Philologica Canariensia 31 (2025), pp. 301-324                                                             

DOI: https://doi.org/10.20420/Phil.Can.2025.771                                                                                                                                                                           

Recibido: 17 de junio de 2024; versión revisada aceptada: 2 de octubre de 2024        

Publicado: 30 de mayo de 2025

 

 

 

 Pasado y presente del superlativo absoluto culto y popular en el polo de la inmediatez comunicativa

 

Past and Present of Standard and Colloquial Absolute Superlatives in the Area of Communicative Immediacy

 

Passé et présent du superlatif absolu cultivé et populaire dans l’immédiateté communicative

 

 

Mónica Velando Casanova

Universitat Jaume I

ORCID: 0000-0001-8138-6555

 

 

 

Resumen

 

Esta investigación analiza la evolución de las variantes cultas y populares de 14 parejas de superlativos absolutos sintéticos desde el siglo XVI hasta la actualidad, a través de ejemplos de discursos de la inmediatez comunicativa extraídos de diferentes corpus. El estudio se completa con los datos de una encuesta a estudiantes universitarios sobre los juicios de uso y corrección de estas formas. Si en los primeros siglos la variante culta es la seleccionada mayoritariamente, con el paso del tiempo la variante popular va ampliando su espacio en este ámbito más cercano a la oralidad, de manera que su incremento significativo en el siglo XIX abre las puertas hacia su consolidación en el XX y hasta llegar a su hegemonía en el XXI.

Palabras clave: superlativo absoluto sintético, forma culta, forma popular, evolución del superlativo, sociolingüística histórica

 

Abstract

 

This paper analyzes the development of standard and colloquial superlatives in 14 pairs of synthetic absolute superlatives from the 16th century to current times through examples in communicative immediacy discourse taken from different corpora. The study is supplemented with data from a survey of university students about the alleged uses and correctness assessments of these forms. While in the first centuries analyzed the standard superlative is the main preference, as time goes by, the colloquial option increases in this area close to oral performance. Thus, a significant increase in the 19th century paves the way for its consolidation in the 20th century to become predominant in the 21st century.

Keywords: synthetic absolute superlative, standard forms, colloquial forms, evolution of superlative, historical sociolinguistics

 

Résumé

 

Cette recherche analyse l’évolution des variantes cultivées et populaires de 14 paires de superlatifs absolus synthétiques du XVIe siècle à nos jours, à travers des exemples de discours de l’immédiateté communicative tirés de différents corpus. L’étude est complétée par les données d’une enquête menée auprès d’étudiants universitaires sur leur appréciation de l’utilisation et de la correction de ces formes. Bien que dans les premiers siècles la variante cultivée ait été majoritairement choisie, au fil du temps la variante populaire a progressivement élargi son espace dans cette sphère plus proche de l’oralité, de sorte que son augmentation significative au XIXe siècle a ouvert la voie à sa consolidation au XXe siècle et à son hégémonie au XXIe.

Mots-clés : superlatif absolu synthétique, forme cultivée, forme populaire, évolution du superlatif, sociolinguistique historique

 

 

 

1. Introducción

 

Este artículo estudia el superlativo absoluto sintético del adjetivo en español, esto es, el que añade los sufijos -ísimo y -érrimo, y presenta la posibilidad de desarrollar, a su vez, los dobletes cultos (por ejemplo, crudelísimo o paupérrimo) y populares o coloquiales (tales como cruelísimo o pobrísimo).[1] Se inscribe, asimismo, en la investigación diacrónica de la lengua, dado que se analiza la evolución de esta variación a lo largo de la historia (desde el siglo XVI hasta el siglo XXI). Junto a ello, el interés se centra en el ámbito de la inmediatez comunicativa, más cercano a la oralidad, puesto que en un estudio anterior (Velando Casanova, 2024) se observaron diferencias significativas entre tradiciones discursivas situadas en diferentes puntos de este eje concepcional (Oesterreicher, 2004). Así, mientras que el discurso más formal propiciaba la selección de las variantes cultas en todas las épocas, el del polo de la inmediatez favorecía un incremento significativo en el uso de las voces populares, en proporciones muy próximas ya a las cultas en el siglo XIX, y superadas con claridad en el XX.

Son numerosos y diversos los estudios sobre el superlativo en español, tanto desde el ámbito de la sincronía como desde el de la diacronía.

Por un lado, algunos de ellos se centran en el análisis de los sufijos -ísimo y -érrimo. Este es el caso del artículo de Palomo Olmos (2001) sobre la idiosincrasia de -ísimo y sus diferencias con la construcción analítica con muy. Por su parte, en lo concerniente al sufijo -érrimo, el trabajo de Goldschmitt y Hesselbach (2022) evidencia la actual predilección por las formas populares (en -ísimo) en detrimento de las cultas (en -érrimo). Y, por el contrario, Méndez Santos y Linares Bernabéu (2022) defienden el resurgimiento del sufijo -érrimo en creaciones neológicas procedentes de contextos digitales que buscan reproducir la oralidad, tales como buenérrimo y guapérrimo, entre otras.

Por otro lado, atrae la atención de los lingüistas la diferenciación de las fórmulas sintéticas y analíticas, así como su evolución (Serradilla Castaño, 2004, 2005, 2006, 2016 y 2018; Wang, 2013) y distribución dialectal (Lara Bermejo, 2018). En este sentido, la investigación desarrollada por Serradilla Castaño recorre, desde el español medieval y clásico hasta la actualidad, la historia de diferentes fórmulas superlativas: junto a -ísimo, las expresiones analíticas con bien, asaz, además, harto y muy, entre otras, y las nuevas construcciones con mazo, mogollón o, incluso, súper. Y, recientemente (Serradilla Castaño, 2022), a partir de los datos del Corpus Oral Sonoro del Español Rural (COSER) y, por tanto, desde el ámbito de la inmediatez comunicativa, aborda el análisis gramatical y la frecuencia de uso de muy e -ísimo en hablantes andaluces.

En este marco, sin embargo, llama la atención el escaso interés que hasta la fecha ha suscitado el análisis sobre la evolución de las formas dobles, la culta y la popular, objeto de estudio del artículo de estas páginas. Asimismo, como señala Wang (2013, pp. 12-13), aunque se investiga sobre los distintos mecanismos de expresión de la gradación del adjetivo, no son tantos los trabajos que profundizan en la perspectiva diacrónica. Y a ello se añade la dificultad de poder recurrir a documentos que puedan considerarse como la representación concepcionalmente más cercana a la oralidad del momento.

En la línea de los trabajos descritos e intentando aportar nuevos datos al estudio de la superlación en español, la presente investigación analiza la variación existente entre superlativos cultos y populares del español en su recorrido histórico a lo largo de seis siglos (desde el XVI hasta el XXI) y, además, en el seno de algunas tradiciones discursivas cercanas al polo de la inmediatez comunicativa, tales como la correspondencia privada, los diarios y las memorias, los diálogos familiares, las declaraciones en juicios, las conversaciones coloquiales, los testimonios, las entrevistas, etc. Todo ello con el objetivo de descubrir la implicación del eje discursivo en los procesos de variación y cambio lingüístico.

Este artículo se estructura del siguiente modo: a continuación, en § 2 se aborda el origen y la evolución histórica del superlativo; en § 3 se comentan las características del corpus de textos utilizado; en § 4 se describe la metodología de la investigación; en § 5 y § 6 se analizan los superlativos cultos y populares en los corpus y en la encuesta, respectivamente; finalmente, el último apartado (§ 7) sintetiza las principales conclusiones del estudio.

 

2. Sobre el superlativo absoluto: origen y evolución histórica

      

El grado superlativo se define como “la ponderación en grado máximo o mínimo de la cantidad o cualidad” (Palomo Olmos, 2001, p. 160). En el caso del adjetivo, hay dos tipos de superlativo:  el absoluto (muy noble y nobilísimo) y el relativo (el más noble). El primero de ellos expresa el grado más alto en una escala (Gómez Torrego, 2002, p. 54) y recurre a construcciones analíticas (sobre todo con muy) o sintéticas, con los sufijos -ísimo y -érrimo (objeto de análisis en estas páginas). El segundo, el superlativo relativo, por su parte, expresa la cualidad poseída por el referente en un grado más alto que el resto de los de su conjunto (Gómez Torrego, 2002, p. 54). 

La historia del superlativo se remonta a su origen en el latín, en el que la formación sintética (-issimus/-errimus) es la predominante. Sin embargo, en los inicios de las lenguas romances, estas se decantan por el procedimiento analítico (intensificador + adjetivo) (véanse, entre otros, Palomo, 2001, p. 160; Serradilla Castaño, 2004, p. 97; 2005, p. 359 y 2016, p. 93; Zieliński, 2013, p. 107, y Lara Bermejo, 2018, p. 225), de tal modo que los superlativos terminados en -ísimo y -érrimo, durante los siglos XV y XVI, se consideran cultismos, de influencia italiana y latinizante y de uso restringido a la literatura religiosa y al tratamiento nobiliario (Jörnving, 1962, pp. 57 y 80). Es a partir del siglo XVI cuando este superlativo sintético empieza tímidamente a aumentar su frecuencia de uso (Serradilla Castaño, 2016, p. 95; 2018, p. 915), de tal manera que, en el siglo XVII, con su propagación por todas las capas sociales y su pérdida de valor culto, consolida su empleo (Serradilla Castaño, 2004, p. 133). Con todo, no será hasta el siglo XIX cuando, con el incremento significativo de -ísimo (mayor que el de -érrimo), se desprenda definitivamente de su carácter culto y se introduzca plenamente en el discurso de la inmediatez comunicativa (diarios, cartas, memorias, periódicos, etc.) (Wang, 2013, pp. 217, 219 y 222). Actualmente, “aunque aún pueda quedar cierto matiz culto, su uso (-ísimo) se ha extendido a todo tipo de adjetivos y puede hoy considerarse de uso común en diversos registros” (Serradilla Castaño, 2018, p. 926), lo que no parece adscribirse a las formas en -érrimo, que “nunca han podido desprenderse del rasgo semántico [+ culto] y siguen perteneciendo en la actualidad al habla culta” (Goldschmitt y Hesselbach, 2022, p. 123).

 

3. El corpus

 

Los superlativos absolutos terminados en -ísimo / -érrimo que se han analizado en este artículo proceden de diversos corpus.

En primer lugar, se ha contado con el corpus INCOM (Inmediatez Comunicativa), recopilado por el grupo de investigación Sociolingüística de la Universitat Jaume I, dirigido por el profesor José Luis Blas Arroyo.[2] A este se suman otros corpus que recogen textos similares, como Post Scriptum y CODEA. El conjunto textual está conformado por más de 12 000 documentos (del siglo XVI al XX), que podrían considerarse cercanos al polo de la inmediatez comunicativa, dado que integra tanto correspondencia privada sobre asuntos íntimos y personales como diarios, memorias y otros géneros autobiográficos, escritos por españoles de diversa procedencia geográfica y social.

Una vez establecido el listado de parejas de superlativos a partir de los mencionados corpus, se ha procedido a ampliar la muestra mediante la correspondiente búsqueda en otros corpus diacrónicos y sincrónicos, a partir del mismo tipo de tradiciones discursivas mencionadas. Se han consultado los de la Real Academia Española —el CORDE (Corpus Diacrónico del español), el CREA (Corpus de Referencia del Español Actual) y el CORPES XXI (Corpus del Español del Siglo XXI) (de este último, solo medio oral, siglo XXI)— y, finalmente, el CdE (Corpus del Español), compilado por Mark Davies (2002).[3]

El estudio se completa con la revisión del repertorio de superlativos configurado a través de las obras de la Real Academia Española —gramáticas desde 1771 hasta 2009, siguiendo el criterio de selección de ediciones de Gómez Asencio y Garrido Vílchez (2005); diccionarios desde 1780 hasta 2014—[4] para conocer el momento de su inclusión en ellas, así como sus correspondientes cuestiones normativas.

 

4. Cuestiones metodológicas

 

Este artículo estudia 14 parejas de superlativos empleadas en contextos que hoy pueden considerarse como la representación más cercana a la oralidad de cada momento histórico. En todos los corpus utilizados (ver § 3), se documenta la alternancia entre la forma popular o coloquial y la culta: amiguísimo/amicísimo, apaciblísimo/apacibilísimo, ardientísimo/ ardentísimo, buenísimo/bonísimo, ciertísimo/certísimo, cruelísimo/crudelísimo, fielísimo/ fidelísimo, friísimo/frigidísimo, fuertísimo/fortísimo, noblísimo/nobilísimo, pobrísimo/ paupérrimo, pulcrísimo/pulquérrimo, terriblísimo/terribilísimo y tiernísimo/ternísimo.

A la hora de seleccionar las voces, se ha procedido de la siguiente manera: mediante el programa de concordancias WordSmith 6.0, se han extraído los superlativos absolutos (-ísimo/a y -érrimo/a) del corpus INCOM;[5] seguidamente, se han escogido únicamente aquellos en los que se da la alternancia entre forma culta y popular, como amicísimo y amiguísimo; a continuación, todas estas parejas de superlativos se han buscado en los corpus adicionales utilizados en este estudio, y, finalmente, se han descartado los superlativos que, aunque desarrollan ambas formas, solo presentan una de las dos (la culta o la popular) en tales corpus.

Con el objeto de analizar su evolución histórica, estas parejas se han distribuido en cuatro grupos de acuerdo con su constitución: superlativos de raíz con cambios consonánticos (N=4), superlativos de raíz latina -bilis de los adjetivos terminados en -ble (N=3), superlativos de raíz con cambios vocálicos (diptongación) (N=5) y superlativos con terminación en -érrimo, -érrima (N=2).

De este modo, con respecto a los superlativos de raíz con cambios consonánticos, solo se han registrado las variantes amplísimo, cordialísimo, devotísimo, enemiguísimo, infidelísimo, particularísimo, popularísimo, principalísimo, sacratísimo, sapientísimo, simplicísimo, singularísimo y solemnísimo, y sin correlato con sus alternativas, [6] por lo que se han descartado para el estudio. Tampoco se han considerado los pares antigüísimo/ antiquísimo y dificilísimo/dificílimo, dada la práctica inexistencia de variación, con 1/73 registros para la primera y 84/1 para la segunda. 

Si bien el corpus incluye numerosos ejemplos de superlativos de raíz latina “-bilis” de los adjetivos terminados en “-ble”, la tendencia mayoritaria es la terminación en -bilísimo. Por ello, se eliminan del análisis las siguientes parejas de superlativos, por su aparición exclusiva con -bilísimo: afablísimo/afabilísimo, agradablísimo/agradabilísimo, amablísimo/amabi-lísimo, apreciablísimo/apreciabilísimo, considerablísimo/considerabilísimo, desagradablí-simo/desagradabilísimo, favorablísimo/favorabilísimo,  horriblísimo/horribilísimo, inva-riablísimo/invariabilísimo, lamentablísimo/ lamentabilísimo, laudablísimo/laudabilísimo, loablísimo/loabilísimo, miserablísimo/miserabilísimo, notablísimo/notabilísimo, respeta-blísimo/respetabilísimo y sensiblísimo/sensibilísimo.

En el grupo de superlativos de raíz con cambios vocálicos (diptongación), se excluyen aquellas parejas de superlativos en las que solo hay ocurrencias de una de las voces: diestrísimo (8)/destrísimo (0), gruesísimo (6)/grosísimo (0) —ambas con predominio de la variante popular— y valientísimo (0)/valentísimo (53), en este último caso con hegemonía de la variante culta. Y también aquellas en las que, además de la insuficiente cuantía de ejemplos, hay paridad en los resultados: fervientísimo (1)/ferventísimo (1) y recientísimo (3)/recentísimo (3).

Es escasa la variación encontrada en los superlativos con terminación en -érrimo, -érrima. Lo habitual es que solo aparezca la voz culta: acérrimo, celebérrimo, integérrimo, libérrimo, misérrimo y ubérrimo, con las excepciones de asperísimo y negrísimo, que presentan únicamente la variante popular. Dada la ausencia de variación para estas voces, no se contabilizan en el análisis, de tal modo que, en este grupo, únicamente se analizan las parejas pobrísimo/paupérrimo y pulcrísimo/pulquérrimo.

Esta investigación ha sido completada con los datos recogidos por una encuesta (véase Anexo) sobre los juicios hallados en una muestra de estudiantes universitarios acerca del uso que hacen de los superlativos cultos y populares. Se ha realizado durante el mes de abril de 2024 y han participado un total de 136 alumnos de la Universitat Jaume I de Castellón,[7] todos ellos hablantes nativos de español y, evidentemente, procedentes de un entorno académico. La selección de este perfil de informantes no ha sido arbitraria, sino que se ha buscado que, por su nivel de estudios, pudieran ser conocedores de la existencia de estos dobletes entre formas de superlativo cultas y populares.

 

5. Análisis de los superlativos cultos y populares en los corpus

 

Tal y como se ha indicado en el apartado anterior, en esta investigación se analiza el recorrido histórico de 14 parejas de superlativos absolutos que presentan variación entre forma culta y popular y que están aceptadas actualmente por la normativa lingüística académica, con las únicas excepciones de apaciblísimo, noblísimo y terriblísimo.[8] Asimismo, para facilitar el estudio descriptivo, se han organizado en grupos de acuerdo con su diferente estructura, tal y como se recoge en la siguiente tabla (Tabla 1). En ella, aparecen las frecuencias absolutas y los porcentajes correspondientes a la evolución de las variantes de superlativo a lo largo de los siglos.

 

Tabla 1. Recorrido histórico de los superlativos populares y cultos


 

En el grupo de superlativos de raíz con cambios consonánticos (amiguísimo/amicísimo, cruelísimo/crudelísimo, fielísimo/fidelísimo y friísimo/frigidísimo), [9] es la variante culta la predominante en términos absolutos en todos los siglos, con la excepción del XVI, en el que los valores casi se igualan (47,8 % para la culta / 52,2 % para la popular).[10] Ahora bien, este resultado se debe, fundamentalmente, a las cifras tan elevadas que registra fidelísimo (143), variante elegida en todas las épocas hasta el siglo XX.[11] Sin embargo, fuera de estos casos, son las voces populares las mayoritarias.[12] Así, la variante cruelísimo (31) se muestra casi categórica a lo largo del tiempo, mientras que friísimo (13) prácticamente duplica los casos de frigidísimo (7), y amiguísimo (7) se mantiene más en equilibrio con amicísimo (5), lo que parece romperse a favor de la primera en el siglo XX.

Por periodos, con las excepciones de fidelísimo y cruelísimo, formas seleccionadas mayoritariamente en todos los siglos, en el caso de los pares amiguísimo/amicísimo y friísimo/frigidísimo, la tendencia es priorizar la variante culta en los primeros siglos para pasar, a partir del XVIII, a favorecer a la popular.

Con presencia prácticamente exclusiva de las variantes cultas (con un 95,7 %), las aceptadas por la norma lingüística,[13] el grupo de los superlativos de raíz latina “-bilis” de los adjetivos terminados en “-ble” (apaciblísimo/apacibilísimo, noblísimo/nobilísimo y terriblísimo/terribilísimo) ofrece una variación mínima. Los escasísimos ejemplos de -blísimo hallados (tan solo 5), ubicados en los primeros siglos (XVI y XVII), desaparecen en los siguientes, salvo el superlativo noblísimo, que, paradójicamente, cuenta con dos casos en el siglo XIX (frente a 5 de nobilísimo), pero que no desarrolla un mayor recorrido, pues en los siglos XX y XXI es la forma culta la única seleccionada. Por tanto, los datos del análisis revelan la consolidación de la variante culta terminada en -bilísimo en todas las épocas del idioma, con especial preeminencia en los últimos siglos.

Mayor variación se observa en los superlativos de raíz con cambios vocálicos (diptongación) (ardientísimo/ardentísimo, buenísimo/bonísimo, ciertísimo/certísimo, fuertísimo/fortísimo y tiernísimo/ternísimo),[14] en los que las cifras globales muestran prácticamente un equilibrio (49,9 % / 50,1 %), que también se traslada a los dobletes analizados, con tres de ellos que se decantan por el empleo de la forma culta (ardentísimo, certísimo y fortísimo), mientras que los otros dos lo hacen por la popular (buenísimo y tiernísimo).[15] Con todo, revisando el recorrido histórico, mientras que hay una prevalencia clara de los superlativos cultos ardentísimo y fortísimoen todas las épocas,[16]  la de certísimo alcanza solo hasta el siglo XVII[17] y la de bonísimo hasta el XVIII, momento en el que se inicia su declive (de 127 en el siglo XVII se pasa a solo 10 en el XVIII). Asimismo, buenísimo comienza tímidamente a superar a bonísimo en el siglo XIX (11/5) hasta llegar a valores casi categóricos en el XX (186/8), y ya en el XXI queda como variante exclusiva (71/0).[18]

Junto a las preferencias de cada pareja de superlativos, bien por la variante culta o por la popular, es revelador un aumento progresivo de la frecuencia de estas últimas en la serie histórica (véase el Gráfico 1).[19]

 

Gráfico, Gráfico de líneas

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Gráfico 1. Evolución del uso de las variantes cultas y populares de los superlativos de raíz con cambios vocálicos (diptongación)

 

De este modo, si en los siglos XVI (3 % / 97 %) y XVII (5,7 % / 94,3 %) es la variante culta la predominante, en el XVIII (38,6 % / 61,4 %) es la popular la que empieza tímidamente a ampliar su espacio, y en el XIX (65,2 % / 34,8 %) se posiciona como la forma privilegiada, tendencia que se intensificará en las centurias siguientes: siglo XX (80,9 % / 19,1 %) y siglo XXI (89 % / 11 %).

Finalmente, los superlativos con terminación en “-érrimo, -érrima” son voces cultas que han ido reemplazándose por sus equivalentes formas populares, constituidas a partir de los sufijos -ísimo, -ísima. Así, la NGLE (2009, p. 527) recoge los dobletes: aspérrimo/asperísimo, integérrimo/integrísimo, nigérrimo/negrísimo, paupérrimo/pobrísimo y pulquérrimo/ pulcrísimo.

Dada la escasa variación hallada en este grupo,[20] el listado estudiado se reduce a los pares paupérrimo/pobrísimo y pulquérrimo/pulcrísimo, en los que, en esta ocasión, el superlativo popular es el predominante. En el caso del primero, ello se evidencia con claridad hasta el siglo XIX, dada la práctica inexistencia del doblete culto (representado con un solo caso en el XVI),[21] si bien en el XX y el XXI parece observarse un resurgimiento del superlativo terminado en -érrimo. [22] Diferente se presenta la variación pulcrísimo/pulquérrimo, en la que los únicos 5 ejemplos registrados se ubican en el siglo XX, y la ventaja de la forma popular (3) sobre la culta (2) se reduce a un único caso.

Tras la revisión de los distintos grupos de superlativos en los párrafos anteriores, y, con la finalidad de obtener una perspectiva diacrónica más precisa acerca de las principales tendencias de cambio lingüístico observadas en la historia de la lengua, la Tabla 2 ofrece a continuación la distribución por siglos de los superlativos que presentan variación entre la forma popular y la culta. Las cuatro primeras columnas dan cuenta de los cuatro tipos de superlativos reseñados, mientras que la última muestra las cifras globales.

 

 

 

Tabla 2. Evolución de las variantes populares y cultas de los superlativos por siglos[23]

 

Por una parte, y como se puede apreciar tras la comparación con los datos anteriores de la Tabla 1, tanto en el grupo de superlativos de raíz con cambios consonánticos como en el de raíz latina “-bilis” de los adjetivos terminados en “-ble” la variante culta es la mayoritaria en todas las épocas, mientras que, en el caso de los superlativos de raíz con cambios vocálicos, si bien se sigue esta tendencia, a partir del siglo XIX se invierte a favor de la variante popular, variante que, por otro lado, es la seleccionada siempre por el grupo de superlativos con terminación en “-érrimo, -érrima”.

Por otra parte, con respecto a las cifras globales recogidas en la última columna, la serie histórica revela el camino emprendido por las variantes populares hacia su hegemonía: en las primeras etapas (siglos XVI y XVII) son los superlativos cultos los seleccionados mayoritariamente (con un 78,5 % y un 84,2 % de los ejemplos, respectivamente, frente a un 21,5 % y un 15,8 % de las formas populares); en el XVIII se van aproximando los valores (31,3 % / 68,7 %); en el XIX casi se igualan (46,8 % / 53,2 %), y ya en el XX (69 % / 31 %) y, todavía más, en el XXI (85,2 % / 14,8 %) las voces populares dominan el espacio de la superlación. Una vez más, en la línea de lo observado en un artículo anterior (Velando Casanova, 2024),[24] se confirma, ahora con un corpus más amplio, que el discurso de la inmediatez comunicativa propicia la elección de las formas coloquiales, especialmente en las últimas épocas.

 

6. Análisis de los superlativos cultos y populares en las encuestas

 

La encuesta, realizada durante el mes de abril de 2024, ha contado con 136 informantes, mayoritariamente españoles (126),[25] que se encuentran cursando sus estudios de grado[26] o máster[27] en la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales de la Universitat Jaume I de Castellón. Por tanto, la franja de edad es, sobre todo, la comprendida entre los 25 y los 30 años (128), y con un porcentaje ligeramente mayor para las mujeres (61 %).

El hecho de que se haya recurrido a estudiantes universitarios tiene su razón de ser en el interés por contar con informantes con ciertos conocimientos académicos sobre la lengua, de manera que fueran capaces de identificar las variantes cultas y populares de los superlativos seleccionados. En total, se trata de 10 parejas de superlativos, representativas de cada uno de los grupos estudiados en el presente artículo, y que podrían considerarse fácilmente reconocibles por el alumnado: amiguísimo/amicísimo, buenísimo/bonísimo, ciertísimo/certísimo, cruelísimo/crudelísimo, fielísimo/fidelísimo, friísimo/frigidísimo, fuertísimo/ fortísimo, noblísimo/nobilísimo, pobrísimo/paupérrimo y pulcrísimo/ pulquérrimo.

El cuestionario incluye cinco preguntas (véase Anexo) —dos de ellas con ejemplos de oraciones procedentes del corpus utilizado para esta investigación— en las que se indaga sobre las preferencias de uso que declaran los informantes. Tras varias estrategias distractoras para desviar la atención de los informantes acerca del verdadero objeto de estudio, la encuesta alterna preguntas de selección entre formas cultas y populares (pregunta 2) con las de rellenar con superlativos terminados en -ísimo/a o en -érrimo/a los huecos de una serie de secuencias (pregunta 3), pasando por la valoración de la corrección o incorrección de superlativos populares incluidos en enunciados (pregunta 4), y hasta la ordenación de estas formas de superlativo por frecuencia de empleo (pregunta 5).

Con respecto a la primera de las preguntas, en la que se investiga sobre la frecuencia con que creen utilizar las construcciones muy + adjetivo (muy guapo) o adjetivo + -ísimo/a (guapísimo) o -érrimo/a (celebérrimo) —o, incluso, ambas opciones— para la expresión del grado máximo del adjetivo, el llamado superlativo absoluto, los porcentajes se han repartido del siguiente modo (véase el Gráfico 2):

 

Gráfico, Gráfico circular

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Gráfico 2. Frecuencias de percepción de uso de las formas de superlativo absoluto (%)

 

Como se observa, son muy pocos los estudiantes que consideran que utilizan mayoritariamente la fórmula sintética (16,9 %) frente a los que creen optar por la analítica (40,4 %). Aun así, el grupo más numeroso es el que piensa que acostumbra a alternar ambas formas (42,7 %). En todo caso, los porcentajes muestran claramente que el adjetivo + -ísimo/a o -érrimo/a no se emplea de manera categórica, ni siquiera prioritaria, o, al menos, así lo perciben los encuestados.

Sobre las posibles razones de estos resultados, cabe recordar, en primer término, que, a lo largo de la historia, la superlación se ha expresado mayoritariamente mediante el procedimiento analítico, y que las formas sintéticas con los sufijos -ísimo y -érrimo se han considerado durante largo tiempo como cultismos (véase § 2). Incluso en la actualidad, pese a su mayor difusión, sigue percibiéndose ese matiz culto, especialmente en las variantes con -érrimo, pero a menudo no solo en estas. A ello se añaden las restricciones de uso que presenta -ísimo frente a muy con ciertos tipos de adjetivos (Serradilla Castaño, 2022, pp. 197-198). Asimismo, en un sondeo realizado por esta misma autora (Serradilla Castaño, 2005, p. 362), los hablantes consultados observaban en la forma desinencial una mayor carga expresiva, un mayor carácter enfático; en definitiva, un mayor grado en la superlación. En consecuencia, factores diversos, como las tendencias históricas mayoritarias, la idiosincrasia de los propios adjetivos, el contexto (formal o informal) de uso o la intención del hablante, entre otros, podrían condicionar los usos sintéticos o analíticos en cada situación comunicativa. Con todo, convendría recabar más datos y estudiar con mayor detenimiento todas estas cuestiones para alcanzar un diagnóstico más preciso.

Por otro lado, tras el análisis de las preguntas 2 y 5 —para los casos de buenísimo/bonísimo, cruelísimo/crudelísimo, friísimo/frigidísimo, noblísimo/nobilísimo y pobrísimo/paupérrimo—, y 3 y 5 —para los casos de amiguísimo/amicísimo, ciertísimo/ certísimo, fielísimo/fidelísimo, fuertísimo/fortísimo y pulcrísimo/pulquérrimo—,[28] se observa que los encuestados prefieren las formas populares en todas las parejas de superlativos (véase el Gráfico 3).[29] Esta es casi categórica en los casos de amiguísimo y buenísimo (98,5 % y 94,8 %, respectivamente). Le siguen de cerca cruelísimo (90,2 %), friísimo (83,8 %) y pulcrísimo (83,4 %), y un poco más alejado ciertísimo (78 %). Finalmente, con valores más próximos a las formas cultas, se encuentran fielísimo (60,4 %), fuertísimo (60,4 %), noblísimo (56 %) y pobrísimo (55,6 %).

 

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Gráfico 3. Distribución de las percepciones de uso de los superlativos populares (%)

 

Sin embargo, las respuestas a la cuarta pregunta, en la que se solicita al encuestado su opinión sobre la corrección o incorrección de algunos de estos superlativos populares (ciertísimo, cruelísimo, friísimo, fuertísimo, noblísimo y pobrísimo) incluidos en oraciones procedentes del corpus, arrojan unas cifras menos extremas (véase el Gráfico 4). En esta ocasión, los porcentajes más elevados de la consideración de las formas populares como correctas giran en torno al 70 %; en concreto: cruelísimo (76,5 %), friísimo (71,3 %) y ciertísimo (69,1 %). A ellos les siguen fuertísimo (67 %), noblísimo (61,8 %) y pobrísimo (55,2 %), cuyas voces equivalentes cultas, además, son las elegidas mayoritariamente en la respuesta a “no es correcto, yo diría”:[30] fortísimo (88,6 %), nobilísimo (74,5 %) y paupérrimo (81,7 %). De ello, se desprende que, dada la formación académica de los entrevistados, la tendencia es considerar los superlativos cultos como los correctos desde el punto de vista normativo, posiblemente por sus trayectorias escolares (al menos parece ser así para fortísimo y paupérrimo; en el caso de nobilísimo, se observan más vacilaciones).

 

Aplicación

Descripción generada automáticamente con confianza media

Gráfico 4. Grado de percepción de los superlativos populares como formas canónicas (%)

 

Por otra parte, la última pregunta de la encuesta, en la que los encuestados deben ordenar los superlativos de acuerdo con su preferencia de uso (“1 para el que más utilizas, 2 para el que utilizas menos, y 0 para el que no utilices nunca”), también ofrece datos interesantes (véase el Gráfico 5).[31] Así, amicísimo (67 %), frigidísimo (62,5 %), pulquérrimo (61,8 %) y crudelísimo (59,6 %) son los superlativos cultos que han obtenido un porcentaje más elevado en la opción de “nunca empleado”, seguidos de bonísimo (44,9 %), certísimo (40,4 %) y nobilísimo (38,2 %), y, por último, con valores claramente inferiores, de fidelísimo (31,6 %), paupérrimo (31,6 %) y fortísimo (19,8 %). Por tanto, en consonancia con lo visto hasta ahora, en los pares de superlativos fielísimo/fidelísimo, fuertísimo/fortísimo, noblísimo/nobilísimo y pobrísimo/paupérrimo es mayor la vacilación entre el empleo de la variante popular y la culta.

 

Gráfico 5. Porcentaje de encuestados que declara no utilizar nunca estos superlativos cultos

 

Finalmente, es revelador que el 46,3 % de los informantes haya presentado contradicciones en sus respuestas a las preguntas 2 y 5, por un lado, y 3 y 5, por otro lado. Así, mientras que en una seleccionaban la forma culta, en la otra preferían la popular (o viceversa). De este modo, las principales vacilaciones han sido para las parejas fielísimo/ fidelísimo (22 encuestas), fuertísimo/fortísimo (17 encuestas), ciertísimo/certísimo (15 encuestas), noblísimo/nobilísimo (11 encuestas) y pobrísimo/paupérrimo (9 encuestas). En definitiva, se trata de un nuevo indicio de las inseguridades del hablante en la percepción de uso de estos superlativos, que, tal y como se desprende de la primera pregunta del cuestionario, si bien no han sido totalmente reemplazados, tampoco ocupan una posición de privilegio.

 

7. Conclusiones

 

En este artículo se han estudiado catorce parejas de superlativos absolutos sintéticos con sus respectivas variantes cultas y populares en su recorrido histórico desde el siglo XVI hasta la actualidad. Para ello, se han contado con ejemplos extraídos de textos que pueden caracterizarse como más próximos al polo de la inmediatez comunicativa. Asimismo, a través de un cuestionario cumplimentado por estudiantes universitarios se ha obtenido información sobre los juicios de empleo de estas formas de superlación.

Los datos del corpus atestiguan el camino emprendido por la variante popular hacia su consolidación actual como la elegida prioritariamente en esta modalidad de discurso: ya desde el siglo XIX se hace evidente la preferencia por esta y en el XX, e incluso más en el XXI, se consolida su hegemonía. Con todo, es interesante observar la evolución de cada superlativo, ya que no todos han experimentado este cambio en la misma medida.

Así, por ejemplo, en los superlativos de raíz con cambios consonánticos, la forma culta fidelísimo es mayoritaria en todo el eje cronológico, al igual que ocurre, en esta ocasión para la popular, con cruelísimo. Sin embargo, en los pares amiguísimo/amicísimo y friísimo/ frigidísimo la selección no se muestra tan categórica, y parece observarse un cambio de tendencia a favor de la variante popular a partir del siglo XVIII. Ello, además, viene avalado por los resultados de la encuesta sobre las creencias de uso actuales: mientras que amiguísimo (98,5 %) y friísimo (83,8 %) se sitúan entre las formas populares más empleadas, sus homólogas cultas, amicísimo (67 %) y frigidísimo (62,5 %), obtienen porcentajes muy elevados en la categoría de “nunca utilizadas”. De igual modo ocurre con cruelísimo, con un 90,2 % de preferencias de uso declaradas, con un 76,5 % de valoración de uso correcto, y con un 59,6 % de no empleo de crudelísimo. Y, por último, como cabía esperar por el recorrido histórico, diferente es el caso de fielísimo (con solo un 60,4 % de percepción de uso), con porcentajes bajos de “no empleo” para fidelísimo (31,6 %) y con contradicciones en las respuestas de la encuesta (22 participantes).

En el grupo de los superlativos de raíz latina “-bilis” de los adjetivos terminados en “-ble”, la variante culta se presenta prácticamente como exclusiva. De los adjetivos analizados, el par noblísimo/nobilísimo, con más casos registrados, se ha incluido en el cuestionario sobre juicios de uso. Resulta interesante la vacilación hallada en las respuestas: de un lado, el 56 % de los participantes cree utilizar noblísimo, y el 61,8 % considera correcta esta forma popular; por otro lado, entre los que la identifican como “no correcta”, un 74,5 % la sustituye por nobilísimo, y, por último, un 38,2 % señala que nunca emplearía nobilísimo. Junto a ello, en 11 encuestas, se detectan incoherencias entre unas y otras respuestas.

Los superlativos de raíz con cambios vocálicos (diptongación) muestran una tendencia hacia la variante popular a medida que avanza el tiempo, en concreto a partir del siglo XIX y con un incremento significativo en los siguientes periodos. Si bien los cultismos ardentísimo y fortísimo mantienen su predominio en todas las épocas, al igual que, por su parte, el superlativo popular tiernísimo, para las parejas buenísimo/bonísimo y ciertísimo/certísimo, en cambio, la trayectoria ha sido diferente: certísimo, voz preferida hasta el siglo XVII, y bonísimo, hasta el XVIII, han dejado paso, posteriormente, a sus equivalentes populares, ciertísimo y buenísimo, respectivamente. Para la encuesta, se han seleccionado las tres parejas con mayor número de ejemplos, y, como cabía esperar, los resultados se muestran bastante coherentes con los datos del corpus: buenísimo (94,8 %) y ciertísimo (78 %), con índices elevados de frecuencia de uso declarada, y, en menor medida, fuertísimo (60,4 %), que, además, tampoco obtiene cifras muy elevadas en las percepciones acerca de su empleo canónico (67 %), a lo que se añade la baja cifra registrada por fortísimo (19,8 %) en la opción de “nunca empleado”. Por último, se han registrado contradicciones para las parejas fuertísimo/fortísimo (en 17 encuestas) y ciertísimo/certísimo (en 15 encuestas), no así para buenísimo/bonísimo.

Finalmente, con respecto a los superlativos con terminación en “-érrimo, -érrima” que han originado formas populares equivalentes con -ísimo, -ísima, considerando las parejas paupérrimo/pobrísimo y pulquérrimo/pulcrísimo, los datos revelan, nuevamente, la supremacía del superlativo popular, si bien el doblete culto sigue manteniendo su presencia —mayor para paupérrimo— en los últimos siglos (XX y XXI). Por tanto, no es de extrañar que, en los cuestionarios, pobrísimo (55,6 %) aparezca con los menores índices de frecuencia (no así para pulcrísimo, con un 83,4 %), así como en los juicios acerca de su corrección (tan solo un 55,2 % de los participantes, de los que un 81,7 % señala paupérrimo como la forma válida), y que únicamente un 31,6 % seleccione paupérrimo como forma “nunca empleada” (para pulquérrimo, el dato es mayor, con un 61,8 %). Y, nuevamente, se constaten vacilaciones para esta pareja (pobrísimo/paupérrimo), en esta ocasión en 9 encuestas.

En definitiva, se concluye que el discurso de la inmediatez comunicativa favorece la variante popular, y más en épocas recientes, como revela el análisis del corpus y de los cuestionarios, al menos para los datos analizados. Sin embargo, todavía se observan vacilaciones en las parejas de superlativos fielísimo/fidelísimo, fuertísimo/fortísimo, noblísimo/nobilísimo y pobrísimo/paupérrimo. En todas ellas, salvo el caso excepcional de paupérrimo, el cultismo es la voz seleccionada en el corpus de textos a lo largo del tiempo; de ahí que no resulte sorprendente que los participantes de las encuestas, aunque digan seleccionar las voces populares, no lo hagan en cifras absolutas ni muestren una total certeza. Evidentemente, por un lado, el peso de las tradiciones discursivas y académicas está muy presente, y, por otro, la preferencia por las formas analíticas (solo un 16,9 % de los encuestados dice utilizar con mayor frecuencia el superlativo sintético) propicia, indirectamente, un mayor incremento en las vacilaciones sobre el uso de estas voces.

Esta investigación confirma una vez más la necesidad de recurrir a corpus de inmediatez comunicativa en el estudio diacrónico de la lengua, como ocurre, en este caso, con la evolución de los superlativos absolutos cultos y populares. Sin duda, el uso de estos materiales abre nuevas vías de análisis para el estudio de la variación y el cambio lingüístico en la historia del español.

 

8. Notas

 


[1] Si bien los términos de culto y popular, como ha advertido uno/a de los/as evaluadores/as del presente trabajo, pueden reflejar una dicotomía demasiado rígida de la lengua en detrimento de una visión más gradual de las situaciones de comunicación, como la que proporcionan los conceptos de inmediatez y distancia comunicativas —véanse Koch y Oesterreicher (2007) y Oesterreicher (2004)—, se opta por seguir haciendo uso de las etiquetas superlativo culto y superlativo popular por su larga tradición académica y bibliográfica. En este contexto, culto responde a la voz cultismo, refiriéndose al superlativo que mantiene la raíz del adjetivo latino, mientras que popular designa al superlativo que incorpora la raíz española del adjetivo (la voz patrimonial).

[2] Para más información sobre este corpus, véase Blas Arroyo y Puertas Ribés (2024), así como la página electrónica del grupo de investigación: http://sociolinguisticawe.wix.com/sociolinguisticauji.

[3] También se ha accedido al corpus CHARTACorpus Hispánico y Americano en la Red: Textos Antiguos (2015)—, si bien los superlativos hallados no han sido objeto de análisis al no admitir la variación forma culta/popular. Como excepción, se registran 3 casos de sacratísimo, forma culta de la variante sacratísimo/sagradísimo, pero todos ellos pertenecen a un registro culto.

[4] Se ha recurrido al respecto al NTLLE (s. f.) y a las ediciones de la web de la Real Academia Española (2001 y 2014) que no se incluyen en el NTLLE.

[5] Para contemplar toda la variación posible, se utilizan las siguientes fórmulas en la sintaxis de búsqueda del programa de concordancias: *isim*, *ísim*, *issim*, *íssim*, *errim* y *érrim*. Tras la selección de los superlativos variables, estos se han revisado nuevamente a partir de sus formas propias e incluyendo, igualmente, el asterisco, como, por ejemplo, am*sim* (amiguísimo y amicísimo).

[6] No aparecen, por tanto, las siguientes formas de superlativo: amplicísimo, cordialicísimo, devoticísimo, enemicísimo, infielísimo, particularicísimo, popularcísimo, principalicísimo, sabísimo, sagradísimo, simplicísimo, singularicísimo y solemnicísimo.

[7] Sirvan estas líneas como agradecimiento a la colaboración de estos estudiantes, que, de manera voluntaria, libre y desinteresada, aceptaron participar en la presente investigación. De acuerdo con las directrices del Comité de Ética e Integridad de la Investigación (CEI) de la UJI (https://www.uji.es/investigacio/base/etica/informeevaluacionetica/Investigaciohumans/), fueron conocedores de la finalidad del estudio, así como de su consiguiente publicación, mediante la hoja de información y consentimiento informado, y rellenaron el cuestionario de forma totalmente anónima.

[8] Tal y como se recoge en el DPD (2005), -ísimo, -ma, combinado con -ble, da lugar a la terminación -bilísimo (y no -blísimo).

[9] Se incluyen en él adjetivos que desarrollan un superlativo culto, procedente de la raíz latina, y otro popular, derivado del adjetivo patrimonial.

[10] Obsérvese que no hay registro de ejemplos para este grupo en el siglo XXI, por lo que el análisis desarrollado en estas líneas llega solo hasta el siglo XX.

[11] La escasez de ejemplos de fielísimo quizás se pueda explicar por su aceptación normativa reciente, solo recogida en la NGLE (2009), pero todavía ausente en los diccionarios académicos.

[12] De hecho, las obras académicas recogen estos superlativos desde los siglos XVIII y XIX: amiguísimo —diccionarios académicos 1770-1989, DLE, 2014 y DPD, 2005; desde el Esbozo (Real Academia Española, 1973)—, cruelísimo —diccionarios académicos 1780-1869, DLE, 2014 y DPD, 2005; desde el Esbozo (Real Academia Española, 1973)— y friísimo (diccionarios académicos 1803-1992, DLE, 2014 y DPD, 2005; desde la gramática de 1883).

[13] Desde la edición de 1854 de la gramática académica, se recoge esta norma (adjetivos terminados en -ble hacen el superlativo en -bilísimo), y se incluyen ejemplos, como nobilísimo, que se van repitiendo en las siguientes: 1854 (Gómez Asencio, 2001, p. 24); 1870 (Gómez Asencio, 2001, p. 37); Real Academia Española, 1883, p. 49; Real Academia Española, 1911, pp. 40-41; Real Academia Española, 1917, p. 26; Real Academia Española, 1973, p. 196, y NGLE, 2009, p. 525.

[14] Se trata de parejas de superlativos con forma diptongada (la variante popular) frente a lo no diptongada (la variante culta).

[15] La variante popular tiernísimo es la mayoritaria en todas las etapas.

[16] Sus correspondientes formas populares no se recogen en las obras académicas hasta el siglo XX: en la NGLE (2009) —fuertísimo también en el Esbozo (Real Academia Española, 1973)— y en el DPD (2005) y DLE (2014).

[17] Ciertísimo, con apenas 5 registros en los siglos XVI y XVII, se sitúa en los siguientes periodos con más casos que certísimo: 14/8 en el siglo XVIII, 19/2 en el siglo XIX y 6/0 en el siglo XX, datos evidentes de un cambio de preferencia por el uso de la variante popular, y que vienen avalados por su incorporación temprana a las obras académicas: diccionarios 1780-1992, DLE de 2014 y DPD de 2005; en las gramáticas, desde el Esbozo (Real Academia Española, 1973).

[18] Ya el DPD (2005) confirma que buenísimo es una forma mucho más usada que bonísimo, que está cayendo en desuso.

[19] Los datos que aparecen en este gráfico son los promedios obtenidos a partir de las cifras de todos los lexemas de cada grupo. Sin embargo, las frecuencias de cada uno de estos lexemas pueden variar considerablemente entre sí por varios motivos: diferencias muestrales, la idiosincrasia de algunos adjetivos, las preferencias idiolectales, etc. Para evitar que el gráfico se vuelva ilegible, no se representa la evolución de cada lexema, si bien esta queda descrita en los párrafos anteriores.

[20] Recuérdese que se han registrado los cultismos acérrimo, celebérrimo, integérrimo, libérrimo, misérrimo y ubérrimo, pero no sus correspondientes variantes populares, que, por otra parte, son consideradas formas no canónicas.

[21] Pobrísimo, recogido en los diccionarios académicos desde 1780 y en las gramáticas académicas desde 1854, añade tempranamente la marcación de “[usado] con más frecuencia” (a partir de 1870), que se sigue manteniendo hasta la actualidad. Así, la NGLE (2009, p. 527) señala que paupérrimo es menos utilizado que pobrísimo, y en el DPD (2005) se hace referencia a él como preferido aún en el uso culto.

[22] Como ha sido apreciado por uno/a de los/as evaluadores/as externos/as del presente artículo, probablemente en el uso de la forma paupérrimo y de otras similares ha tenido mucho que ver la norma difundida por la escuela, que propiciaría el empleo de las variantes cultas.

[23] Uno/a de los/as evaluadores/as externos/as advierte que sería interesante un análisis según la semántica de la base (adjetivos gradables o no gradables) a la que se suman los superlativos y no solo en relación con la pareja. Se trata de una apreciación muy interesante, que abre nuevas vías de investigación en torno a estos superlativos, pero que, por el momento, exceden el objeto de estudio y los límites del presente artículo.

[24] En aquel estudio se contrastaron datos del corpus de la inmediatez comunicativa con otro corpus que compila tradiciones discursivas formales, y, como cabía esperar, mientras que el primero favorecía las variantes populares, el segundo seleccionaba preferentemente los términos cultos.

[25] Los 10 restantes proceden de países de Hispanoamérica, por lo que su lengua materna es también el español.

[26] Se trata de 45 estudiantes de Historia y Patrimonio, 32 de Humanidades, 12 de Estudios Ingleses y 38 de Maestro en Educación Infantil y Primaria.  La encuesta se ha rellenado por escrito de manera presencial en el aula.

[27] Son 9 estudiantes procedentes de los másteres en Comunicación Intercultural y Enseñanza de Lenguas (CIEL) y en Profesorado de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanza de Idiomas. La encuesta se ha realizado de manera virtual a través de un formulario, dado que muchos de estos alumnos asisten a las clases en modalidad semipresencial y otros estaban realizando las prácticas externas en ese periodo. Se ha seguido el mismo procedimiento que con los informantes que rellenaron la encuesta presencialmente y han mostrado el mismo nivel de compromiso.

[28] Como se puede ver en el Anexo, en estas preguntas se solicita al informante la selección de una de las dos variantes según el grado de preferencia (pregunta 2) o la inserción de la forma de superlativo sintético que emplearía en los huecos de una serie de oraciones extraídas del corpus (pregunta 3). Por último, en la pregunta 5, debe ordenar, de acuerdo con sus preferencias de uso testimoniadas, las formas cultas y populares de los superlativos estudiados: 1 (más utilizada), 2 (menos utilizada) y 0 (nunca utilizada).

[29] Estos resultados proceden de la media aritmética entre los porcentajes de las respuestas a las cuestiones 2 y 5, por una parte, y 3 y 5, por otra. La decisión de unificar estos datos viene motivada por la claridad y síntesis expositivas, dado que se trata de preguntas sobre los mismos superlativos, y que obtienen, de manera separada, cifras muy similares.

[30] Los encuestados han respondido a esta pregunta, en una amplia mayoría, con la variante culta o con la forma analítica muy + adjetivo. Como otras posibles alternativas, han seleccionado el adjetivo en grado positivo, han recurrido a algún sinónimo, se han inventado un posible superlativo (certérrimo, crueldísimo, cruérrimo, noblérrimo y pauperrísimo) o, simplemente, lo han dejado sin rellenar.

[31] Si bien estos datos se habían aglutinado con las preguntas 2 y 3 para el análisis de los juicios de uso, en esta ocasión se ha creído oportuno rescatar, en el caso de los superlativos cultos, los porcentajes de respuestas de “nunca utilizado”, dado que avalan las vacilaciones ya observadas.

 

9. Referencias bibliográficas

 

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Anexo

Encuesta sobre frecuencia de uso de superlativos absolutos cultos y populares

 

Edad: ___ Sexo: _______ Nacionalidad: ___________ Estudios: ________________

 

1) Para expresar el grado máximo del adjetivo, el llamado superlativo absoluto, en español se utilizan diversas construcciones. Entre ellas, muy + adjetivo (muy guapo) o adjetivo + -ísimo/a (guapísimo) o -érrimo/a (celebérrimo). En tu caso, ¿qué crees que utilizas con mayor frecuencia, las primeras o las segundas, esto es: muy guapo / muy célebre o guapísimo / celebérrimo? Marca la casilla correspondiente (solo una casilla).

muy + adjetivo      /      adjetivo + -ísimo/a o -érrimo/a        /   ambas formas por igual

 

2) De las siguientes formas de superlativo, marca con una X aquella que utilices (si utilizas las dos, marca ambas):

buenísimo / bonísimo

cruelísimo / crudelísimo

friísimo / frigidísimo

noblísimo / nobilísimo

pobrísimo / paupérrimo

 

3) En las siguientes oraciones, incluye un superlativo terminado en -ísimo/a (ej. guapísimo, de guapo) o en -érrimo/a (ej. libérrimo, de libre).

Dale un abrazo a Marañón y recibe tú otro muy apretado de tu …………...………………………………. (amigo) Pereda.

(…) siempre hemos sido …………………………………………………… (fiel) vasallos de nuestros reyes.

Todo esto es historia …………………………………………………… (cierta), aunque nadie pueda todavía contarla.

Reina un …………………………………………………………………………….. (fuerte) viento toda la noche.

(…) nunca he estado de acuerdo con que ustedes dejen de publicar sus preciosas y ……………………………………………................... (pulcras) ediciones.

 

4) En las siguientes oraciones, fíjate en los superlativos terminados en -ísimo/a y en -érrimo/a, y da tu opinión sobre si consideras que son correctos o no:

 

Esta, pues, es una cosa ciertísima y de que no se puede dudar.

Es correcto.   No es correcto, yo diría: ___________________________________

 

(…) y por sus cariñosas demostraciones de pésame con motivo de mi reciente cruelísima desgracia de familia.

Es correcto.   No es correcto, yo diría: ___________________________________

 

El viento, además de tan fuerte, es friísimo.

Es correcto.   No es correcto, yo diría: ___________________________________

 

Al día siguiente por la noche hacía un temporal tormentoso con aguacero y aire fuertísimo.

Es correcto.  No es correcto, yo diría: ___________________________________

 

Mucho celebraré que entre tu mamá y la noblísima descendiente de los reyes de Mesía (…).

Es correcto.  No es correcto, yo diría: ___________________________________

 

(…) de niño, he trabajado en mi casa pobrísima, como un hombre.

Es correcto.  No es correcto, yo diría: ___________________________________

 

5) Ordena las siguientes parejas de superlativos de acuerdo con la preferencia de uso que haces de ellos: 1 para el que más utilizas y 2 para el que utilizas menos.  Marca con 0 aquel que no utilices nunca.

__ amiguísimo / __ amicísimo

__ buenísimo / __ bonísimo

__ ciertísimo / __ certísimo

__ cruelísimo / __ crudelísimo

__ fielísimo / __ fidelísimo

__ friísimo / __ frigidísimo

__ fuertísimo / __ fortísimo

__ noblísimo / __ nobilísimo

__ pobrísimo / __ paupérrimo

__ pulcrísimo / __ pulquérrimo

 

Agradecimientos

 

Este artículo se ha realizado gracias al proyecto de investigación “Componentes socioestilísticos, idiolectales y discursivos en la variación y el cambio lingüístico en español: contribuciones desde la sociolingüística histórica (2022-2026)”, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación / Agencia Estatal de Investigación y por FEDER Una manera de hacer Europa (Ref. PID2021-122597NB-I00). Asimismo, expreso mi gratitud, por un lado, a José Luis Blas Arroyo, por sus valiosas sugerencias para la mejora del presente artículo, y, por otro lado, a los evaluadores anónimos, quienes lo han enriquecido con sus comentarios y aportaciones.

 

Nota sobre la autora

 

Mónica Velando Casanova es Profesora Titular en la Universitat Jaume I. Sus líneas de investigación giran en torno a la historia de la lengua española, la normativa del español y la sociolingüística histórica. Sus publicaciones abordan, por una parte, la evolución de la norma morfosintáctica del español a través de las obras académicas y de los corpus textuales de diferentes épocas, y, por otra, el estudio de los fenómenos de variación y cambio en diversas cuestiones gramaticales, tales como los pronombres de relativo, el queísmo y, en los últimos tiempos, el superlativo. Forma parte del grupo de investigación Sociolingüística del departamento de Filología y Culturas Europeas de la Universitat Jaume I.

 

 

 

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