El Guiniguada, 29 (2020), pp. 170-175
Print ISSN: 0213-0610 – eISSN: 2386-3374
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eISSN: 2386-3374
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Recensión crítica/Book Review
Ipui onac / Fábulas de Bizenta Mogel & La fiesta en la habitación de al lado of Mariasun Landa
Reseñado por/Reviewed by
Olga Bezhanova
Southern Illinois University Edwardsville (SIUE), USA
DOI (en Metadatos y en Sumario Revista) Recibido el 12/11/2019 Aceptado el 28/05/2020
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4.0 Internacional License.
TÍTULO DE LA PUBLICACIÓN Ipui onac / Fábulas. Esopo AUTORÍA Bizenta Antonia Mogel Elgezabal / Seve Calleja Pérez FECHA 1804 / 2017
LUGAR DE EDICIÓN Donostia
EDITORIAL, COLECCIÓN, VOLUMEN Bizkaiko Foru Aldundia, 104 IDIOMA, PÁGINAS Euskera y español, 103
AUTORÍA DE LA RECENSIÓN Olga Bezhanova
TÍTULO DE LA PUBLICACIÓN La fiesta en la habitación de al lado
AUTORÍA Mariasun Landa Etxebeste FECHA 2010
LUGAR DE EDICIÓN Donostia
EDITORIAL, COLECCIÓN, VOLUMEN Erein Argitaletxea IDIOMA, PÁGINAS Español, 144
AUTORÍA DE LA RECENSIÓN Olga Bezhanova
Bizenta Antonia Mogel Elgezabal (1782-1854) fue la primera mujer que publicó un libro en euskera y, a la vez, la autora del primer libro perteneciente al género de la literatura infantil en el idioma vasco. Su libro Ipui onac, publicado en 1804, es una traducción de las fábulas de Esopo acompañada por los comentarios de Mogel que refuerzan el importe didáctico de la obra. El éxito que tuvo en la época el libro de Mogel se puede considerar como el punto de partida de la tradición en la literatura vasca de las mujeres creándose un renombre a través de escribir literatura dirigida a los niños. El texto de Ipui onac publicado por la Diputación Foral de Bizkaia en 2017 con la introducción de Seve Calleja les permite a los lectores de hoy ver la versión original del texto en euskera al lado de la traducción del libro al castellano. Ipui onac también contiene una serie de ilustraciones que reproducen unas de las páginas del manuscrito de la obra escrito del puño y letra de Mogel a la vez que le ofrece al público lector unas de las imágenes creadas por el famoso caricaturista francés de la primera mitad del siglo XVIII Jean-Jacques Grandville. Menos acertada resulta la edición editorial de no traducir al castellano la introducción que escribió Mogel para su libro y el prólogo a la obra publicado en 1912 por el ilustre escritor vasco Domingo de Agirre, autor de novelas históricas y costumbristas.
Mariasun Landa Etxebeste (1949) es hoy en día una de las escritoras de Euskadi que más se traducen a otros idiomas. Pocos escritores de Euskadi han alcanzado la proyección internacional que ha tenido Mariasun Landa. Al decir ‘pocos,’ se habla, claro está, en términos muy relativos tratando de una cultura que ha producido escritores de la proyección tan enorme que han tenido Mariasun Landa, Kirmen
Uribe, Ramon Saizarbitoria y Bernardo Atxaga. Tal como Mogel, Landa se conoce más que nada por su literatura infantil y juvenil. En su obra autobiográfica titulada La fiesta en la habitación de al lado que fue escrita en castellano y publicada de la manera simultánea en castellano y en euskera en 2007, Landa ofrece un recuento de las experiencias que sucedieron en 1968-9 y que la formaron como autora de la literatura infantil. Landa siempre quiso ser escritora, pero nunca se imaginó como una autora de libros para los niños. Para cumplir con su sueño de aprender a hablar euskera, Landa empezó a trabajar en una ikastola que ofrecía educación primaria a la creciente población de niños vascos cuyos padres se sintieron con la libertad para educar a sus hijos en euskera tras la muerte del dictador Franco. La escasez de materiales que se podrían usar para este propósito le sugirió a Landa la idea de empezar a crear su propio material docente (Landa, 2009, p. 69). En esto, Landa siguió en las pautas de Mogel quien también ejerció de maestra y escribió sus propios textos para poder usarlos en su labor de una maestra de la enseñanza primaria. En 1982 Landa reunió los textos creados a lo largo de su carrera en la educación primaria y los publicó bajo el título Amets Uhinak.
A la hora de trazar las razones por las que Mariasun Landa se ha dedicado, antes que nada, a escribir obras literarias dirigidas a los niños cabe recordar que la literatura infantil en euskera empieza con Ipui onak publicado en 1804 por Bizenta Mogel, una mujer que a la edad de solo 23 años puso principio a la literatura para los niños escrita en el idioma vasco. Como muchas escritoras vascas, Mogel y Landa han tenido que enfrentar las limitaciones patriarcales que dificultan la expresión artística de la mujer creadora (Olaziregi, 2008-9, p. 380). El uso de la literatura infantil por parte de estas autoras les ha permitido crear un espacio para la escritura femenina dentro de las letras vascas. Muchas cosas han cambiado desde 1804, han surgido muchas escritoras excelentes en Euskadi, pero hasta el momento ninguna de ellas ha alcanzado el renombre internacional que tiene Landa, lo cual nos dice mucho acerca de, por un lado, la importancia del género de la literatura infantil, pero a la vez, la enorme cantidad de trabajo que se queda por hacer si se propone superar la marginación de la producción artística de la mujer creadora.
Mogel y Landa pertenecen al grupo de autoras doblemente marginadas por ser mujeres y, a la vez, por contribuir al género de la literatura infantil. Según señala Amaia Álvarez Uria, “cuando hablamos de literatura infantil y juvenil hablamos, entre otras cosas, de una literatura periférica que no está en el centro de la crítica, no se ve valorada al mismo nivel que la literatura ‘para adultos,’ no recibe el mismo tratamiento de la literatura ‘en mayúsculas’ y que tiene sus propios circuitos” (2008,
p. 24). Al mismo tiempo, el hecho de no considerarse la literatura ‘seria’ o la literatura ‘de verdad’ – el género de la obra infantil y juvenil históricamente ha ofrecido una especie de refugio para las mujeres creadoras que no encuentran acogida en géneros considerados ‘más serios.’ Lo dicho no sólo va con la literatura infantil, puesto que podemos ver que el género de la literatura policíaca o la literatura amorosa están dominados por escritoras mujeres que a menudo escriben obras de altísima calidad literaria a la sombra de los géneros que no se ven como la literatura de verdad.
La época de la Ilustración acarreó importantes transformaciones en la manera en la que las mujeres pudieron participar en la vida pública y la creación artística. En
España la expansión de la visibilidad pública de la mujer – siempre de la clase acomodada, claro está – coincidió con dos corrientes nuevas que podemos atribuir al ensanchamiento de la sensibilidad ilustrada. Una de ellas consiste en el surgimiento de las nuevas instituciones de la sociabilidad y el discurso público mientras que la segunda tiene que ver con los intentos por consolidar la mitología de la identidad nacional (Smith, 2006, p. 3). La necesidad de inculcar en los niños – incluyendo a los de las clases populares – la adhesión al proyecto de la construcción de la identidad nacional resultó en una multitud de iniciativas que tenían que ver con la educación juvenil.
Bizenta Antonia Mogel nace en 1782 en una familia de literatos y educadores, lo cual le ofreció oportunidades muy excepcionales en la sociedad donde menos de 15% de las mujeres sabían leer. En el siglo XVIII y a los principios del siglo XIX, mientras que euskera todavía era, por lo general, el idioma de la comunicación oral de las clases bajas, ya empezaron a surgir las apologías – como, por ejemplo, las de Manuel Larramendi – que ensalzaron los orígenes “puros y antiguos” del idioma (Uribarri Zenekorta, 2011, p. 250). Muchos de los apologistas escribían en castellano, pero ya empezaba a plasmarse una conciencia de la necesidad de crear un corpus de obras escritas en el vasco. El tío de Bizenta, Juan Antonio Mogel, es el autor de Pero Abarka que se considera la primera novela o proto-novela en euskera. Juan Antonio Mogel escribió también varias obras religiosas y, además, tradujo obras de los ilustrados franceses (Harirtschelhar, 2012, p. 131). Bizenta Mogel perdió a su padre siendo aún muy niña y su madre se trasladó, junto a sus hijos, a la casa de Juan Antonio Mogel quien ejercía de sacerdote en Markina, en Bizkaia. Es indudable que el hecho de vivir de una manera cercana junto a su tío le ofreció a Bizenta las oportunidades educativas que muy pocas mujeres disfrutaron a los finales del siglo 18 en España. A la edad muy joven, Mogel aprendió a leer en latín, euskera y castellano y adquirió una base extremadamente vasta en lectura. Al casarse con Eugenio Basozabal, quien, por un toque de suerte, resultó ser propietario de una pequeña imprenta, Bizenta llegó a tener acceso al medio de publicar su libro. Ya casada y a la edad de 23 años, Mogel “tradujo y adecuó 50 fábulas de Esopo, les escribió moralejas rimadas y un pequeño glosario con los nombres de los animales que aparecen en su libro. . . Quería instruir deleitando, siguiendo la influencia neoclásica, y dar ‘buenos cuentos’ con los que disfrutar” (Álvarez Urria, 2008, p. 32). El libro fue titulado Ipui Onac y se publicó en 1804.
En la introducción a Ipui Onac, Mogel “hizo alarde de su capacidad como mujer de acometer tal tarea, por si alguno dudase, pero para refrendarlo no pudo evitar tener que mencionar la responsabilidad de su maestro, su tío José Antonio Moguel” (Ardanaz-Iñarga, 2016, pp. 14-5). Según señala Olaziregi, Mogel “no asumió el destino que vaticinaban para la mujer algunos ilustrados de la época… y pudo incorporar, aunque tímidamente, la voz de las mujeres a un panorama dominado, mitos del matriarcalismo vasco aparte, por hombres” (2008-9, p. 357, n. 1). Ipui Onac todavía privilegia la voz masculina, puesto que Mogel se ve obligada a refugiarse detrás del renombre literario de Esopo e introducir sus propias ideas entre costuras del texto del fabulista de la antigüedad griega. Como ha señalado Cervera, “reconocemos la existencia de materiales hoy día integrados en lo que llamamos literatura infantil. Muchos de ellos constituyen la expresión de mitos, leyendas y relatos que se
remontan a siglos muy lejanos, incluso a los orígenes mismos de la literatura. Pero esta materia cobra identidad plena como literatura infantil al ser aceptada como tal o al ser sometida al tratamiento adecuado para que el niño sea su receptor natural, lo que puede suceder varios siglos después de su aparición” (1991). Es precisamente lo que hizo Mogel, adaptando los relatos de la antigüedad a las necesidades del momento histórico en que vivía. Ipui Onac gozó de un gran éxito en su época y volvió a publicarse en varias ocasiones. Mogel siguió escribiendo y, lo que es más importante aún, publicando sus libros y se hizo famosa, además por sus bertso-paperak navideños.
A la hora de hablar de la literatura en euskera tenemos que recordar que “se trata, en definitiva, de una literatura condicionada por los altibajos de la lengua que la sostiene, una literatura que hasta el último tercio del siglo XX no contó con un sistema literario consolidado” (Olaziregi, 2008-9, p. 357). Hubo que esperar hasta las últimas décadas del siglo XX para ver una explosión en la literatura infantil en euskera. El año 1980 representa el punto de inflexión para el género con más de 300 obras publicadas, lo cual representa un aumento enorme en contraste con los años anteriores en que sólo se publicaban un par de docenas de obras por año y de allí el número siguió creciendo (Etxaniz Erle, 2012, pp. 299-300). Pero lo que resulta aún más crucial es, como dice Xabier Etxaniz Erle, que la literatura infantil deja de ser altamente experimental y se orienta hacia los lectores más que hacia los escritores o críticos literarios (2012, p. 300). Mariasun Landa pertenece plenamente y, como bien sabemos, llega a liderar esa ola de la literatura juvenil en euskera.
Los personajes de los libros infantiles de Landa “son transgresores, rompen las limitaciones impuestas por los roles y al mismo tiempo crean nuevos modelos” (Álvarez Urria 34). En uno de sus libros más leídos (y traducidos), La pulga Rusika (Errusika en euskera), una pulguita adopta el nombre artístico ‘Errusika Arkakusoba’ y desafía las opiniones de los que creen que una pulga no puede hacerse bailarina: “Utz iezadazu nire bokazioari aukera ematen! Artista izan nahi dut” (“¡Déjame elegir mi propia carrera! Quiero ser artista”) le dice la pulguita al perro Karuso que intenta poner obstáculos a sus sueños artísticos (1996, p. 17). Tras un sinnúmero de experiencias, la pulguita se da cuenta que el camino hasta cumplir sus sueños importa tanto o más que el sueño mismo.
Euskera es, para Landa, lo que Olaziregi llama “lengua ganada” (2008-9, p. 360). La escritora tuvo que tomar la decisión consciente de aprender el idioma a la edad adulta y dedicarse, durante la gran parte de su carrera literaria, a escribir exclusivamente en euskera. Como ha señalado Linda White, al decidirse a publicar obra literaria en el idioma vasco, la mujer escritora se declara implícitamente una contribuyente a la cultura nacionalista vasca que ha sido dominada por una visión anti-feminista de la posición de la mujer en la sociedad (cit. en Mintegi, 2005, p. 62). El estudio de todo lo que han aportado las escritoras como Mogel y Landa al desarrollo de la literatura en euskera nos permite cuestionar las muchas maneras en las que las mujeres creadoras se marginalizan a base de su género y el género literario al que contribuyen. Los dos libros reseñados aquí son textos imprescindibles para el estudio de la producción literaria de escritoras vascas porque nos ayudan a trazar la manera en que dos de las
autoras vascas más conocidas han enriquecido el género de la literatura infantil con su gran talento literario.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Álvarez Urria, Amaia (2008). Un paseo por la literatura infantil y juvenil vasca
escrita por mujeres. III Congreso Ibérico de Literatura Infantil y Juvenil. 23-
38. Recuperado de https://docplayer.es/79503535-Un-paseo-por-la-literatura- infantil-y-juvenil-vasca-escrita-por-mujeres.html
Ardanaz-Iñarga, Naiara (2016). La mujer y la transmisión de las ideas en la
Antigua Vasconia a través de la literatura tradicional. En Mónica Valderrama y Carmen Gaona (Coords.), Libro de Actas del Congreso CUICIID (13-31). October 2-27, 2016.
Cervera, J. (1991). Teoría de la literatura infantil. Bilbo: Ediciones Mensajero, Universidad de Deusto.
Etxaniz Erle, Xabier (2012). Basque Children’s and Young People’s Literature.
En Mari Jose Olaziregi (Ed.), Basque Literary History (pp. 291-310). Reno: U of Nevada.
Haritschelhar, Jean (2012). The Eighteenth and Nineteenth Centuries: Bridge
across Borders. En Mari Jose Olaziregi (Ed.), Basque Literary History (pp. 109-33). Reno: U of Nevada.
Landa, Mariasun (2010). La fiesta en la habitación de al lado. Donostia: Erein Argitaletxea.
Landa, Mariasun (1996). The Dancing Flea. Reno: U of Nevada.
Landa, Mariasun (2009). Identity, Language, Creation (An Autobiographical
Vision). En Mari Jose Olaziregi (Ed.), Writers In Between Languages: Minority Literatures in the Global Scene (pp. 65-74). Reno: U of Nevada.
Mintegi, Laura (2005). Nerea and I. Trad. Linda White. New York: Peter Lang.
Olaziregi, Mari Jose (2008-9). Literatura vasca e identidad nacional. Revista de lenguas y literaturas catalana, gallega y vasca, 14, 355-69.
Smith, Theresa Ann (2006). The Emerging Female Citizen: Gender and Enlightenment in Spain. Berkeley: U of California P.
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Translation in the Basque Country. En Dimitris Asimakoulas and Margaret Rogers (Eds.), Translation and Opposition (pp. 247-64). Bristol: Multilingual Matters.
Southern Illinois University Edwardsville (SIUE), USA