El Guiniguada, 29 (2020), pp. 08-17
Print ISSN: 0213-0610 – eISSN: 2386-3374
Servicio de Publicaciones y Difusión Científica Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
Campus Universitario de Tafira, 35017 Las Palmas de Gran Canaria, Spain
(Revista de investigaciones y experiencias en Ciencias de la Educación)
eISSN: 2386-3374
Women, Literary education and Interculturality
DOI (en Metadatos y en Sumario Revista) Recibido el 30/05/20
Aceptado el 29/06/20
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Universitat de València
RESUMEN
La educación literaria reside en la enseñanza y el aprendizaje de las habilidades y destrezas necesarias para leer de forma competente los textos literarios y aporta el protagonismo del valor educativo de la literatura porque se centra en las competencias que le son propias. Desde una mirada actual y universal esta debe asumir el reto de abordar en el aula una serie de decisiones desde una perspectiva respetuosa, inclusiva y transformadora. La educación intercultural y plurilingüe constituye un elemento básico que favorece la convivencia cultural y tolerancia, tan necesarias en sociedad. Y en este marco complejo de relaciones literarias y multiculturales dentro del contexto educativo, las mujeres creadoras reivindican su presencia después de tantos años de invisibilidad no aceptada. El trabajo que aquí se presenta recoge buena muestra de ello.
PALABRAS CLAVE
EDUCACIÓN LITERARIA, EDUCACIÓN INTERCULTURAL, GÉNERO, EDUCACIÓN SECUNDARIA, EDUCACIÓN SUPERIOR
ABSTRACT
Literary education lies in teaching and learning of the abilities and skills needed to competently read literary texts, and enhances the educational value of literature because it focuses on its own specific competences. From a contemporary and universal perspective, it must take on the challenge of addressing a series of decisions in the classroom from a respectful, inclusive and transformative point of view. Intercultural and multilingual education stands as a basic element that favors cultural coexistence and tolerance. And in this complex framework of literary and multicultural relationships within the educational context, women creators claim their presence after so many years of unacceptable invisibility. This article includes ample evidence of their work.
KEYWORDS
LITERARY EDUCATION, INTERCULTURAL EDUCATION, GENRE, PRIMARY EDUCATION, SECONDARY EDUCATION, UNIVERSITY EDUCATION
INTRODUCCIÓN
Las mujeres llevan siglos invisibles en distintos ámbitos y según qué escenarios. Determinadas comunidades étnicas -la negra, la indígena...-, opciones sexuales -gay, lésbica, queer…-, estratos sociales, población migrante o desplazada, etc. incluso también singularidades que las han acompañado y todavía las acompañan.
Una educación verdaderamente democrática y acorde con el siglo XXI debe asumir el reto de abordar una serie de decisiones desde una perspectiva respetuosa, inclusiva y transformadora. La educación, y la literaria en particular, ha de entenderse como el instrumento que vela por el efectivo desarrollo competencial y personal del alumno para que pueda desenvolverse de manera óptima en un mundo diverso y cambiante.
La vertebración de los contenidos literarios debe situar al receptor en el centro de la selección de los mismos y superar el omnipresente eje diacrónico en la formación literaria del alumnado. Para ello, la pedagogía intercultural debe ser una realidad latente en el seno de cualquier nivel educativo, ya que a través de esta herramienta se persigue la erradicación de la segregación, el afecto hacia la heterogeneidad, la valoración de la democracia y el diálogo, la importancia de asumir responsabilidades sociales, etc., (García Tudela, 2018). La actuación docente tiene que tener en cuenta la necesaria perspectiva intercultural, aprender y conocer todas las culturas presentes en el aula y adoptar esta actitud intercultural que consiste en cuestionarse y reflexionar sobre el propio entorno, abandonando el etnocentrismo, valorar de manera positiva la diversidad y el respeto y la apertura hacia el otro alejándonos de la homogeneización del alumnado.
El fenómeno de la diversidad cultural y geográfica que define nuestras aulas, que permite el encuentro de personas con experiencias, necesidades y perspectivas muy distintas, resulta de gran ayuda para el reconocimiento de una identidad social múltiple. Más que como una anomalía, lo diverso representa un estímulo en la construcción colectiva de los fundamentos morales para la convivencia. Y en este sentido, la literatura tiene mucho que decir (Linares, 2016). En la literatura catalana, por ejemplo, se ha producido un fenómeno literario ligado a los movimientos migratorios y a las mujeres. Recientemente, Castellano (2018) desgrana la obra de cuatro escritoras catalanas de origen inmigrante (Agnès Agboton, Asha Miró, Laia Karrouch y Najat El Hachmi –esta última comentada en uno de los estudios de la sección monográfica) que, mediante sus escritos autobiográficos, amplían el significado de la identidad catalana en el siglo XXI. Se trata de unas novelas que comparten raíces con la literatura postcolonial y que hablan de espacios fronterizos y procesos de hibridación. A través de las cuatro autoras entramos en los procesos de construcción de la identidad desde un punto de vista femenino, transnacional y multicultural.
En el ámbito de la enseñanza de las lenguas, la interculturalidad se materializa en un enfoque cultural que promueve el interés por entender al otro en su lengua y su cultura. Al mismo tiempo concede a cada parte implicada la facultad de aprender a pensar de nuevo y contribuir con su aportación particular. Una adecuada educación intercultural no solo ha de tratarse de manera aislada en una determinada área, sino
que se puede fomentar en el alumnado un óptimo desarrollo de competencias transversales interculturales como la adecuada convivencia plural, el diálogo, el trabajo cooperativo, el conocimiento del otro, la solidaridad, etc. (Devís, 2013 y Devís y Garcia-Raffi, 2020).
Además de la educación intercultural y literaria, nuestra educación tiene el reto del “género” porque todavía el modelo de nuestras escuelas no contradice el modelo social en que los esquemas de comportamiento continúan siendo demasiado androcéntricos. A medida que evoluciona la sociedad, estos modelos cambiarán. Se ha dicho que el siglo XX ha sido “el siglo del feminismo”, y es cierto que gran parte de las reformas sociales y legales en favor de los derechos de las mujeres se han conseguido, en muchos países, en estas décadas. El principal cometido político del feminismo es cambiar un imaginario colectivo, entrecruzado por discursos de la naturaleza más variada que construyen categorías –como el género– y les atribuyen una serie de marcas que, a base de extenderse, camuflarse, repetirse y perpetuarse acaban conformando la realidad.
En la literatura occidental Virginia Woolf (1882-1941) y Simone de Beauvoir (1908- 1986) supusieron la ruptura del discurso intelectual hegemónico con A Room of One’s Own (1929) y Le Deuxième Sexe (1949) respectivamente y se convirtieron en faros de la crítica literaria feminista. Un movimiento que plantea la liberación de modelos de comportamiento pautados según el género, surgidos en épocas remotas, cuando las sociedades tenían necesidades muy diferentes de las actuales y crearon una división sexual del trabajo para tratar de sobrevivir. Hoy estos modelos, los géneros, y la jerarquía que comportan como el androcentrismo no hacen más que molestar, e irlos arrinconando es una liberación para todo el mundo, dado que nos permite desarrollar nuestras capacidades sin trabas. Avanzar por este camino es lo más importante, porque nos hace más libres y también más iguales. Volver hacia atrás, como plantea algún discurso político ultraconservador, solo serviría para perjudicar a nuestra sociedad.
La literatura escrita por mujeres ha tenido históricamente dificultades para acceder a los circuitos de difusión y de edición, lo cual nos obligaba a cuestionar la historia de la literatura que habíamos aprendido. Una tradición que, en buena parte, ha ocultado la obra de miles de mujeres. La historia literaria se ha basado tradicionalmente en una correlación entre espacio geográfico y literatura nacional. En la literatura catalana y española -en la sección monográfica leemos sobre las Sinsombrero situada en la Generación del 27- existe una prolífica obra literaria de mujeres de las primeras décadas del siglo XX. Víctor Català, pseudónimo literario de Caterina Albert (1869- 1966), es tan solo un ejemplo de la relevancia de estos casos antes de que estallara la Guerra Civil. Son voces que rompen tabúes: hablan de maltratos, de violaciones, del aborto, del derecho al divorcio, de explotación laboral, de relaciones sexuales fuera del matrimonio, defienden el pacifismo desde las trincheras de la guerra y cuestionan la maternidad. Son modernas, pero algunas desaparecieron en la oscuridad del franquismo. Desde los años setenta del siglo pasado se constata la necesidad de recuperar escritoras silenciadas por la historia y consolidar una representación plural de género (Pastor, 2016). Cómo no recordar a Fray Luis de León cuando escribía:
“Porque así como la naturaleza […] hizo a las mujeres para que, encerradas, guardasen la casa, así las obligó a que cerrasen la boca”.
Sabemos, así nos lo ha explicado López Navajas (2014), que las mujeres han sido las grandes ausentes de la cultura que transmite el sistema educativo. Son casi invisibles en los contenidos de los currículums que van conformando un modelo cultural que perdura en la memoria colectiva. En los manuales de ESO y Bachillerato no llegan a un 10% en proporción a sus homólogos masculinos. Si nos centramos en la literatura, el caso es todavía más evidente. La mayoría de los libros de lectura obligatoria son de autores masculinos. Y sabemos que en el caso de la literatura es especialmente importante porque la palabra y los textos son creadores de pensamiento y saber y, por tanto, cumplen un papel determinante en la creación de referentes culturales. (López y López-Navajas, 2012).
Esta ausencia del modelo femenino en los textos puede provocar una lógica ignorancia en el alumnado. Tal vez piensan que si no aparecen referentes femeninos es porque no han existido ni científicas, ni médicos, ni escritoras ni heroínas y esto es, cuando menos, irreal. Cómo no recordar aquí la obra de Mary Shelley -estudiada también en la sección monográfica- que publicó de forma anónima Frankestein, or, The Modern Prometeus (1818) y que padeció la “teoría” de que su libro lo había escrito Percy Shelley, su marido (Russ, 2018). Es labor de los docentes aportar la información suficiente para sacar a la luz a estas mujeres, históricas en muchos casos. En consecuencia, un buen comienzo requiere enfocar las clases desde otro punto de vista, donde realmente se promueva una presencia igualitaria de mujeres y hombres, ya no solo en las lecturas obligatorias, sino en los libros de texto. Y ello solo será posible con la contribución de todos. Sería nuestra mirada violeta a la historia de la literatura.
EL CANON EN CONSTRUCCIÓN
En cualquier sociedad, el ciudadano medio incorpora a su cultura general un conjunto de referentes literarios; aunque puede ser que no los haya leído, suele tener cuando menos conciencia de que son los que tendría que conocer. Los cánones, además, toman forma en un diálogo ideal entre lectores cualificados y son el poso intangible que las lecturas van dejando generación tras generación de lectores. Y difícilmente obedecen a un dictado personal; más bien son fruto de la sedimentación y de un consenso silencioso. Por último, poseen una apariencia inmutable a pesar de que están sometidos a revisión y ampliación continuas.
En este sentido, sabemos que el canon estimula la participación receptiva, orienta la apreciación de calidades estéticas y el conocimiento de convencionalismos del código literario, consolida los componentes de la competencia literaria y estimula, también, la creatividad expresiva, así como desarrolla las capacidades y habilidades receptoras. El canon de formación inicial perfila de manera decisiva la formación básica de un lector competente y contribuye eficazmente a la integración del lector en la sociedad a que
pertenece (De Vicente Yagüe, 2015). Y en este canon, mutable, de relectura permanente, las creadoras se han ganado sobradamente su presencia.
De hecho, modificación evolutiva del canon es síntoma de renovación. Para conseguir tal fin es necesario arrinconar la mirada patriarcal y androcéntrica que nos ha gobernado durante siglos estableciendo qué es o no es importante. Otro ejemplo que demuestra cómo históricamente se ha banalizado la creación literaria femenina por considerarse de inferior categoría es el conocido cambio que se produjo en la recepción crítica de Cumbres borrascosas firmada en la primera edición por un tal Ellis Bell y a partir de la segunda Emily Brontë, el nombre real de la autora.
Es evidente que la opción que minimiza el descrédito de todo lo manifestado desde la experiencia femenina ha de basarse en el reconocimiento y la incorporación de las obras y sus creadoras a lo largo de los siglos. Por ella abogan, desde sus inicios, los estudios literarios de género tratando de dar visibilidad y valor a las escritoras silenciadas por la historia y la crítica literaria. Se han logrado importantes avances en este terreno con la organización de actos reivindicativos, la edición de obras inéditas, la incorporación de los nombres femeninos en antologías y currículums académicos, junto a la publicación de estudios que reinterpretan las obras de diferentes autores bajo la óptica del género. No obstante, este esfuerzo todavía resulta necesario.
Hay que despertar el deseo de conocer mejor a las creadoras y de homenajearlas como se merecen. En estos tiempos las mujeres son las que más leen, lo dicen continuamente los datos de las bibliotecas, librerías, editores, etc. También intuimos que escriben mucho. Son mayoría en el sector editorial y cada vez son más visibles como autoras cuyo volumen de ventas es equiparable al de los autores. Pero todavía ganan menos premios que los hombres. Un hecho que se reproduce desde hace décadas en el mundo de la literatura y que explica que solo alrededor de un 15% de los premios literarios -nacionales o internacionales- otorgados durante los últimos 50 años han sido para escritoras.
En definitiva, necesitamos urgentemente que desde la perspectiva de género se cale en los discursos para que la igualdad sea real y efectiva dentro de una vida junto a una mirada también intercultural. Asumir este objetivo de la mejor manera es la piedra angular sobre la que se articula la sección monográfica del presente volumen 29 de El Guiniguada que lleva por título Mujeres, Educación literaria e Interculturalidad, pues pone el foco precisamente en las mujeres creadoras entrelazándolas desde los ejes diacrónico y sincrónico.
MUJERES, EDUCACIÓN LITERARIA E INTERCULTURALIDAD
Este monográfico refleja la verdadera eclosión de investigaciones y reflexiones teóricas que se han producido estas últimas décadas en torno a la dimensión sociocultural e ideológica de la identidad, del género y la interculturalidad. Unas investigaciones que han trasformado los conceptos tradicionales e inamovibles para siempre. Sin embargo, tenemos la dificultad de analizar, nombrar y definir una práctica artística femenina que radica en observar la creatividad y la productividad de
las mujeres sin por ello caer en trampas esencialistas. Hay que analizar los textos de mujeres en relación con los discursos socioculturales y una política de género inscritos en ellos dentro de las culturas concretas.
La perspectiva de la escritura de mujer en el actual panorama académico y científico muestra un avance imprescindible en la autoconciencia y expresión. Un avance menor del que cabría esperar a estas alturas. Ello se debe en parte a la falta de una tradición. La historia de la ciencia, de la filosofía, la del arte y la de la literatura, no incluía prácticamente ninguna mujer -aunque siempre han estado presentes en estos ámbitos-. El siglo XX acogió una revolución que afectó al rol de la mujer en la sociedad occidental. La calidad y variedad de las autoras de nuestras literaturas más próximas demuestra este fenómeno y esta producción; al mismo tiempo, las trasformaciones sociales recogen la autoconciencia femenina y han sido muchas las que han destacado por aportaciones de toda clase en el saber y la creación. Las epistemologías feministas, entendidas como nuevas maneras de conocer el mundo, han contribuido decisivamente a cambiar la realidad, así como la manera de percibirla y explicarla, frecuentemente poniendo en duda todo lo que parecía natural e inmutable.
En todos los trabajos que componen la sección monográfica de este volumen subyace la necesidad de establecer medidas de coeducación dentro de las aulas, de igualdad, de análisis de su entorno en cuanto a las políticas de género. Sabemos que en la educación está la clave de muchas de las transformaciones sociales que necesitamos. Y los textos que presentamos en nuestras aulas podrían ser agrupados en dos grandes bloques que se intercomunican y complementan.
En el primero, recursos, estrategias en la educación literaria y de género: el uso de la escritura creativa para la creación de un héroe o heroína que sirva para acercarse al discurso de género, el club de lectura con tres novelas que acerquen al alumnado hacia una construcción crítica de las identidades genéricas; la visita universitaria de una exposición sobre literatura y ciencia a través de la figura de Mary Shelley. En un segundo bloque nos centramos en el análisis, en la investigación de textos más allá de la implementación del aula: se analizan materiales, pieza básica en la metodología e investigación docente, más cuando el libro de texto es la vía de entrada mayoritaria de los conocimientos; se estudia el papel de la mujer en la literatura popular –necesaria en la competencia intercultural en el aula– de Haití y la República Dominicana; se desgrana la novela juvenil de autoría femenina catalana más actual junto a un grupo de creadoras situadas en la órbita de la generación del 27 española conocidas como las sinsombrero.
Ciñéndonos al orden de presentación, inicia esta sección monográfica la propuesta que lleva por título Inventando la Heroína de las Mil Caras, de la investigadora Catalina Millán Scheiding (Berklee College of Music). En ella se indaga la competencia intercultural a partir del carácter intertextual de los rasgos de género que se observan tanto en narratología como videojuegos, cómics, juegos de mesa, etc. La autora elabora una propuesta didáctica cuyo foco es la incorporación de un discurso abierto en el espacio del aula, esto es, el uso de la escritura creativa como una forma de acercarse al discurso de género, pero en sentido inverso al recorrido habitual: desde las expectativas de los participantes se incorporan ejemplos literarios y modelos
conocidos e incluso posibilidades audiovisuales. En definitiva, el alumnado trabaja sobre su propia creación literaria para definir sus expectativas retóricas y los conflictos hegemónicos que se presentan en las historias de fantasía y ficción de su contexto social e ideológico. Esta dinámica es una excelente oportunidad para generar un espacio contrastivo y constructivo, a la vez que facilita un acercamiento a la crítica literaria.
Con el título Construcción de identidades genéricas desde la educación literaria en el último curso de Secundaria, los investigadores Patricia Martínez León, Josep Ballester Roca y Noelia Ibarra Rius de la Universitat de València desgranan el proceso de una construcción identitaria crítica en el marco de la educación literaria y la adolescencia. A partir de una cuidada selección de títulos se dispone un club de lectura que, junto con el pase de dos cuestionarios -pre y post-, permiten valorar el resultado obtenido en torno a cuestiones vinculadas con el desarrollo de modelos de género y conductas afectivo-sexuales libres y reflexivas, como, por ejemplo, el reconocimiento de la feminidad, la masculinidad, el amor y la sexualidad como referentes socioculturales, así como el establecimiento de relaciones igualitarias donde el éxito y el poder pueden ser asumidos con independencia del género.
Por su parte, Las escritoras y sus obras en los manuales de italiano como lengua extranjera de Simona Frabotta (Universidad de Málaga) traza una investigación cualitativa, focalizada en la selección de lenguajes literarios que presentan los manuales más actuales de italiano como lengua extranjera, con el objetivo de delimitar la visibilidad del conjunto de escritoras italianas. La autora, consciente de su escasa presencia en los manuales de historia de la literatura, premios literarios y antologías, traslada dicha inquietud a la oferta de recursos y materiales que algunas editoriales brindan a los estudiantes extranjeros. Para ello establece como parámetros del análisis la presencia de nombres propios, imágenes, obras o fragmentos de escritoras y los compara con los valores generales. El desequilibrio es abrumador. Se concluye que se proporciona un producto con evidente sesgo de género, incapaz de vehicular valores culturales y sociales propios del panorama literario italiano, a la vez que alejado del uso lingüístico-literario auténtico.
Con el título La función social de la mujer en la literatura popular: un estudio de caso, Anna Maria Devís Arbona (Universitat de València) nos presenta un trabajo dedicado al desarrollo de la competencia intercultural. A través de los personajes femeninos evocados en los cuentos populares de distintos lugares de Haití y República Dominicana, se incide en los referentes comunes que pueden establecerse entre distintas culturas y épocas. Se parte de la premisa del imaginario colectivo que franquea el espacio y el tiempo favoreciendo así el diálogo intercultural en las aulas de primaria y secundaria. La amplia proyección didáctica de esta reflexión se explica por la presencia en las manifestaciones de literatura popular de elementos comunes entre los cuales se incluyen el reconocimiento de símbolos, mitos y estereotipos.
El investigador Moisés Selfa Sastre (Universitat de Lleida) con La novela juvenil de autoría femenina en la literatura catalana del siglo XXI se propone demostrar no solo la excelente salud y vitalidad de la novela juvenil catalana, sino también la de sus creadoras. Para ello presenta un estudio pormenorizado de la nómina de mujeres que
han hecho y todavía hacen de la literatura para jóvenes un medio de expresión de inestimable valor. Las claves para formar parte de dicha selección son las siguientes: novelistas nacidas a partir del último tercio del siglo pasado o en el actual, cuya producción y publicación se sitúe, de manera mayoritaria, en el panorama literario más actual. En cuanto a los temas abordados en dichas obras, se destaca la apuesta por la novela juvenil de marcado carácter realista, relatos en los que aparece en su máxima expresión el amor, la emigración, los conflictos bélicos y la injusticia social. También se señala que es posible encontrar novela de fantasía y de ciencia ficción, aunque en menor número que las anteriores.
Visitando a Mary Shelley. Diálogos didácticos entre ciencia y literatura presentada por Antonio Martín Ezpeleta y Yolanda Echegoyen Sanz de la Universitat de València es la penúltima aportación de esta sección. En ella se aborda la orientación metodológica del aprendizaje basado en problemas y fenómenos trascendentes e interdisciplinares que, a su vez, articula el desarrollo de un proyecto de innovación dirigido a maestros en formación. Frankenstein y su creadora son los pilares sobre los que descansa esta propuesta didáctica tan peculiar y su principal objetivo consiste en el desarrollo de estrategias de mediación cultural a través del diseño de materiales didácticos para niñas y niños. Los autores demuestran cómo es posible reunir en las diferentes tareas que la integran aspectos imbricados en las ciencias y la literatura, así como el éxito alcanzado tras los resultados y la evaluación de los estudiantes que la llevaron a cabo.
Cierran esta sección monográfica las investigadoras de la Universidad de Cádiz Ester Trigo Ibáñez y Carmen Romero Claudio con Las Sinsombrero o cómo leer y comprender el mundo a través de la obra de un grupo de creadoras olvidadas. En consonancia con los trabajos que vienen apostando por una renovación metodológica en la enseñanza de la literatura, las autoras han diseñado un viaje literario a la Generación del 27 desde la voz de un grupo de mujeres desconocidas para su época. La original propuesta se concreta en una selección de textos adecuados a los intereses de los adolescentes, estudiantes del último curso de Educación Secundaria Obligatoria, que trazan caminos de ida y vuelta con la literatura en su amplio sentido, superando cualquier visión reduccionista del hecho literario. Con el final del trayecto se persigue conseguir lectores que continúen leyendo y que se sigan formando a través de su libre actividad lectora y a lo largo de toda su trayectoria vital.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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