar a entender, dar (plenaria) fe, (no) dar logar, parar mientes, parar miente, ser de notar, non saber de sí y (non) ser señor de [alguna cosa].
En suma, en contraposición con los resultados obtenidos en las clases locucionales anteriores, la gran mayoría de locuciones verbales documentadas se inscribe en la etapa asociada al florecimiento y desarrollo de la tradición poética estrictamente castellana en el marco general de la historia de las literaturas románicas. Con todo, es importante señalar que una gran parte de las locuciones verbales documentadas en ese segmento temporal no se consolidará en la norma culta del español.[18]
3.3. Estudio de la variación fraseológica
El conjunto de unidades fraseológicas con variantes se reduce a tres series locucionales, con un máximo de tres variantes de diverso signo: fazer al caso, venir al caso, parar miente, parar mientes, venir a las manos, venir en las manos, venir en manos. Como puede comprobarse, los mecanismos de variación fraseológica representados son los siguientes. En primer lugar, se documenta la variación gramatical basada en la presencia o ausencia del artículo determinado en función de actualizador, representada en las unidades venir a las manos, venir en las manos, venir en manos. Se registra también la variación léxica basada en la conmutación, representada en las unidades fazer al caso, venir al caso.[19] De forma paralela a esta, se da conmutación prepositiva en la serie locucional venir a las manos / venir en manos / venir en las manos. Igualmente relevante se presenta la variación morfológica, basada en la modificación de la categoría gramatical de número, representada en las unidades parar miente, parar mientes.
Tipos de variación fraseológica |
|
Tipo de variación |
unidades |
Conmutación léxica |
fazer al caso, venir al caso. |
Conmutación prepositiva |
venir a las manos, venir en manos, venir en las manos |
Ausencia / presencia del artículo (con función de actualizador) |
venir a las manos, venir en las manos, venir en manos. |
Modificación de la categoría de número |
parar miente, parar mientes. |
Tabla 4. Tipos de variación fraseológica en la clase locucional verbal
De acuerdo con el CORDE, la secuencia prepositiva /al caso/, presente en el par de variantes fazer al caso y venir al caso, también se podía combinar con otras formas verbales como requerir, pertenecer o convenir. Se ha de destacar también que ambas variantes parecen haberse generado en un mismo tiempo compartido. Así, la variante fazer al caso se registra por primera vez en una sentencia perteneciente a la documentación de la cuadrilla de Campezo de 1420, mientras que la variante venir al caso se registra en el Cancionero de Juan Fernández de Íxar (a. 1424-1520). En relación con la serie locucional venir a las manos / venir en las manos / venir en manos, la primera de estas, con 189 casos, se registra por primera vez en la Crónica del rey don Rodrigo (c. 1430) de Pedro del Corral. Con respecto a la variante venir en las manos, con tan solo 5 casos, se da la particularidad de que su primera aparición se corresponde con la obra de Santillana; concretamente, en sus Proverbios (1437). En tercer lugar, en lo relativo a la variante venir en manos, con 18 registros, se repite la misma situación que en el caso anterior: se trata de una primera aparición en los Proverbios de don Íñigo López de Mendoza. Finalmente, con relación al par locucional parar miente / parar mientes, la primera de ellas, con tan solo 3 casos, se registra por primera vez en la Crónica del rey don Rodrigo (c. 1430) de Pedro del Corral, mientras que la variante parar mientes presenta ya vigencia en la obra historiográfica alfonsí.
4. Resultados y conclusiones
A lo largo de estas páginas se ha pretendido ofrecer una base empírica a la teoría fraseológica actual en lo que se refiere a la caracterización de la clase locucional verbal. Dicha base empírica, desarrollada desde los principios de la fraseología histórica, se ha articulado a partir de los contextos extraídos de la obra de don Íñigo López de Mendoza en su condición de muestra literaria representativa en el entorno del cuatrocientos y, más específicamente, en la antesala de la etapa de tránsito entre la lengua castellana medieval y un modelo de lengua abierto a la evolución lingüística, y que se fraguará durante los siglos XVI y XVII (Lapesa, 1981). Todo ello ha generado los resultados siguientes:
En definitiva, esta contribución ha pretendido avanzar en el conocimiento del proceso de fraseologización de la clase locucional verbal, con el fin de aplicar dicho saber a la descripción gramatical de estas unidades fraseológicas. De entrada, los resultados recogidos en estas páginas pueden ser susceptibles de ser incorporados en las investigaciones teórico-descriptivas sobre la fraseología del español actual, con el único fin de apuntalar precisamente la teorización descriptiva asociada a dicho componente.
[1] Se alude a ámbitos de aplicación como la fraseodidáctica, entendida como la disciplina que se ocupa de reflexionar en torno a la fraseología como componente en la enseñanza del español como LE/L2; a la interacción de la fraseología en la actividad de la traducción o, entre otras muchas aplicaciones, a la fraseología en su vertiente aplicada en la elaboración de diccionarios.
[2] Los títulos de la obra completa de Santillana en los que se registran las locuciones analizadas son los siguientes: Canciones (c. 1429-1436), Decires narrativos menores (c. 1429-1437), Triunphete de Amor (c. 1429-1437), El Sueño (c. 1429-1437), Infierno de los enamorados (c. 1429-1437), Serranilla III. La serrana de Loçoyuela (1430), Comedieta de Ponça (c. 1435-1436), Decires líricos (c. 1436-1447), Proverbios o centiloquio (1437), Preguntas y respuestas (c. 1438-1456), Sonetos (c. 1438-1456), Decir contra los aragoneses (1429), Proemio e carta (c. 1446-1449), Bías contra Fortuna (1448), Coplas contra don Álvaro de Luna (1453) y Doctrinal de privados (c. 1453-1454).
[3] Se destacarán las monografías de Casares (1992), Zuluaga (1980), Corpas Pastor (1996), Ruiz Gurillo (1997, 1998 y 2001), García-Page (2008) y Penadés Martínez (2012) en su condición de aportaciones científicas de mayor repercusión en la discusión teórica de la fraseología del español actual.
[4] Para una descripción detallada de la obra de don Íñigo López de Mendoza, véase Lapesa (1957).
[5] Montoro del Arco (2006) aborda de forma exclusiva el análisis gramatical y semántico de las locuciones prepositivas, conjuntivas y marcadoras, por lo que no se incluye en este estudio descriptivo.
[6] Se adoptan los ejemplos que los propios autores utilizan en sus monografías.
[7] En realidad, en este punto Casares (1992, p. 179) incluye fenómenos con una incidencia sintáctica, pero de muy diversa naturaleza, anudados por la posibilidad de recibir complementaciones e inserciones.
[8] Consúltense los trabajos de Tabares Plasencia (2018 y 2023) en torno al estudio de la fraseología jurídica en el Libro de buen amor, en los que se aborda el análisis de las construcciones verbonominales.
[9] Así lo indica Zuluaga (1980, p. 176): “Ante todo advertimos que el siguiente análisis atiende al sentido no a la forma literal de las locuciones; así por ejemplo escurrir el bulto tiene en su forma literal un complemento directo, pero la clasificamos como intransitiva de acuerdo con su sentido locucional idiomático de ‘escapar’”.
[10] El complemento directo preposicional se representaría del modo siguiente: [Vmaldecir + SP a alguien]. Es decir, la referencia al complemento directo debe entenderse en la transposición de su sentido idiomático ‘maldecir’; no en su articulación sintáctica [V + C. Rég. (SP)].
[11] También en este caso la sintaxis se representa desde el sentido: [Vdisimular + Ø] y [Vreincidir + Ø].
[12] En este caso, una valencia gramatical resulta transitiva, con el sentido de ‘eludir’, mientras que la segunda resulta intransitiva, sin ningún complemento, con el sentido de ‘escapar’, ‘ocultarse’.
[13] En Ruiz Gurillo (1998, p. 43) se reproducen estos dos esquemas sintácticos como los “dos grupos principales de locuciones verbales”.
[14] En la búsqueda e identificación de las unidades estudiadas, se han empleado las ediciones de Pérez Priego (1983-1991), y de Kerkhof y Gómez Moreno (2003).
[15] Dichas unidades quedan ordenadas según el orden alfabético del núcleo léxico de la unidad fraseológica.
[16] Así, en el caso de la clase locucional adverbial (Vicente Llavata, 2011, pp. 149-151), se han podido identificar hasta 24 moldes sintácticos diferentes de un total de 167 locuciones. En cuanto a la clase locucional conjuntiva, tal como se analizó en Vicente Llavata (2010 y 2013), de un total de 43 unidades, 35 de ellas se configuran gramaticalmente a partir de la presencia de /que/ como elemento de cierre, y 8 sin la presencia de este componente, por lo que también se da, en términos de representatividad, una relación asimétrica entre el número total de unidades y los esquemas sintácticos configurados. A su vez, dentro del subgrupo de las 8 unidades, se dan hasta 4 esquemas sintácticos diferenciados, lo que muestra una heterogeneidad destacable.
[17] Tanto en el caso de la clase locucional conjuntiva (Vicente Llavata, 2010, pp. 557-570; 2013, pp. 214-215) como en el del tipo locucional prepositivo (Vicente Llavata, 2022a, p. 350), la mayor parte de las unidades fraseológicas incluidas en ambas clases locucionales presenta como primeras documentaciones el segmento temporal del siglo XIII. Con todo, existen algunas locuciones prepositivas como en benefiçio de, a subsidio de, en blasmo de o a suplicaçión de, si bien muchas de ellas no se consolidarán en la norma culta del español (Vicente Llavata, 2022b). También en el caso de la clase locucional conjuntiva se registran algunas unidades en el entorno de la obra literaria de nuestro autor, como es el caso de non embargante que o ya sea que.
[18] Tal como puede constatarse en la nomenclatura del Diccionario fraseológico documentado del español actual (Seco, Andrés y Ramos, 2018).
[19] En el caso de la clase locucional prepositiva, la variación fraseológica a partir de este rasgo resulta mucho más numerosa: a guisa de, a manera de, a la manera de, en compaña de, en compañía de, por mandado de, por mandamiento de, por pavor de, por temor de (Vicente Llavata, 2022a, pp. 351-352).
6. Referencias bibliográficas
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Corpas Pastor, G. (1996). Manual de fraseología española. Gredos.
Echenique Elizondo, M.ª T. (2003). Pautas para el estudio histórico de las unidades fraseológicas. En J. L. Girón Alconchel, F. J. Herrero Ruiz de Loizaga, S. Iglesias Recuero y A. Narbona Jiménez (eds.), Estudios ofrecidos al profesor José Jesús de Bustos Tovar (pp. 545-560). Editorial Complutense.
Echenique Elizondo, M.ª T. (2021). Principios de fraseología histórica española. Instituto Universitario “Menéndez Pidal”. https://www.ucm.es/smenendezpidal/coleccion-ars-maiorum.
García-Page, M. (2008). Introducción a la fraseología española: Estudio de las locuciones. Anthropos.
Kerkhof, M., y Gómez Moreno, Á. (eds.). (2003). Marqués de Santillana, Poesías completas. Castalia.
Lapesa, R. (1957). La obra literaria del Marqués de Santillana. Ínsula.
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Montoro del Arco, Esteban T. (2006). Teoría fraseológica de las locuciones particulares: Las locuciones prepositivas, conjuntivas y marcadoras en español. Peter Lang.
Penadés Martínez, I. (2012). Gramática y semántica de las locuciones. Universidad de Alcalá.
Pérez Priego, M. Á. (ed.). (1983-1991). Marqués de Santillana, Poesías completas (2 vols.). Alhambra.
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Ruiz Gurillo, L. (1997). Aspectos de fraseología teórica española. Universitat de València.
Ruiz Gurillo, L. (1998). La fraseología del español coloquial. Ariel.
Ruiz Gurillo, L. (2001). Las locuciones en español actual. Arco/Libros.
Seco, M., Andrés, O. y Ramos, G. (2018). Diccionario fraseológico documentado del español actual: Locuciones y modismos españoles (2.ª ed.). JdeJ. (Trabajo original publicado en 2004).
Tabares Plasencia, E. (2018). Fraseología jurídica en el Libro de buen amor. Estudis Romànics, 40, 59-88. https://doi.org/10.2436/20.2500.01.237.
Tabares Plasencia, E. (2023). Terminología y fraseología jurídicas en el Libro de buen amor. Peter Lang.
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Zuluaga, A. (1980). Introducción al estudio de las expresiones fijas. Peter Lang.
Agradecimientos
Este trabajo se inscribe en el proyecto Variación y codificación fraseológica en la historia del español (siglos XIII-XVIII) (CODIFRAS) con referencia PID2023-152770NB-I00, financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (Proyectos Generación de Conocimientos 2023) y gestionado por la Universidad de Jaén a través del Departamento de Filología Española. El proyecto forma parte del Programa Estatal para Impulsar la Investigación Científico-Técnica y su Transferencia, Subprograma Estatal de Generación de Conocimiento y está dirigido por el Dr. Francisco Pedro Pla Colomer (Universidad de Jaén) y el Dr. Santiago Vicente Llavata (Universitat de València).
Nota sobre el autor
Santiago Vicente Llavata ejerce como Profesor Titular de Universidad en el Departamento de Filología Española de la Universitat de València. Es miembro del grupo HISLEDIA (Historia e historiografía de la lengua castellana en su diacronía), grupo reconocido por esta misma Universidad (GIUV2013-080), en cuyo marco ha participado en diferentes proyectos de investigación. Autor de más de setenta publicaciones entre libros, capítulos de libro, textos de actas, artículos y reseñas, sus principales líneas de investigación giran en torno a la historia de la lengua española en contacto con otras modalidades y lenguas peninsulares, la fraseología histórica y la literatura medieval hispánica.
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